Hace unos años este aprendiz de escritor escribió unas notas sobre el retorno de nuestro Señor Jesucristo. Mientras las releía en su ordenador comenzaron a venir muchas preguntas a su mente: ¿Estás esperando al Señor? ¿Lo está esperando la iglesia? ¿Hay alguien, allá afuera, que esté esperando a Jesucristo? ¿Sirve de algo escribir sobre lo que pareciera interesarle a muy poca gente?
Posiblemente nadie se atrevería a diagnosticar que el retorno del Hijo de Dios pueda convertirse en el corto plazo en “trending topic” pues según los entendidos en estos tiempos ‘la gente tiene su mente puesta en otras cosas’. ¿En qué estará tan ocupada la gente como para no ocuparse de esperar al Señor de señores?
Estaba en ese tráfico mental cuando le sonó una rítmica línea:
‘estás perdiendo el tiempo pensando, pensando’.
Después de compartir el asunto con su esposa y de orar, su ánimo se fortaleció y fue suficiente como para vencer los cuestionamientos. Releyó los viejos apuntes y decidió adaptar parte de ellos para este artículo. Sabía que contaba con la aprobación del Señor Jesucristo, alguien muy superior al tan solicitado Don Éxito. La indecisión inicial había sido cambiada en decisión. El Espíritu había actuado como agente de cambio.
Cayendo en la cuenta de que aquella línea musical le había ayudado a ver las cosas desde otro punto de vista se enfocó en lo que es tan atractivo para los amantes del estilo latinoamericano: el bolero. Sinónimo de romance; su texto, tonalidad e insinuante ritmo suman para avivar los sentimientos propios de toda pareja de enamorados.
Entre los boleros más famosos de todas las épocas seguramente está “Quizás, quizás, quizás” que compuesto por el cubano Osvaldo Farrés saltó a la fama en 1947
(1). Son ya siete décadas de interpretaciones en varios idiomas, y por muchos intérpretes; Nat King Cole, Sara Montiel, el Trío Los Panchos y Andrea Boccelli entre ellos.
Farrés, hombre de vida sencilla, mantuvo en sus más de 300 composiciones ese estilo que ahorra palabras para lo obvio. La brevedad de sus letras se amplifica en las mentes de los que las repiten con gusto. Seguramente el hecho de tener siempre a su lado a Fina, su fiel esposa, haya sido la razón de su inspiración universalmente aceptada. Dice Farrés:
“Siempre que te pregunto qué, cuándo, cómo y dónde
Tú siempre me respondes quizás, quizás, quizás
Y así pasan los días y yo, desesperando
Y tú, tú contestando quizás, quizás, quizás
Estás perdiendo el tiempo pensando, pensando
Por lo que más tú quieras ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo?”(2)
De la unión entre un hombre y una mujer enamorados surgen algunas conexiones con la promesa de Jesucristo a su novia, la iglesia, por amor de la cual derramó su sangre en la cruz para regresar a por ella, y desposarla para siempre (3).
El libro del Cantar de los Cantares es una excelsa muestra de hasta dónde puede llegar el corazón humano cuando hay en él un fuerte lazo afectivo para con su par. Es inimaginable lo que sienten los enamorados cuando uno ellos está ausente por un tiempo o demora más de lo esperado en regresar. Quienes hayan estado o siguen estando enamorados saben bien lo que significa estar separados.
Una idea de lo que se intenta transmitir es aportada por el rey Salomón en esa corta frase que se cita, en la que habla la mujer amada. En esas palabras revela su deseo de estar con su enamorado, siempre:
“Mi amado es mío, y yo suya; él apacienta entre lirios.
Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, vuélvete, amado mío; (…)”(4)
En el NT Jesucristo es descrito como el ‘lucero del alba’ y la ‘estrella de la mañana’. Él es el amado esperado por una esposa fiel que no desea estar separada esperando aquel día cuando –disipadas ya las sombras- la ciudad celestial no tenga necesidad de sol ni de luna porque Él sea su lumbrera
(5).
