Contra el “No nos quieren” (2)

Estaría bien preguntar a los comunicantes de tecla fácil a la hora de ponernos a caldo a los periodistas qué opinan de la repercusión mediática de la entrega el pasado miércoles 5 de febrero del Premio Unamunoa Ruiz-Gallardón. Creo no equivocarme si aventuro la respuesta: está bien, los medios que acudieron, pero faltaron la agencia Efe, Radio Nacional, la Ser, Televisión Española, El País, El Mundo… Cierto. Más aun: faltan también en la lista los dos diarios ideológicamente más afines al ministro: Abc yLa Razón.

Pues no, no ‘faltaron’ tantos, no. El programa de los evangélicos Buenas noticias en La 2 de Televisión Española TVE sí estuvo presente. Cierto que no estuvieron las tres principales agencias de noticias -Efe, Europa Press y Servimedia-, pero se adelantaron con la difusión del acto como previo; es decir, anunciaron que iba a realizarse. Algo que, por poner un ejemplo paralelo, no hicieron con el Día del Holocausto, como puede comprobarse en Google.

Se dirá que la repercusión del Premio Unamuno a Ruiz Gallardón podía haber sido más amplia, claro está, pero tal como los medios vienen cubriendo la información de las minorías religiosas, justo es convenir en que no ha estado nada mal la repercusión mediática. Sin ir más lejos, Protestante Digital, el propio medio que entrega el premio, ya garantiza por sí solo una difusión internacional de primer orden.

En este caso concreto, está claro que no vale el lamento del “No nos quieren”. Sí procede revisar la viga en el ojo ajeno, porque a lo mejor no es tal viga, mientras que la paja en el propio ojo puede no ser de tamaño tan insignificante…

Justo ese día 5 de febrero Pulso Cristianopreguntaba desde Buenos Aires en una encuesta abierta: “¿Las iglesias evangélicas tienen transparencia comunicativa?”

Ahí estamos. Lo que con esa pregunta los editores del diario digital bonaerense quieren saber es si las iglesias evangélicas argentinas y de Iberoamérica “saben dar respuestas ante las exigencias de transparencia por parte de la sociedad a diferentes actores estatales, privados y sociales”.

La pregunta es perfectamente extrapolable a la situación en España:

“¿Qué acciones deberían tomarse para fomentar esa transparencia?”

Para transformar la realidad -en este caso-, una política de comunicación “manifiestamente mejorable” de no pocas entidades, agencias, denominaciones e iglesias- no se conoce otra vía que la de conocerla… y aplicar el remedio que en cada caso indique el diagnóstico.

Continuaremos, Dios mediante, la semana próxima.

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No nos quieren (1)