Lo comenté en otra oportunidad: de tanto en tanto recibo envíos de un destacado “proveedor” poético. Me refiero al hermano Samuel Escobar, hombre que tiene la llave de la Palabra, no sólo por ser teólogo sino también porque transita las sendas de la mejor poesía de aquende y allende.
El pasado miércoles me adjuntó el PDF de un breve poemario titulado “Cantos benedictinos” (Hebel Ediciones, Colección Arte-Sana, Santiago, Chile, 2014), cuyo autor es Luis Cruz Villalobos. El correo venía, entre otros considerandos, con el siguiente mensaje: “Del Chile castigado por el incendio me ha enviado esto un buen militante evangélico. Me pareció que a Ud. le gustaría verlo”.
Y claro que leí los doce poemas contenidos en esta Arca de ofrendas. Como en el libro no había datos sobre su autor, busqué en la Red, encontrando que es autor de varios libros de poesía, entre ellos “Dios Mendigo” (2011), así como ensayos bíblico-literarios y de su propia especialidad. Y es que, además de poeta y artista plástico, es psicólogo clínico y dirige el Centro de Investigación de Resiliencia y Espiritualidad (CIRES). En el plano eclesial es ministro presbiteriano, miembro de la Fraternidad Teológica Latinoamericana y está culminando un doctorado en Teología.
De otro libro suyo, titulado “Haykus al cielo” (2012), anoto el número 34, donde le dice a Dios:
Mi poeta eres
Yo sólo un aprendiz
De tus estaciones
CUATRO POEMAS DEL NUEVO LIBRO
Tan reciente es la aparición de “Cantos Benedictinos” , que dio tiempo a su autor quiso dedicarlo a los habitantes de Valparaíso, ciudad donde las llamas calcinaron cerca de tres mil viviendas.
Tres de los textos que ahora les presento tienen que ver con la Pasión, muerte y Resurrección de nuestro Amado galileo. Pero empiezo anotando el primero, “Mandatum”, pues en lenguaje sencillo (siempre es más difícil escribir sencillo), pone el dedo en la llaga: qué difícil resulta ser cristiano, es decir seguidor de Cristo, pues poco hacemos por cumplir con el mandato elemental del Señor, amar al prójimo como a uno mismo:
MANDATUM
Tan simple
Lo que nos has pedido
Tan breve
Tan poco
Y nosotros
Dale que dale
Hacia otro sitio
Dale que dale
Hacia las antípodas
Del amor.
Aquí los tres textos indicados, todos ellos escritos cual magnas ofrendas al Goel que se dejó crucificar para Salvarnos.
Luis Cruz Villalobos ofrece su lectura poética de los evangelios y lo hace con unos versos contenidos que se expanden en el pensamiento del lector. Hay alabanza, pero también autocrítica, partiendo de él mismo pero alcanzándonos a todos: poco, muy poco hacemos por seguir la estela del Rabí.
HOSANNA FILIO DAVID
Salve
Hijo de David
Tú que vienes
En nombre del innombrable
Salve
Meshiaj
Que has llegado
Montado en un burro de paz
Salve
Hoy
Pero en siete días más
Te veremos morir sediento de amor.
IMPROPERIUM
Cómo no te cansas
Oh albañil de Nazaret
Cómo no te cansas
De los improperios
De los golpes en el rostro
De los escupitajos
De la corona de espinas
De las risas y el sarcasmo
De los puñetazos en las costillas
Del flagelum desgarrador
De la sangre que se te va
De la vida que se te va
De la muerte que se allega
Ay
Cómo no te cansas
Albañil de Nazaret
Si ya no tienes rostro
Si ya no te quedan fuerzas
Ni para llevar tu propia cruz
Cómo no te cansas
De tu propio cansancio
Sobre esta tierra podrida 11
Cómo es posible
Que no te canses
Dime
Responde por amor de Dios
Responde a mi inquisición
A mi curiosidad calculadora
Y no sigas callando
Tantos siglos
Sin decirme palabra
Más que esas que brotan
Del agua de tu triste mirada de amor
Donde he aprendido a vivir como pez.
CHRISTE REDEMPTOR
Cómo me salvas
Perdiéndote
Cómo me encuentras
Si yo me escabullo
Cómo me amas
Si yo sólo te olvido
Cómo me besas
Ni yo vuelvo a negarte
Cómo me perdonas
Si yo no te escucho
Cómo me abrazas
Si yo sólo te ofendo
Cómo me esperas
Si yo siempre me alejo
Cómo me llamas
Si yo me voy y te pierdo
Cómo me salvas
Y me salvas
Y me salvas
Y me vuelves a salvar
Si yo no te lo pido
Ni jamás lo recuerdo.
Desde España, va nuestra enhorabuena.
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