Hemos de aprender cómo evitar a los agentes del ‘engañador’ que obran al amparo de leyes imperfectas y funcionarios que hacen ‘la vista gorda’. Dios ha prefijado un espacio y un tiempo al enemigo para que obre en nuestra bendición (1).
En los últimos días dos queridos amigos nos visitaron y compartieron problemas comunes.
Tanto ella como él son personas sensatas; de las que invierten el fruto de su trabajo para tener un nivel de vida más estable y buscan resolver de manera pacífica conflictos no generados directamente por ellos.
Nos contaron con detalles los problemas que padecen con sendas compañías telefónicas
(2).
Ella nos mostraba afligida facturaciones por servicios no solicitados; dijo haber consultado telefónicamente al ‘servicio del cliente’ por qué había aumentado su factura mensual; y que
le informaron que había recibido servicios gratuitos que, al cabo de tres meses, si el cliente no informa que no los desea más, automáticamente se les comienzan a cobrar.
Si este de por sí ya es un molesto problema, el segundo que paso a comentar no le va a la zaga.
Un día de diciembre último tocaron a la puerta de la casa de nuestro amigo para ofrecerle una promoción navideña. Se trataba de un combo especial que, a todas luces, mejoraba el servicio que recibía, tanto en tecnología como en precio. Me comentó que lo atractivo del ofrecimiento era que pagaría menos al mes, le proveerían de unidades móviles de última generación y un plus imperdible para muchos que –como él- gustan del fútbol: TV codificada.
‘Sentí que me estaban haciendo un regalo- su tono de voz y su mirada húmeda no ocultaban la ilusión frustrada –
Era tan bueno que les dije que tenía interés en el ofrecimiento’. Ignoraba aún lo que vendría.
Lamentablemente, solo una minoría de los consumidores damnificados por el ‘timo de los servicios telefónicos’ acude a los tribunales arbitrales de consumo y asociaciones de defensa del consumidor.
Detrás de estas anécdotas cotidianas que se repiten simultáneamente en muchas partes del mundo, hay empresarios industriales haciendo negocios inducidos por un imparable desarrollo tecnológico, lo que resulta en un mercado global saturado de aparatos que se fabrican para luego ser vendidos.
Algunos opinan que esta realidad es simbólica de progreso; comparan estos días con aquellas épocas en las que nuestros abuelos debían recorrer largas distancias para tener acceso a un teléfono, o enviar una carta por correo postal.
Otros, señalan a esta cultura dependiente de la informática y los ordenadores como responsable del deterioro paulatino que se comprueba en las relaciones interpersonales.
En una frase atribuida al laureado escritor peruano Mario Vargas Llosa se dice una gran verdad: “nunca hemos estado más informados y menos comunicados que ahora, en pleno siglo XXI”. (3)
Es interesante observar en una calle de cualquier ciudad a transeúntes que van hablando con sus móviles aplicados al oído, cabezas gachas, ignorando el entorno, como si fuesen adoradores entregados al ritual que los abstrae del contexto real y los conecta a un mundo virtual. Lo extraño es que las personas que no van usando sus móviles parecieran estar en minoría.
Al lector ¿nunca lo desconcentró en medio de una agradable plática el tune de moda de un móvil inoportuno?; ¿nunca fue incomodado en medio de una conferencia, película o sermón por la estridente musiquilla del móvil de uno de los asistentes (que busca su dichoso aparatejo durante segundos que parecen minutos y no lo encuentra por ningún lado)?
Encuentro sumamente desagradable estar conversando con alguien que no deja de enviar mensajes en su móvil mientras me repite con voz de robot y sin mirarme: “sigue hablando, que te escucho”.
Los niños usan programas de chat a cualquier hora, en cualquier sitio –salvo donde se lo prohíben- y por cualquier motivo. Basta leer lo que escriben para quedar horrorizados, no solo por las palabras que emplean sino por los errores de ortografía. Los medios publican a menudo noticias de bullying telefónico entre adolescentes y aún adultos; algunos de ellos terminan en crímenes de los que se hablará durante varios días, hasta que otro se produzca y haga olvidar aquellos.
A los fabricantes no les interesa si sus productos son usados para el bien o para el mal. Les preocupa el buen diseño, la amplia gama de posibilidades y una variedad de modelos casi infinita, que multiplican y actualizan permanentemente para mantener un mercado cautivo.
Mientras tanto, de este lado de las prestadoras de servicios de telefonía, mucha gente sufre situaciones indeseables: acoso telefónico y postal, grabaciones de voz inducidas bajo amenazas de multas, advertencia de sanciones y costosas acciones judiciales, entre otras delicadezas del ‘servicio de atención al cliente’ de esas empresas.
Muchos de los damnificados optan por pagar las facturaciones de las compañías ‘antes de tener problemas’ – dicen – sin comprender que ya los tienen, y que pagar no los liberará de todos ellos.
IMPERFECCIÓN Y DESCONOCIMIENTO DE LAS LEYES VIGENTES
Este no es un artículo en el que – a ultranza – se busque atacar a proveedores y defender a consumidores. Aunque, si este autor debiera elegir, sabría bien por cuál optar. Ocurre que todos somos consumidores ante la ley y padecemos el avasallamiento de nuestros derechos a manos de empresarios codiciosos. Pero, no se pretende con esta nota quedarnos en la descripción del problema o sugerir un menú de soluciones.
