La incultura, el desconocimiento sobre un libro tan fundamental no ya para los cristianos, sino para toda la cultura occidental, es descorazonador.
Acabo de evaluar a unos estudiantes para optar a un programa europeo; incluía unas pruebas de idioma que confirmasen la capacidad del candidato para comprender alemán. Les leí en alemán el texto de Mateo, bien conocido, en el que Jesús anuncia la negación de Pedro y les dice a sus discípulos que les verá, después de resucitar, en Galilea. Los estudiantes tenían que describir lo que acababan de escuchar.
Era una prueba fácil porque, con sólo captar algunas palabras, si conocían el episodio les sería fácil completar todo el relato. Un estudiante respondió:
“Aunque no he entendido muy bien a qué se refería el texto, he captado algunas cosas”. Y prosiguió: “El texto nos habla sobre épocas pasadas más tirando a Edad Media, donde el protagonista es Galileo y donde él explica sus proyectos, de cómo pudo llegar a esas maravillas”.
Maravillado quedo.
En la consulta un paciente con formación universitaria comenta su decepción con la política y, cuando le indico que los políticos sencillamente son representativos de lo que hay en la sociedad, reconoce que nadie es bueno:
–Ninguno es como aquella mujer samaritana que ayudó al que habían dejado herido en el camino.
Heridas me quedan las meninges.
Sigue la conversación y confiesa que todos se quejan de los demás, y no de los errores propios:
–Es como aquel refrán de la paja en el ojo ajeno.
Bendito refranero.
La ignorancia general sobre la Biblia es hiriente. La incultura, el desconocimiento sobre un libro tan fundamental no ya para los cristianos, sino para toda la cultura occidental, es descorazonador. La Iglesia Católica no sabe el daño que ha hecho ocultando la Biblia por siglos a la población general, metiéndola en un estuche de religiosidad inaccesible.
Los descendientes de la Reforma tenemos que recuperar el valor de la Biblia, no ya para nosotros, sino para una sociedad europea que ignora sus fundamentos. Empecemos por nuestros hijos: ¿Cuál es la cultura bíblica de nuestros jóvenes? ¿Cuánto leen la Palabra?
En un animado debate de estudiantes evangélicos, me gustó que uno de ellos inició su argumentación diciendo: “Como dice la Escritura…”. Esperanzador, sí señor. Y concretó:
–Como dice el evangelio de Juan, “a donde fueres, haz lo que vieres”.
¡Señor! ¿Qué están viendo en nosotros? ¿Qué les estamos enseñando? ¿Cuál es el lugar de la Biblia en nuestros púlpitos? ¿Y cuál es su lugar durante la semana? Sin la Palabra, no somos nada: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”1.
1Jn 6.68
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
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Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
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José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
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Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
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