Ya hemos preguntado a la foto qué -qué ‘es’, o sea, qué muestra o sugiere-, quién -quién es o puede ser el autor- y cómo -cómo su autor o autora comunica en la imagen el mensaje de la fotografía-. Ahora toca la cuarta pregunta: la técnica de que se vale para albergar el contenido en el continente.
Se trata de inferir a la vista de la propia foto la mayor cantidad posible de datos del proceso completo de la ejecución técnica de la misma. Por técnica entendemos la ejecución técnica del proceso completo: ideación, preparación, equipamiento, toma, tratamiento de la imagen, acabado y presentación.
NO IMPORTA LA CÁMARA
Hablamos fundamentalmente de habilidad. Habilidad en el manejo de materiales, equipos y procesos al servicio de la idea y el resultado final. No importa la cámara, sino la idea y el resultado.
Hablando con rigor de técnica fotográfica, hemos de convenir que antes del omnipresente e intrincado universo
optoquimiomecatrónico,
la técnica fotográfica viene determinada en primer lugar por ‘herramientas’ asequibles a todos, que no hay que comprar en la tienda pues las llevamos de natural “puestas”.
Así pues, no es la óptica, la química, la mecánica o la electrónica el factor determinante definitivo detrás de una foto.
La técnica empieza y termina… en la cabeza del fotógrafo a través, por este orden, de sus ojos, sus pies, sus manos y su voz. De añadir algo, procede sumar… el corazón.
La localización, el punto de toma, la perspectiva y el ángulo de toma exactos, por no hablar del instante preciso de pulsar el botón disparador, no los determina el más sofisticado de los automatismos de cámara alguna.
Cámara, objetivo, sensor, accesorios, programa de tratamiento de imagen, escáner, proyector, impresora… todo está supeditado al gobierno que el fotógrafo haga de ellos.
© Manuel López. Zoco de Majadahonda, septiembre de 2005. Nokia N70. De la exposición antológica “Manuel López 1966-2006”.
© Manuel López. Misa en el Pozo del Tío Raimundo, oficiada por los sacerdotes críticos José María de Llanos y José María Díez-Alegría. Madrid, 30 de marzo de 1973. Leica M4, objetivo Summilux 1,4/325 mm. De la exposición antológica “Manuel López 1966-2006”.
DESMONTANDO LA 'TECNOLATRÍA'
Un modelo de teléfono móvil Nokia de tercera generación hoy obsoleto -N70- con un minúsculo objetivo Carl Zeiss de tan solo 2 megapíxeles con una resolución de 1600 x 1200 píxeles y cuyo precio bajó al poco de los 100 euros pudo en 2005 dar la talla para hacer una foto de exposición con no menos dignidad que en 1973 hiciera una Leica de película -M4 con objetivo Summilux 1,4/35 mm- cuya versión digital equivalente hoy -M9 con el mismo objetivo de producción actual- se pondría en los diez mil euros, seis mil el cuerpo y cuatro mil el objetivo.
Las dos fotos forman parte de la misma exposición en ampliaciones de igual tamaño (30 x 40 cm).
Cámara de la misa en el Pozo (Leica M4 on objetivo Summilux 1,4 35 mm) y cámara del Zoco de Majadahonda (Nokia N70 con objetivo Carl Zeiss de 2 MP).
La primera recomendación técnica que doy en los talleres que imparto es que cada participante se reconcilie con la cámara o el equipo que ya tiene. Quitarse de la cabeza la trampa de la ‘tecnolatría’ -“si tuviera tal cámara, tal objetivo, tal programa… podría hacer mejores fotos”- es la mejor manera de centrarse en lo principal: la imagen.
Con una cámara dada podremos hacer el tipo de fotos que técnicamente sea posible con ella, del mismo modo que para hacer una paella podremos elegir los ingredientes entre los productos que tengamos a mano.
