He aquí una foto de delicada clasificación. No es una fotonoticia, pues no muestra elemento de rigor alguno de todo acontecimiento noticiable. Tampoco es una foto de reportaje; podría serlo perfectamente, pero no es presentada aquí como tal, pues faltan otras imágenes que den forma a un reportaje, por definición una serie de fotos en torno a un tema. Una foto no tan ‘difácil’ de clasificar…
Podría ser perfectamente una foto documental, pero también en este caso faltan más elementos de imagen y texto que presenten y desarrollen un tema. Podría tal vez ser una foto presentada a un concurso, pero tal extremo no procede en este caso por razón de que el autor -un servidor- viene participando habitualmente en concursos… como jurado, no como autor.
Así las cosas, la foto de los niños borrando el encerado se clasifica a sí misma en el contexto de este artículo simplemente como una foto de autor que va a ser objeto de un comentario.
El ‘asunto’ aquí no es, pues, informativo, ilustrativo, ensayístico o artístico, sino didáctico -“propio, adecuado para enseñar o instruir” (DRAE)-. La pretensión del autor de la fotografía y este texto es la de hacer con ella pedagogía -“habilidad para educar y enseñar” (Claves)-. Pues allá vamos.
Nuestra plantilla de Las 5 Preguntas nos allanará la entrada en materia de la lectura de la foto:
1. “¿Qué [vemos]?” [La imagen de] Unos niños [no a los niños, sino su imagen] borrando la mitad superior de un encerado en el que alguien con trazo firme [la profesora, probablemente] ha escrito los nombres de los valores “Paz”, “Amor”, “Amistad”, “Cariño”, “Gener[osidad]” tras haber borrado otras palabras escritas a gran tamaño en la mitad inferior, entre las que puede reconocerse “Hermano”. Una niña tiene una tiza azul en la mano izquierda, lo que puede hacer suponer que algo van a escribir o dibujar sobre lo borrado. De hecho, ya aparece dibujado en ese color el símbolo de la paz.
2. “¿Quién?” Ya está dicho: el periodista, fotógrafo y profesor que esto escribe. Cabe añadir que la foto no forma parte de encargo profesional o proyecto alguno. Simplemente pasaba por allí como un adulto invitado a la fiesta de fin de curso del colegio.
3. “¿Cómo? (I Lenguaje).” Está clara la intencionalidad del fotógrafo: tratar de conciliar representación y significado en una única imagen efímera de la leyenda de una pizarra que va a ser objeto de palimpsesto -“ tablilla antigua [en este caso, encerado actual] en que se podía borrar lo escrito para volver a escribir” (DRAE)-.
4. “¿Cómo? (II Técnica).” Una cámara compacta de bolsillo ‘normal y corriente’ con el flas desconectado y sujetada en las manos con firmeza, los codos apoyados contra el cuerpo, para dar estabilidad a la toma; con todo, las manos aparecen borrosas por la deficiente luminosidad del objetivo, que no permitía el ajuste de un tiempo de exposición más corto.
5. “¿A quién?” A quienes hayan llegado hasta aquí en la lectura de este artículo. Puede haber otras publicaciones o proyecciones a públicos determinados, pero en esta caso, esta es ‘la foto’ de esta entrega de esta semana en el blog ’Leyendo fotos’ en P+D.
Contextualizada así, cabe -y procede- hacer a propósito de nuestra foto de hoy un par de consideraciones generales sobre la publicación de contenidos de textos y fotografías por terceros:
Una. Obviamente, la foto de los niños se presta a opinar sobre los mensajes que a cada lector de la imagen esta le pueda sugerir. Justo para eso la estamos publicando aquí. Opinar es libre. A algún lector o lectora incluso le podría dar pie a articular una reflexión trascendente, un artículo de opinión, tal vez como motivo de arranque de un ensayo sobre infancia y valores, para ilustrar un pasaje de un sermón…
Perfecto. En eso consiste el ciclo de la comunicación: el periodista desarrolla su oficio de “estar, ver, escuchar, compartir y pensar” (Kapuscinski) y contarlo para que los lectores puedan procesar, analizar y comparar la información y formarse su propio criterio.
Y dos. Tanto la foto de los niños ante el encerado como este texto se publican para que los lectores interesados puedan leer tanto el texto como la foto y referirse libremente cuando, donde y de qué forma deseen a ambos elementos conjuntamente, pues conjuntamente son publicados aquí.
Pero es en este punto en el que procede recordar el respeto al pie de foto. Utilizar esta imagen -¡o cualquier otra!- en interés propio para hacerle ‘decir’ a la foto lo que ni la foto muestra ni su autor de ella dice -por ejemplo, valga la exageración de la hipótesis, que a los niños de ahora los valores les importan un bledo-… ¡es delito!
Del mismo modo que ‘fusilar’ [en el argot periodístico, publicar fraudulentamente] una foto o un texto protegidos con el © Copyright sin permiso de su autor, es infracción contra el derecho de autor punible en toda la legislación internacional de Propiedad Intelectual.
Dicho lo dicho con el ejemplo de la foto de los niños del encerado, huelga recordar que es potestad de todo autor facilitar la reproducción a precios testimoniales o directamente sin cargo de contenidos de su autoría. En el caso de un servidor, al igual que muchos otros colegas fotógrafos, periodistas y escritores, la colaboración ‘gratis et amore’ con textos e imágenes de creación propia en las más diversas causas solidarias y ‘apostolados’ es cosa habitual.
Pero antes de apropiarse de creaciones ajenas y ‘fusilarlas’… ¡hay que pedir autorización!
Porque además de ley y de justicia, es de buena educación… y también, en última instancia, de ‘caridad’ hacia el autor ‘fusilado’ para evitarle esa cara de circunstancias que se te queda cada vez que alguien te dice que ha visto un tema tuyo publicado en el sitio tal, que no conoces de nada…
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