¡Ebenezer!

Desde el lindero que un año demarca,

Ebenezer!!

Canta en un salmo de ardiente alabanza,

Tu pueblo fiel.

Mira los días que raudos volaron

Y en ellos ve;

Huella indeleble de Tu amor y canta:

Ebenezer!!

Hubo descanso en Elím venturoso,

Ebenezer!!

Dio nuestra Roca sus limpios cristales,

Su dulce miel.

Cada mañana tus cielos colmaron

Nuestro Gomer,

De pan de vida y así brota el Salmo

Ebenezer!!

Cuánta flaqueza y temores vencidos!!

Ebenezer!!

Cuánto enemigo cruel derrotado

Por tu poder!!

Fija en tu Ungido está la mirada,

Hallando en Él

Luz y perdón, fortaleza y victoria;

Ebenezer!!

……………………………………………..

EBENEZER!! EBENEZER!!

TÚ CON NOSOTROS Y EL SALMO RESUENA

EBENEZER!!.

Mariano San León.

Cada año, cuando me encuentro en estas fechas, viene ineludiblemente a mi alma plagado de los más bellos recuerdos, este precioso himno escrito por uno de los poetas con mas sensibilidad que he conocido jamás, Mariano San León.

Cómo cantaría Rocío Dúrcal… ”Cómo han pasado los años….. Cómo ha pasado la vida..” Si!!, es cierto!!.... Estoy en esa especie de edad privilegiada en la que ya comienzo a tener muchísimos recuerdos las más de las veces dulces. Pero en la que todavía tengo muchos sueños por cumplir, muchos anhelos por consumar, muchas ideas por realizar y muchos deseos por lograr.

Pero cuando llegan estas fechas… ¡Lo siento! Tengo recuerdos sobre recuerdos… Recuerdos sobre recuerdos…

Cuando era una niña, siempre estaban muy cerca los míticos cultos de la iglesia en Marín… Aquellos preciosos cultos de Fin de año… El de la cascarilla con aquella barrita blanda y blanquita de pan fresco y cascarilla de café muy calentita; cuando el frío afuera, era inmenso.

El culto de reportajes, aquella inolvidable plataforma llena de siervos de Dios que venían a dar sus informes… El culto de la noche, primero alguien predicaba y luego todos nos poníamos a recibir el año en oración.

Se cuenta la historia de una mujer que, en el culto de la noche, estaba muy cansada, trabajaba en la lonja y había madrugado mucho. Se quedó dormida y, en aquella vieja costumbre de que todos los barcos de aquel entrañable y precioso puerto de mar tocaban la sirena al dar las doce de la madrugada… Aquella mujer despertó de repente y salió corriendo por la mitad de la capilla gritando… El Señor viene!!... El Señor viene!!. Parece gracioso, yo no lo vi, pero todos los años me acuerdo de eso y mi alma se conmueve y mi entrañas se encogen. Cuando no se iba a Marín, en todas las iglesias de mi amada Galicia, se celebraba un culto especial de Fin de año. Eran tiempos en los que el nivel socio, económico, cultural de las iglesias evangélicas era bastante bajo, a las doce de la madrugada no había “trolebuses” y mucha gente que vivía lejos de la capilla, tenía que desplazarse caminando con tres o cuatro hijos en la más gélida de las noches… No importaba!!!.... Todavía están frescos en mi memoria aquellos preciosos recuerdos de aquellos benditos cultos. Todos los ansiábamos con mucha fuerza, eran muy especiales. Llegábamos muertos de frío y… Ni el abrigo nos quitábamos. Comenzábamos a cantar, a compartir experiencias de lo que había sido el año para cada uno y luego había un tiempo precioso de oración. Mientras estábamos orando con profunda reverencia y agradecimiento al Señor, sonaban las doce campanadas en el Ayuntamiento, en mi Coruña, en la mítica y preciosa plaza de María Pita.