Si no tengo un tele largo no puedo pretender ir al zoo a hacer un primer plano de un león. Si nos olvidamos de comprar garrofones para la paella, podremos hacerla con judías blancas, alubias o fabes, pero no tendrá
garrofó. Elemental.
CONTRA LA 'ZUM-MANÍA'
En cuanto a aspectos positivos, hay otros inventos de la técnica fotográfica que están al mismo nivel o le superan, pero en efectos negativos en mi opinión se lleva la palma.
Hablo del zum. Invento sin duda utilísimo, si se usa con mesura e inteligencia pero rematadamente nefasto para quien cayó en trampa de enredar con él de continuo a destiempo de atrás adelante y de adelante atrás.
En el primer caso nos permite hacer un reportaje con fotos panorámicas (gran angular), de ángulo normal, de detalle a distancia (tele) y de detalle de cerca (macro). Perfecto. Cuatro objetivos en uno, y además, con ajustes intermedios en todo el recorrido del abanico de focales.
El requisito es saber de antemano en cada momento qué foto queremos hacer y ajustar en consecuencia la posición de la distancia focal que proceda en cada caso.
En el segundo caso, vemos el penoso ejemplo de tantos fotógrafos a los que el uso equivocado del zum ha hecho literalmente vagos. Literalmente cierto: rehúsan poner a funcionar el mejor recurso de la técnica muchos casos: los pies.
No se acercan a sus motivos; simplemente, sin moverse desde donde han hecho la foto total, accionan el zum para estrechar el ángulo de toma y hala, ya tienen en la tarjeta de memoria de la cámara la estatua que está a cincuenta metros, y además en plano medio corto.
© Manuel López. Iglesia de Saint John en West Hartford, Connecticut, EE.UU., y estatua al fondo. Diciembre de 2013. Panasonic Lumix DMC-TZ35. Tomas en gran angular extremo 24 mm y en posición tele con ajuste zum 20x (480 mm).
'ACERCAN' O 'ALEJAN' LOS PIES
El mal uso del zum es causante de una grave perversión del lenguaje del sector de la imagen, no solo de la fotografía sino también del cine: el zum no ‘acerca’ los motivos o nos ‘aleja’ de ellos. Simplemente, sin cambiar el punto de toma, el zum ensancha el campo de imagen en las posiciones gran angulares y lo estrecha en las posiciones tele.
De un motivo dado nos acercan o alejan… los pies.
Esta falsa propiedad que se atribuye al zum trae otra ‘herejía’, un imposible de la física aplicada a la óptica.
El zum en nada absolutamente influye sobre la perspectiva. La demostración nos la dan nuestros brazos extendidos: si los abrimos, lo que abarcamos es gran angular; a medida que los vamos cerrando hasta juntar las manos, nos adentramos en el territorio tele.
El juego ensanchar-estrechar -abrir o comprimir- el campo visual no hace variar un ápice la perspectiva: la relación escalar entre los objetos a diferentes distancias es la misma. La perspectiva varía cuando nos movemos. A medida que nos acerquemos a la estatua lejana, tanto más grande será en relación con el fondo.
© Manuel López. Estatua de María, obra de la escultora Margaret Adams Parker en la entrada de la iglesia de Saint John en West Hartford, Connecticut, EE.UU. Diciembre de 2013. Panasonic Lumix DMC-TZ35. Tomas de cerca con ajustes gran angular y tele corto.
Si los fotógrafos se acercaran más a las estatuas en vez de fotografiarlas de lejos con el dichoso zum, su técnica fotográfica mejoraría muchísimo. Se curarían de la ‘zum-manía’… al tiempo que podrían apreciar de cerca al natural la textura, el volumen y la planta en tantos casos imponente de las estatuas.
ANGULAR O TELE: 'THAT'S THE QUESTION'
De la cadena de decisiones que debe tomar todo fotógrafo antes de disponerse a hacer su foto está la del
ángulo de toma: angular, normal o tele.