Existe un impedimento indeseado, aunque salvable, para los varones. Es ‘esa incomodidad’ de verse a sí mismos como la novia deseada por su novio. Ese malestar es un problema de la cultura machista impuesta por el enemigo de Cristo y en la que hemos sido educados. Por su parte hay un movimiento opositor a aquel nocivo prejuicio que, lamentablemente, se repite ahora del lado de la mujer: el feminismo. Nunca dos cosas malas han hecho algo bueno.
El Evangelio no deja de enfatizar que Dios, el Creador de todo, desea que Su Hijo, conforme a la profecía, sea saciado viendo el fruto de la obra que le fuera encomendada y que cumplió cabalmente (6). En esa obra varones y mujeres entramos como uno solo, en calidad de novia a ser desposada por el Rey de reyes.
DOS MILENIOS DE ESPERA
La inminencia de la segunda venida de nuestro amado Señor Jesucristo mantuvo encendida la esperanza de los fieles creyentes a lo largo de la historia de Su iglesia; en especial, en las horas de persecución y martirio de millones de ellos en toda la tierra, hasta el día de hoy.
Aunque muchos todavía hagan cálculos matemáticos de los tiempos divinos, la Palabra de Dios es concreta en este tema: no sabemos el día ni la hora cuando acontecerá. No obstante, debemos velar y orar porque el Señor de la iglesia vendrá súbitamente, sin aviso previo; pues solo Dios Padre sabe el tiempo señalado (7).
Esta parquedad divina ha generado una actitud poco recomendable en muchos cristianos contemporáneos. No se los ve preocupados, nerviosos, ansiosos o inquietos. A decir verdad, tampoco se los ve demasiado ocupados en la obra del discipulado encomendada por el Señor poco antes de irse de la tierra.
Pareciera como si otras ocupaciones fuesen prioritarias: sanar de enfermedades, conseguir trabajo o cambiar por otro mejor, salir de deudas, encontrar la pareja ideal o recuperar la pareja perdida, construir la casa propia, criar los hijos, cambiar el coche o ir de vacaciones. Son temas de oración en muchas congregaciones en estos tiempos.
Sería bueno ir a nuestras Biblias y tomar debida nota de lo que ella recomienda sobre lo que priorizamos en nuestra vida diaria: el techo, la comida, la ropa, el bienestar propio y familiar, el estudio, empleo, oficio o profesión. Deberíamos encontrar aquellas escrituras que describen la vida que agrada a Dios; luego, preguntar y responder con total honestidad: ¿Agrada a Dios mi vida? ¿Me conformo con lo que Él me da, o solo con mis propios logros?
Codicia y Avaricia, hijas de Idolatría, son hermanas que no se pierden ningún culto de las iglesias; les encanta usurpar el sitio que le corresponde a Dios y de enfriar el amor que le prometimos a nuestro Señor Jesucristo.
Ocurre que en muchas iglesias citan la “galería de la fe” donde se nombra a los que creyeron sin ver (8); pero ocultan el hecho de que aquellos no recibieron la promesa para que fuésemos nosotros los que las recibiésemos. Predican incentivando la búsqueda de un reino visible, al que se llega a través de milagros palpables. Ver para creer. Eso no es lo que enseña el Evangelio de Jesucristo.
Hay sitios de culto que ya se asemejan a supermercados donde se vende de todo; en los que un ostentoso manejo de dinero genera náuseas y rechazo en el creyente sencillo, de corazón tierno y humilde. Tanto revuelo, bullicio y comercio. Como para meditar: ¿La casa de oración convertida, otra vez, en cueva de ladrones?
(9)
Tenemos, no obstante, demasiadas advertencias en las Escrituras sobre no descuidar nuestra salvación, como para que vivamos aferrados obstinadamente a la prosperidad o éxito que hayamos logrado en alguna etapa de bonanza de nuestra vida. Casi siempre oramos solo por nuestras necesidades y nos olvidamos de quienes necesitan oír la Palabra de Dios, sin la cual no podrán creer. Buscamos primeramente “lo demás”, antes que el Reino de Dios y su justicia
(10).