Solo agregaremos que una característica del consumismo es esa costumbre de imponer contratos de consumo que se basan en una exagerada exhibición de la oferta (de la parte poderosa), que es respondida con la urgencia por comprar que aquella genera en el consumidor (la parte débil) por medio de publicidad engañosa en la mayoría de los casos.
Tampoco es casual que sean las compañías multinacionales las que más transgredan la ley y los consumidores los únicos damnificados.
No obstante, si bien las empresas son las causantes de lo que ocurre por tentar a la población con artículos de alta gama, el consumidor aporta lo suyo por desconocer los derechos otorgados por la Ley para hacer frente a cualquier proveedor.
Como se sabe, el desconocimiento de la ley no desobliga a nadie de cumplirla; y también acarrea serios problemas a quienes desconocen los derechos en ella consagrados.
La Ley de defensa de los consumidores y usuarios en España, Nº 26/1984
(4) –como todas las leyes- tiene artículos que no han sido reglamentados conforme a una rigurosa jurisprudencia, dejando así vacíos legales que son aprovechados por los codiciosos de ganancias deshonestas. Esta falencia se repite en otras leyes, como por ejemplo en la Ley General de Telecomunicaciones, Nº 32/2003
(5), del 3 de noviembre.
Es así, a causa de que nunca se legisla con tiempo, para prevenir males indeseados. Casi siempre se dictan leyes de apuro, cuando el daño causado por falta de legislación adecuada ya ha causado innecesarios conflictos o pérdidas irreparables. Además, donde la independencia de los tres poderes no se respeta como se proclama en la Constitución, muchas leyes son dictadas de manera oportunista para favorecer a funcionarios estatales, en su mayoría pertenecientes al partido político de turno.
Con ello no solo deseamos dejar establecido que ninguna ley es perfecta, sino que sus defectos (tanto de omisión como de comisión) son aprovechados de manera sistemática por codiciosos empresarios y políticos corruptos para enriquecerse ‘lícitamente’. No necesitan de tenebrosos convenios; se favorecen entre ellos sin moverse de sus bunkers de poder escudándose impúdicamente en la ley.
CLAVES EN TODA BUENA COMUNICACIÓN
Lo arriba relatado me ha llevado a pensar en el paralelismo de la comunicación y nuestra dependencia de Dios; y en el grado de información que es palpable en la abundancia de escritos, videos, programas en vivo por TV y virtuales, en los que se confunde el mensaje divino con interpretaciones falsas.
En toda comunicación hay un emisor, un receptor y un medio que los comunica. Si este medio no funciona correctamente la comunicación no se produce de la manera deseada, los contenidos a transmitir no llegan a destino y el resultado es la frustración.
De esta serie sobre ‘Los timos de cada día’ los cristianos podremos sacar - por contraste – algunas positivas lecciones que nos ayuden a vivir como peregrinos de paso por este mundo.
Fuimos diseñados para brindar comunicaciones verticales y horizontales. Somos instrumentos móviles; donde vayamos dispondremos de buena señal con la amplia cobertura que nos brinda nuestra única base operacional. Todas las instrucciones vienen en el Manual de la Palabra inerrante de Dios. El área donde vivimos es la elegida por el Señor para que seamos útiles a Sus eternos propósitos. Él nos ayude a serlo
(7).
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En nuestro próximo artículo enfocaremos ‘Somos comunicadores: ¿privilegio o responsabilidad?’Hasta entonces, si el Señor lo permite.
Notas
1. Salmos 5:8; 6:10; 9:3; 13:4; 18:3, 17; 27:11; 54:7; 56:9; 60:11; 143:12; Proverbios 16:7; 24:17; Efesios 6:12; 1ª Corintios 15:22-28;
2. Nota del autor: Las prestadoras de servicios de telecomunicación son las causantes de mayor cantidad de reclamos ante las autoridades y los medios. Estos ejemplos son solo la punta del iceberg que crece a pasos agigantados en estos últimos años: a). Ramón Muñoz / El País / Madrid16 Marzo 2009. ‘Primera sentencia contra una telefónica por daños morales. France Télécom debe pagar 6.100 euros a un matrimonio’. b) E.B.D. ‘La Audiencia ratifica una condena por acoso telefónico. Una casa de cobros asedió día y noche a un cliente de una empresa de móviles. El Periódico de Aragón 03/05/12. c) Marta Pérez, La Nueva España, Oviedo, 29/11/13. ‘Dos juzgados de Oviedo acaban de condenar en diferentes sentencias a la compañía Vodafone por intromisión al honor al incluir a sus clientes en varios registros de morosos’.
d) j.f.m. Diario de Mallorca / Palma, 14-02-14
‘Condenada una compañía de telefonía por perseguir a un cliente por una deuda inexistente. El perjudicado se sintió intimidado al ser incluido su nombre en la lista de morosos
3. El autor recuerda haber escuchado la frase en un reportaje que le hicieron al escritor en ocasión de la ‘Feria del libro’ que se realiza en Buenos Aires, anualmente. Los medios periodísticos independientes cubrieron ampliamente el incidente creado por los voceros acólitos al gobierno instaurado hace doce años en Argentina, cuando criticaron la invitación de los organizadores a Vargas Llosa para que sea la personalidad que inaugurase el importante evento literario. Llegaron a declararlo ‘persona no grata’ obligando a la presidenta Cristina Fernández a desautorizar públicamente a los obsecuentes a su régimen pseudo democrático
4. La ley completa se puede leer entrando al BOE: https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1984-16737
5. La ley completa se puede leer entrando al BOE: https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2003-20253
7. Hechos 17:26
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