Todavía recuerdo las lágrimas por miles de motivos en los ojos de muchos hermanos. Luego, todos sin excepción, nos abrazábamos, nos besábamos, nos decíamos cuanto nos queríamos y… Cada quien regresaba a su casa.. La mesa había quedado preparada, pero nadie se moría, nadie!!...y nos poníamos a cenar más contentos que unas castañuelas, en familia, en amor, en bendición de nuestro Dios… Jamás podré olvidar que mi abuelo cumplía el uno de Enero y nosotros, en lugar de las uvas… Mi padre se ponía a orar y luego cantábamos en familia el precioso himno que os puse al principio… Aún al día de hoy, cuando ya faltan mis abuelos, mi padre… Conservamos la misma costumbre y yo no puedo evitar que mis ojos se empañen en lágrimas de tantos y tantos recuerdos entremezclados.

Podeis pensar que tengo una especie de regresión al pasado….. Por una parte si!. Por otra, no!!. Simplemente hay cosas que echo demasiado de menos.

Los cultos de Fin de Año en Marín, siguen existiendo, incluido el culto de la cascarilla… Pero todo está demasiado diluido, la gente está pensando en la cena, en la fiesta…. El último culto se procura terminar antes de las doce para que las familias lo celebren en sus casas. Si!, lo reconozco!, a mi también me gusta arreglarme e ir bonita, pero, en ocasiones, aquello parece más un desfile de modelos y corriendo que algo en lo que se desea permanecer y estar.

Los cultos de despedida del año en las iglesias, en la mayoría de los lugares brillan por su ausencia…. Se potencia la cena, el pasarlo bien, se incorporan costumbres más bien paganas como las uvas y… aquello de cantar el Ebenezer… Parece algo obsoleto y anticuado… Pues va a ser que no señores míos! Que yo ni soy obsoleta ni anticuada, pero hay cosas, lugares, acontecimientos y personas absolutamente inolvidables que han marcado totalmente mi vida y existencia y ni quiero ni puedo olvidar.

¿Has leído con calma las estrofas que puse al principio del precioso himno? Simplemente lo dicen todo y más y en estas fechas en las que vienen con fuerza a mi corazón todas las palabras del Salmo 90, sobre todo el primer versículo… “Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación… Desde el siglo y hasta el siglo tú eres Dios”. Me conmueven profundamente estas palabras y cuando pienso en mi propia vida, como cantaría Jaz Jacob… “Cuando pienso en lo que he sido y hasta donde me has traído, me asombro ante ti…”. Y estamos hablando de cosas, canciones y personas muy distantes en el tiempo y la distancia. Pero hay un hilo conductor que las une, la preciosa Presencia de Dios en la vida de Su hijo fiel… Pueden pasar las circunstancias que sean, pero nuestro Dios ha estado, está y estará para ayudarnos, sostenernos por Su infinita gracia y misericordia y…guiarnos aún más allá de la muerte… ¿Te has parado a pensar en cómo se sienten las personas que no tienen a Dios en sus vidas? Celebran, se llenan de alcohol y de todo para festejar y… ”Año nuevo, vida nueva”. Para el hijo de Dios que le ama profundamente, la constante compañía de su Amado, en cada recodo del sendero es fundamental y puede acabar un año y comenzar otro con la más profunda tranquilidad y serenidad, sabiendo que, mientras esté en este mundo puede contar con la ayuda incondicional de un precioso Dios que jamás le va a fallar y que, cuando quiera que Él le lleve a Su lado….. Simplemente será la más absoluta felicidad.

¿Tienes seguridad en esta vida y en la venidera?’…yo si!!!!.... Y lo digo con toda la certeza del mundo. Por eso puedo atravesar por lo que sea, pasar mi noche de Fin de Año dulcemente al lado de mi Señor, mi familia y mis hermanos y cantar, entre lágrimas de agradecimiento y confianza…

Desde esas cumbres que tu mano alzara,

Ebenezer!!

Mira adelante tu grey rescatada

Y florecer

Siente en su pecho bendita esperanza,

Sabe que fiel

Tú permaneces por siglos y edades;

Ebenezer!!