No hace muchos minutos he recibido ¡hay que ver qué rápida es la gente! un whatsapp, que con la foto de un antiguo Presiente del Gobierno anunciando la muerte del Generalísimo FRANCO, se ha interpuesto el título de:
“LA ROJA HA MUERTO”, y es que el partido de la “Roja” contra la selección de Chile, concluyó con un 0 a 2; y no tuve necesidad de verlo por la tele, los petardos que oí desde mi terraza, me hicieron pensar que la hecatombe había llegado a Maracaná.
Perdonarán mis buenos lectores que escriba sobre el “Mundial”, pues es casi imposible abstraerse. Uno no es sordo, uno no es ciego, uno no es enteramente tonto. Y, en consecuencia, uno percibe datos, cifras, nombres, opiniones, noticias, documentales deportivos, declaraciones. Pero esta noche “Desde el Corazón” presiento que este Mundial, del que tanto tiempo se ha hablado, del que dependieron decisiones políticas y la economía y la cultura y el porvenir, quizá ya haya defraudado. Ni en esto es nuevo el fútbol.
El trecho entre la esperanza y la realidad suele ser insalvable. Es el contraste evidente de las dos expresiones: “¿a dónde vas?”; “al fútbol; y ¿de dónde vienes?”… del fútbol”.
Ya los medios de comunicación, de madrugada, comentan muchas expectativas asoladas. La televisión que es la que manda, la que glorifica este espectáculo, con los gurús de los debates, las críticas de los sabelotodo, los cronistas deportivos, tienen material para sobrevivir y asistirán con letra e imagen a las jugadas buenas y malas, a las patadas, los empujones, al gozo y al desencanto de los jugadores. Seguirán las cámaras enfocando miles de caras pintarrajeadas al aire, a los forofos gritando desaforadamente, a los abrazos y besos de los jugadores a cada gol, a las lágrimas de los desilusionados seguidores, llorando por la derrota de sus equipos. ¡Qué pasión!; ¡qué fidelidad!; ¡qué derroche de fuerzas y gastos, para seguir la ilusión de una copa!; ya me gustaría a mí, que los que se dicen creyentes, tuviesen parecidos afectos, emociones, disposición a tirar la casa por la ventana, entusiasmo e incluso fe, en su amor por la auténtica estrella, la Estrella del Evangelio de Cristo.
Sin querer realmente, aprendo algunas cosas del fútbol, y que conste que me gusta. Albergo dudas de su representatividad, a quién representan realmente: Me parece que muchos clubs y jugadores se representan a ellos mismos. Como muchos de nuestros parlamentarios, que a pesar del galipucheo que se llevan, cuando ven mejores puestos en otros grupos, cambian de chaqueta o camiseta, o se van al Grupo Mixto. Y del mismo modo que hay naciones ricas y pobres ¿por qué el fútbol tendría que –debería ser, en todo caso- distinguirse?;
incluso hay diferencias en eso de primar –hermoso eufemismo- para que por el monto ¡avergüenza la prima que se ofrecía a la Roja si ganaba el mundial: 720.000 euros por cabeza (mejor por pies)! y a otros, para que se dejen ganar. Y es que aunque el fútbol sea para millones como una religión, con sus maestros, sus ídolos, sus escritores, su dialéctica de ética, valores, su cacareada igualdad de todos, no es más que un apasionado deporte de este tiempo, con sus muchos engaños, componendas y negocios; sin descartar que hayan excelentes deportistas y sanísimos seguidores.
Pero volvamos a “LA ROJA HA MUERTO” exagerado titular, para expresar lo que poquísimos están tratando de asimilar ¿qué le ha pasado a la Campeona? y a mí, “Desde el Corazón” sólo se me ocurre pensar, lo que les está pasando al perder tantas ilusiones, y desde estas líneas, simplemente dejar unas ideas, no tanto a los vencidos y desanimados, sino a todos los que pasan por momentos de desencanto y desolación. A quienes con mis deseos de bendición les digo: “si estás pasando por un infierno, sigue caminando… y acabarás saliendo de él”.
El éxito y fracaso son dos palabras que hay que poner en cuarentena. Todos sabemos que donde hay vida, hay problemas, dificultades, malentendidos, crisis, derrotas… en suma, adversidades que debemos vencer para salir reforzados y seguir adelante. Hasta el entrenador DEL BOSQUE lo ha dicho:
“lo importante es no rendirse ante estas eventualidades del deporte” y “Desde el Corazón” cambio el término deporte por la vida; porque cada obstáculo lleva consigo un aprendizaje, lo que supone ascender un peldaño más en nuestra madurez personal.
No es más feliz el que menos pruebas pasa, sino quien más aprende de los errores y las pruebas que la vida va poniendo en el camino, de su personal competición. El Entrenador divino del “play of” de la vida sugiere para un proyecto de vida coherente, realista y triunfante que éste cuente con fe, amor, cultura, trabajo y amistad, que es mucho más que una estrategia de jugar con planes de un portero atrás, cuatro en defensa, cuatro en el centro y dos en punta. Pero de esto seguiremos hablando.
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