Esta obstinación es causada por la falta de conocimiento de la Palabra eterna de Dios; lo que lleva a que en muchas de las congregaciones cristianas evangélicas falten exhortación, enseñanza y profecía bíblicas.
“No se puede ser duro con los recién convertidos”, justifican algunos. Sin embargo, seamos “nuevos” o “viejos”, en muchos lugares se congrega a la gente como si fuera una clientela y no miembros de la familia de Dios.
El número es el que manda y urge, llegando a tapar la voz del Buen Pastor a los “líderes”:
“apacienta mis ovejas (…) apacienta mis corderos.” (11)
Haremos bien en preguntarnos: ¿Se escuchan acaso oraciones a Dios, pidiéndole nos prepare para la venida de su Hijo? ¿Pedimos por nuestra santificación? ¿Oramos por ver a la iglesia de Jesucristo sin mancha ni arruga en el día de Su venida? ¿Nos ponemos en la fila de arrepentidos que confiesan haberse preocupado más por su salud, éxito social, prosperidad económica, buena reputación y espiritualidad, que por vivir en santidad?
Si todavía no hay tal fila en mi congregación ¿sería yo quien la inicie?
Es hora de pensar si es cierto que perdemos el tiempo si lo ocupamos en pensar en la segunda venida de Jesucristo. Si no la deseamos, con más razón; pues ponernos a pensar en ella será estar ocupándonos de nuestra salvación
(12).
“Es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (13), la iglesia de Jesucristo.
“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Y el que oye, diga: Ven.”(14)
-----ooooo0ooooo-----
Notas
Ilustración: rostro de la figura central de la obra “Nacimiento de Venus” (1482 o 1484) del maestro Sandro Botticelli (1445-1510); Venus –diosa romana del amor- es la figura de la mujer mitológica con que el Renacimiento remplaza a la Virgen del catolicismo medieval. También es el nombre del planeta ‘hermano’ de la tierra; segundo por distancia al sol y el tercero por tamaño; conocido como ‘Lucero del Alba’ pues su brillo es percibido desde la tierra por las mañanas. Tomada de www.sihasllegado.blogspot.com
1. Osvaldo Farrés (1902-1985) compositor musical cubano. Descubrió por accidente su vena de compositor musical después de muchos cambios de oficios y empleos. Un día se le ocurrió hacer una canción; bastó que alguien la utilizase para una promoción comercial de una bebida para que allí empezara todo. Con el tiempo surgió este tema ‘Quizás, quizás, quizás’. Según el reconocido musicólogo antillano Cristóbal Díaz Ayala, Farrés “le canta al amor y a la mujer en una forma directa y sencilla que no es lo mismo que simple."
2. Este bolero puede ser escuchado por distintos intérpretes entrando en youtube
3. Romanos 5:8; Efesios 2:4-7; 5:25
4. Cantares 2:16,17
5. 2ª Pedro 1:19; Apocalipsis 21:23; 22:16
6. Isaías 53:11
7. Mateo 24:36, 42-44; 25:13; Marcos 13:32-37; Lucas 12:37-40; 17:20, 24, 30; 21:34-36; 1ª Tesalonicenses 5:2; 2ª Pedro 3:10; Apocalipsis 16:15
8. Hebreos 11
9. Jeremías 7:11; Mateo 21:13; Marcos 11:17; Lucas19:46
10. Mateo 6:33
11. Juan 21:15-17
12. Mateo 13.22; Hebreos 12:1b-2ª; Filipenses 2:12; Apocalipsis 2:4,10a,c, 14b, 15,16a, 20a; 22b, 23b; 3:1b-3, 11, 17, 19-22
13. 1ª Pedro 4:17
14. Apocalipsis 22:17a
Si quieres comentar o