Gran angular: distancia focal corta, menor de 35 mm / 63º o equivalente -ángulo de campo abierto, mucha información-.
Teleobjetivo: distancia focal larga, mayor de 90 mm / 27º -ángulo de campo cerrado, información de detalle de un fragmento de del campo visual-.
Objetivo normal: distancia focal normal, de 50 mm / 45º -ángulo de campo normal, equivalente al ángulo de percepción del ojo humano-.
Lamentablemente, el objetivo normal ha quedado impunemente desplazado por la voracidad de la “cultura exprés” que se ha generado en torno al zum de desplazar el abanico de focales hacia los dos extremos: “lo más” -ajuste gran angular extremo- vs. “lo menos” -posición tele máxima-. El ajuste intermedio- la focal normal- permanece inédita en la inmensa mayoría de las fotos que se hacen. Lástima.
© Manuel López. Torre de la Libertad desde Brooklyn. Nueva York, diciembre de 2013. Panasonic Lumix DMC-TZ35. Toma en posición tele con ajuste zum aprox. 6x (ca. 150 mm).
© Manuel López. Torre de la Libertad en obras. Nueva York, diciembre de 2013. Panasonic Lumix DMC-TZ35. Toma en posición angular máxima (24 mm)
TÉCNICA Y OFICIO
Ninguna decisión técnica que toma el fotógrafo es inocente. En este par de fotos comparativas puede verse en obras la Torre de la Libertad en la Zona Cero de Nueva York, el rascacielos más alto del hemisferio occidental, de 540 metros 0 1.776 pies de altura, cifra que coincide con el año de la Declaración de Independencia de Estados Unidos y que se inaugurará a comienzos de 2014.
La primera vista de la imponente construcción desde la entrada por autopista desde Brooklyn impone por golpe visual de la parte superior de la construcción, pero no es una imagen precisamente ‘postalera’. Al comprimir el ángulo, el teleobjetivo resalta hace más visibles las impurezas del cielo sobre un nada hermoso detalle del perfil industrial
brooklynite.
Para la toma a pie del rascacielos desde la Zona Cero, la angulación máxima del objetivo no abarcaba la cúpula de la torre y la cartela en español.
El recurso: inclinar la cámara para “hacerlas caber”.
La mejor ayuda para desmitificar lo que un servidor viene llamando
tecnolatría es equiparse con la cámara… que uno lleva consigo en cada momento. En el caso de las fotos de la iglesia con la estatua y la Torre de la Libertad, la cámara usada fue una compacta avanzada absolutamente ‘corriente’, una Panasonic Lumix DMC-TZ35, una máquina con un sensor de 16 megapíxeles y un soberbio objetivo Leica de 20 aumentos 24-480 mm cuyo nada astronómico precio no llega a los 200 euros.
Añorar un Marqués de Cáceres Gaudium 2008 cuando lo que tenemos en la mesa es un honesto rioja cosechero no tiene sentido. Lo inteligente es saborear el vino que ya tenemos servido. Peter Sissek, el bodeguero del vino de mil euros, el mítico Pingus, dijo que su máxima aspiración era llegar a hacer algún día un vino como el que se toma en los bares de los pueblos.
Las fotos no las hacen las cámaras, sino las personas que las manejan con mayor o menor destreza o habilidad. Cierto que puede haber técnica sin arte, pero no arte sin técnica. Justo por eso se trata de conciliar técnica y arte, pero cada cosa en su sitio. Es la técnica la que debe estar al servicio del arte.
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Próximo domingo: Las 5 Preguntas/y 5. A quién
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Las 5 Preguntas/1. “Qué”
Las 5 Preguntas/2. “Quién”
Las 5 Preguntas/3. Cómo I (Lenguaje)
Las 5 Preguntas/4. Cómo II (Técnica)
Las 5 Preguntas/y 5. A quién
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