Cuando no sufrimos en carne propia lo que otros padecen, puede ocurrir que nos desubiquemos al emitir nuestra opinión y no nos demos cuenta de ello. Después se nos hace difícil admitirlo y corregir nuestro desvío.
Eso es lo que está pasando con el conflicto que le cuesta la vida a muchos seres humanos por la invasión del ejército israelí a la Franja de Gaza. Tomamos partido antes de analizar a fondo la cuestión, o nos quedamos con la primera explicación que se nos dé, o con aquella que solo coincide con nuestro prejuicio.
Es tan fácil opinar desde lejos que – sin tener la intención de molestar a quien nos escuche o lea – podemos caer en opiniones tanto hirientes como injustificables.
Quien escribe esta serie no es partidario del sionismo ni de Hamás; no es judío ni palestino; no escribe por dinero. Bien sabe que aunque lo deseara no encontraría a alguien le pagase por escribir; o sea, no podría vivir de sus escritos. Dicho lo cual – como le ocurre a cualquier humano - enfrenta el mismo peligro mencionado al comienzo.
Vivimos pasados de revoluciones; las noticias se suceden una tras otra y nuestra mente no está preparada lo suficiente como para apartar lo falso de lo verdadero entre dos noticieros de los que nos quedan títulos, subtítulos, frases y –sobre todo – rápidas y seleccionadas imágenes.
Los dueños de multimedios lo saben. Por eso pagan muy bien a los que obedientemente dirán o escribirán de manera rápida y precisa lo que ellos les manden decir o escribir.
Lo que ese millón y medio de seres humanos está soportando en ese pequeño territorio de 385 km 2, casi 4.200 personas por km 2, es de un horror tal que – a pesar de ver las imágenes todo el tiempo en los noticieros - cuesta creer que esté sucediendo. Quizás esa sea la causa de que esta acción militar se tome como un juego donde ganarán los buenos y perderán los malos, según sea la elección de cada uno.
En nuestro anterior artículo – el inicial de esta serie - decíamos que el gobierno Israelí y sus poderosos aliados analizaban la posibilidad de invadir militarmente la Franja de Gaza; lo que finalmente ocurrió antes de que fuese publicado. Desde entonces se multiplicaron las muertes a pesar de una tregua de 24 horas. El saldo, al escribir esta nota es de más de 1.300 muertos y más de 200.000 desplazados internos; casi el 14% de la población ha quedado sin casa ni pertenencias.
Si esta acción militar tan difundida por periodistas y expertos en política internacional hubiese ocurrido entre dos pobrísimas tribus del sur nigeriano tan rico en petróleo ¿hubiese tenido la misma repercusión? ¿Es la vida de un palestino o israelí más valiosa que la de un nigeriano? ¿Qué intereses hay detrás de los medios de comunicación?
Pero, comencemos por responder las preguntas con que comenzamos la serie. Repasemos un poco de historia.
¿Cómo se fundó el estado de Israel?
Conviene analizar lo ocurrido antes del 14 de mayo de 1948. Para ello nos remontaremos poco más de tres décadas atrás. Antes de la Primera Guerra mundial la región denominada Palestina formaba parte del imperio otomano. En 1917 los británicos derrotaron al ejército turco y ocuparon Siria y Palestina a las que administraron hasta terminar la guerra. Tras esta, el Tratado de Sèvres creó la Sociedad de Naciones; y en la Conferencia de San Remo, Italia, le encomendó al Reino Unido el control de Palestina (1920).
El primer Alto Comisionado fue Herbert Samuel, firmante de la Declaración Balfour que promete crear
‘un hogar nacional judío’en Palestina. Tal era la confianza de los judíos en esa Declaración, que fundaron un primer organismo al comienzo del Mandato - la Histadrut (Federación General de Trabajadores de la Tierra de Israel) – organización que tuvo y aún tiene un enorme peso político.
