Impresiones desde Bolivia

Recorro las calles de la ciudad donde nací y ya veo pocas caras conocidas, el crecimiento de la población es incesante gracias a la migración proveniente de la zona andina boliviana. Cobija, capital del Departamento Pando, tiene alrededor de 65.000 habitantes.

Su principal fuente de ingresos lo constituye el comercio generado por ser Zona franca libre de impuestos y también por las actividades extractivas relacionadas con el caucho y la castaña. Yo la recuerdo más pequeña, familiar, tranquilla, sin el bullicio de las motos y coches que hormiguean a toda hora con un dinamismo incontrolado. Pero hay cosas que no cambian; por ejemplo el salario mínimo que no rebasa los 180 dólares o el acceso al agua potable cada tres o cuatro días.

Pero hoy quiero recordar a Ned y Flora Meharg, misioneros de Echoes of Service (Ecos de Servicio) que llegaron a Cobija allá por el año 1965 y allí se instalaron por 35 años. Y dejaron huella. Lo demuestran los cientos de evangélicos de las Asambleas de Hermanos que existen hoy en Pando como fruto de esa siembra. En esos años empecé a asistir a la iglesia de la mano de mi abuela Querubina.

A pesar de mi corta edad, recuerdo a los Meharg, la voz impactante de D. Ned, la labor de su esposa Flora con las mujeres de la iglesia y fuera de ella. Su trabajo se hizo sentir fuera de las fronteras del local de la iglesia, pues recuerdo que ellos atendían cualquier llamado. Organizaban campamentos a los que acudían muchos niños no creyentes pero que gustaban de las diversas actividades y enseñanzas impartidas en los mismos. En esos años, el 24 de diciembre, víspera de la Navidad, en la iglesia se celebraba una función con una cena navideña para todos los miembros de la congregación, así como para amigos y simpatizantes.

Los Meharg marcharon rumbo a Australia, el país de origen de él para descansar los últimos años de sus vidas. Dicen que lo hicieron con gran tristeza pues ésta ya era su casa de acogida. Lo entendemos los que vivimos la experiencia de haber inmigrado a otras latitudes. No obstante, desde su país natal continuaron infundiendo ánimo a los que quedaron.

Durante mi corta estancia en Cobija pude pasar por el colegio que hoy funciona en el terreno donde hace años se realizaban los campamentos. Una de las hermanas que asiste a la iglesia desde su fundación, la hermana Mariosa Soares, me cuenta que éste forma parte del legado dejado por los Meharg y todos los que los acompañaron otrora. El colegio empezó con apenas 8 alumnos, hoy son cerca de 300.

Hace un tiempo pude leer algunas de las cartas que escribían los Meharg, informando de la obra en Pando y que se encuentran en el Archivo Histórico de las Asambleas de Hermanos, que tan bien dirige Ken Barrett con la inestimable colaboración de Eva López Cañas.

Pando es un departamento fronterizo con el Estado del Acre en Brasil. La capital de Pando, Cobija, apenas está separada de la ciudad de Brasiléia por el río Acre. Cruzas un puente y ya estás en suelo brasileño. Cerca de esta se encuentra otra pequeña ciudad llamada Epitaciolandia donde conocimos a un refugiado boliviano, también evangélico, que gracias a Dios va saliendo adelante con su panadería a la que ha llamado nada menos que Ebenezer. Hasta aquí lo ha ayudado Dios, y seguro que no lo abandonará. Este refugiado boliviano se ha congregado en una iglesia bautista que forma parte del amplio contingente de iglesias evangélicas que existen por esta zona. Hay que agradecer al pueblo brasileño la hospitalidad para los que llegaron de la vecina ciudad de Cobija.

En estos días se celebra el 189 aniversario de Bolivia y se recuerda que en 1825 este país obtuvo su independencia. Desfiles y celebraciones se sucedieron estos días de agosto para conmemorar este hecho. En todos los medios con los que cuenta esta región solo se escuchan loas y dulces palabras, me extrañó no oír ningún reclamo acerca de algún asunto. Y problemas existen, pues yo, aunque que estoy de paso, he sentido la problemática de no tener agua corriente todos los días, comprar el gas solo cuando le toca a tu barrio, o hacer cola para comprar gasolina...

Satisface ver que la mujer ya puede ocupar altos cargos en la política y en las instituciones, sin embargo, a nivel micro, en el hogar, en ciertos niveles de la sociedad, sigue siendo la que está relegada, considerada como un adorno que va al lado de un hombre. Y eso que ya Pando tiene una universidad desde hace 20 años, donde las mujeres también pueden ir formándose y forjándose un espacio al que toda persona tiene derecho.

Este 12 de octubre de este año se elegirá un nuevo presidente, nuevos diputados y senadores. Esperamos que corran vientos de una mayor apertura en todos los aspectos.