Los inmigrantes judíos eran admitidos por la Histadrut luego de chequear su ideología política. Los no judíos no fueron admitidos.
No obstante, los británicos también habían prometido a Lawrence de Arabia la creación de un estado independiente árabe que abarcaría todo Medio Oriente; y a los hachemitas (o hachemíes) que poseerían el territorio que habitaban y que incluía parte de Palestina y lo que es hoy Jordania. Los hachemitas conformaban el clan cuyo nombre se debe al bisabuelo de Mahoma que conservó por quince siglos la custodia de las ciudades de La Meca y Medina hasta que los saudíes invadieron su territorio (1924) y se quedaron con lo que es hoy Arabia Saudita.
En resumen, cuando comienza el Mandato Británico había una serie de compromisos contraídos que serían de muy difícil – si no imposible - cumplimiento. El tiempo demostraría - con la gran multiplicación de conflictos que surgieron - que todos los males comenzaron con las erróneas decisiones tomadas por las potencias triunfadoras de la primera guerra mundial y terminaron aún peor al retirarse el Reino Unido.
En el año 1922, el primer censo dio una población total de 649.048 habitantes, constituida por musulmanes (75%), judíos (13%), cristianos (11%) y otros (1%). En la década de 1920 entraron a Palestina 100.000 judíos y 6.000 no judíos. El recrudecimiento del prejuicio antijudío en Europa acrecentó la inmigración judía en Palestina. Esto provocó recelo de parte de la población árabe cuyos líderes religiosos comenzaron a demostrar su malestar incitando a los musulmanes a la violencia.
¿Qué hechos salientes podemos mencionar de los muchos que hubo en tan poco tiempo?
1. El Mandato decide partir en dos el territorio palestino, tal como se ve en el gráfico anexo, por medio de una línea divisoria Norte – Sur marcada por el río Jordán que baja desde el mar de Galilea hasta el mar Muerto; línea virtual que continúa hasta el mar Rojo al Este de Eilat. Los dos territorios estaban bajo el control del Mandato, pero el Oriental – Transjordania – se lo reservó para ser entregado a los árabes.
2. En la Conferencia de El Cairo, 1921, un hachemita fue designado emir de Transjordania. En septiembre de 1922 el gobierno británico envió un memorándum a la Sociedad de Naciones informando que excluía a Transjordania de todos los acuerdos referentes al Estado judío, lo que fue aprobado el 11 de ese mes. A partir de allí el Reino Unido administró la parte oeste del Jordán como Palestina y la parte este como Transjordania. Si bien eran dos partes de un mismo mandato el papeleo se realizaba como desde dos mandatos distintos. Transjordania permaneció bajo el mandato británico hasta 1946.
3. En 1923 el Reino Unido transfirió una parte de los Altos del Golán al Mandato Francés de Siria a cambio de la región de Metula. Ese año fue creada la Agencia Judía para Israel (en hebreo
Sojnut Ha'Yehudit Le-Eretz Israel), un organismo judeo-sionista para ejercer la representación de la comunidad judía en Palestina. Reconocida oficialmente en 1929, un año después se convertiría en el gobierno de facto judío. Este organismo – que aún existe – compraba las tierras de los palestinos y las arrendaba solo a inmigrantes judíos que ingresaban a Palestina, controlando que no fuese arrendada a los no judíos.
4. Antes de la Primera Guerra los palestinos que no eran dueños de la tierra donde vivían sino de los árboles que hubiesen en ella. La región tiene olivos –que viven hasta mil años – y permiten vivir de la comercialización de su fruto y del aceite. Los colonos judíos que compraban la tierra no comprendían esa ley no escrita por lo que se generaron numerosos conflictos. Los colonos de los kibutz crearon entonces un cuerpo paramilitar para defenderse de los ataques de palestinos que reclamaban sus derechos. Llamado Haganá (1920), ese cuerpo armado intervino en los disturbios de 1921, 1929 y entre 1936 y1939; en estos últimos combatieron dos grupos judíos Irgún y Lehi que atacaron objetivos árabes y británicos por igual. La Haganá dio lugar a la creación del ejército israelí actual.
5. La Comisión Peel propuso en 1937 partir el territorio en zonas judías y árabes, lo que fue rechazado. A fines de los 30s los árabes estaban irritados por la gran inmigración judía causada por la campaña nazi contra los judíos y el desprecio que se generó sobre ellos en el Este de Europa. Ese malestar dio lugar a la Gran Revuelta Árabe en la que se alentaron actos terroristas contra los judíos, con el liderazgo del Gran Muftí Amin al-Husayni y su familia, en los que se mataron a varios cientos de judíos y a muchos más árabes pertenecientes a otros clanes. El grupo judío Irgún respondió poniendo bombas en mercados y lugares públicos. Los británicos finalmente aplastaron a los terroristas y Husayni huyó a Irak.
6. En 1939 la Sociedad de Naciones había perdido toda importancia y sus decisiones carecían de peso. El Mandato aprovechó para restringir la inmigración judía y la adquisición de tierras por parte de la Agencia contradiciendo lo dispuesto originalmente. Según fuentes israelíes los británicos habían asignado 34 km2 de tierra a los árabes y solo 16 km2 a los judíos.
7. La declaración de la Segunda Guerra pateó el frágil tablero de Medio Oriente. Los árabes estaban divididos; unos apoyaron a los británicos pero la mayoría apoyó al Eje confiando que de ganar la guerra podrían volver a ocupar sus tierras. En 1941 Husayni decidió apoyar a Hitler y declaró la Yihad (en árabe ‘esforzarse al máximo’); una obligación que el Corán impone a los musulmanes. Para debilitar y destruir la hegemonía británica en el mundo árabe los nazis alemanes recabaron todo el apoyo posible por parte de los árabes por considerarlos una raza ‘levemente’ superior a la judía. También hubo muchos árabes que se opusieron a la persecución de los judíos, como el tunecino Habib Bourguiba e intelectuales egipcios. Por esa razón miles de judíos y de árabes se unieron al ejército británico en Palestina. Las milicias judías de Haganá, Palmaj e Irgún lucharon contra el Eje tanto en Europa como en África del Norte. Los altos mando británicos junto con la Agencia Judía crearon una unidad militar exclusiva que se desplegó en Europa a principios de 1944, la Brigada Judía, bajo la ‘Union Jack flag’.
8. El Holocausto de seis millones de judíos por parte de los nazis repercutió en la situación de Palestina. Por un lado, los británicos habían prohibido la entrada de los judíos en Palestina, dejándolos en campos de detención o deportándolos a lugares como Mauricio. El líder del grupo armado Lehi junto con otros sionistas intentó sin éxito convencer a los alemanes de que la inmigración a Palestina podría ser una "solución" para el "problema judío". Adolf Eichmann que había visitado Palestina en 1937 no aceptó esa idea. Dos años después, los sionistas fracasaron en su intento de concretar una inmigración ilegal con el nombre de Aliyá Beth, tras rescatar varias decenas de miles de judíos de manos de los nazis los subieron a barcos para cruzar el mar. Pero muchos de esos barcos fueron hundidos por los italianos y soviéticos pereciendo miles de judíos.
9. En 1944 el ministro británico para el Medio Oriente, Lord Moyne, fue asesinado en El Cairo por miembros del grupo armado judío sionista Lehi; el motivo fue la imposibilidad de inmigrar en Palestina. En la etapa más crítica de la guerra esta insurrección judía dentro del ejército británico llevó a Churchill a cambiar su postura, para oponerse al sionismo de allí en más. La necesidad de contar con el petróleo de Arabia Saudí y a sus múltiples intereses en Egipto hizo recrudecer la orden de no permitir la inmigración judía en Palestina. Beguín declaró la rebelión contra el Reino Unido a comienzos de 1944 y las milicias de Lehi e Irgún dieron por finalizada la tregua. Haganá fue el grupo que ayudó a los británicos a detener a los líderes rebeldes.
10. Al finalizar la guerra 250.000 inmigrantes judíos fueron abandonados a su suerte en los campos de refugiados europeos. A pesar de las presiones de la opinión pública internacional, de las repetidas peticiones del presidente norteamericano Harry S. Truman y de las recomendaciones del Comité Anglo-Americano de Peticiones, los británicos mantuvieron la prohibición de la inmigración y admitieron solo a 100.000 refugiados en Palestina. Entonces las fuerzas judías que operaban en la sombra se unieron y llevaron a cabo varios ataques de represalia contra los británicos. En 1946 el Irgún voló el Hotel Rey David de Jerusalén donde funcionaba el cuartel general de la administración británica, matando a 92 personas. En vista del cariz que tomaba la situación, los británicos informaron de su decisión de poner punto final al mandato y procedieron a retirarse en mayo de 1948.
Esa decisión británica apuró al sionismo para fundar el Estado de Israel. Decisión que fue rechazada de inmediato por los árabes, comenzando la escalada de violencia.
A más de 64 años de su fundación se va concretando el sueño de los fundadores del Sionismo Internacional en el que ‘el hogar nacional de los judíos’ se transformaba en el poderoso estado que es hoy Israel, con una de las más sofisticadas industrias bélicas que factura miles de millones de euros anuales gracias a clientes como España y otros países europeos y latinoamericanos.
El súper eficaz ejército israelí, brazo armado del ‘único país democrático’ de Medio Oriente no solo limpia su propio territorio de familias palestinas sino que contribuye a que otros países del mundo, democráticos o no, lo imiten para imponer ambiciones políticas, e.g. recientemente Rusia – que había cedido Crimea a Croacia – decidió recuperarla por la fuerza con la tibia oposición de EE.UU. y Europa.
Mientras Israel vende su ‘escudo defensivo’ a una larga fila de compradores, cada vez son más los judíos, musulmanes y cristianos no violentos que denuncian la saña fratricida de estos enfrentamientos. Los creyentes en Jesucristo, el Hijo de Dios que nació de madre judía por obra del Santo Espíritu, y toda persona que busca la paz haríamos muy bien en tener presentes estas palabras del Señor al que esperamos en su segunda venida:
“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:4-14)
¿Cuáles son los fundamentos esgrimidos por los co-fundadores? ¿Qué judíos no estaban de acuerdo con esa decisión? ¿Qué es el sionismo israelí? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Son sionistas todos los judíos?
¿Quiénes apoyan al sionismo internacional? ¿Qué razones o quiénes retrasan la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas por la que Palestina debe tener su propio territorio y fundar su Estado independiente y soberano?
Los lectores podrían investigar por cuenta propia las respuestas a estas preguntas. En la próxima analizaremos qué pasó a partir de la creación del estado de Israel, si el Señor de señores lo permite.
Ilustración: Mapa comparativo del avance israelí en la conquista del territorio que desde la fundación del Estado de Israel (1948) se propuso conquistar no importase como. La primera figura desde la izquierda muestra a Palestina (verde) y los asentamientos judíos (blanco) en 1947. La segunda, la muy trabajada y complicada partición que se acordó en la ONU a fines de 1947. La tercera, el avance logrado por el ejército israelí durante 20 años de ‘limpieza étnica’ (desalojo y expulsión de familias palestinas con demolición de sus hogares, veloz urbanización e introducción de familias judías). La de la derecha muestra la atomización de asentamientos palestinos y la Franja de Gaza (margen inferior izquierdo) en 2005; en este sitio –una verdadera cárcel a cielo abierto- viven, por ahora, un millón de palestinos infiltrados por Hamás que se maneja con estrategias propias del terrorismo islámico. La transformación de este mapa ha costado cientos de miles de vidas.
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