Entre la Segunda y la Tercera Avenida de Nueva York, en el barrio de Harlem, cualquier domingo se puede notar como las paredes de la New Light Baptist Church retumban presas de una efervescencia musical imparable, sincera, directa. Sí amigos, estamos hablando de un góspel en estado puro, de un góspel que hace honor a la literalidad de su significado (Evangelio), de un góspel que el pastor Bobby Lewis lidera desde su sonrisa perpetua y su capacidad de seducción escénica, para qué negarlo.
Lewis, en un currículum al que él ya apenas hace referencia, puede presumir de haber formado parte del legendario sello Motown, el que explosionó en los años 60 y reconvirtió las radiofórmulas (las americanas, aquí no pasábamos de la copla y el folklore mal entendido) en hervideros de soul y funk.
Pero en su haber también aparecen actuaciones al lado de monstruos (musicales, claro) como Diana Ross, The Temptations, Barbara Streisand o Martha Reeves, aunque el pastor insiste una y otra vez que su verdadero y mejor compañero de viaje artístico es, y ha sido, Dios. No es casualidad, pues, que lleve años liderando un imponente coro góspel que, con distintos nombres y formaciones, es capaz de juntar 50 voces (sí, imparables, sinceras y directas) que nos trasladan a esos incipientes espirituales negros que un día surgieron como canto de esperanza en medio de las atrocidades que representaban las plantaciones del sur de los Estados Unidos, repletas de esclavos (un matiz al respecto: no eran esclavos, fueron convertidos en esclavos) secuestrados desde lejanas tierras africanas.
Desde hace ya siete años,
el Bobby Lewis's Gospel Choir ha visitado ya en cinco ocasiones España para realizar giras por iglesias, teatros, auditorios, plazas o lo que se tercie. Uno de los principales culpables de coordinar estas visitas es Gustau De Juan, responsable del ministerio evangelístico en la iglesia Unida de Terrassa. De Juan comenta, refiriéndose al grupo de Lewis, que "Dios pone herramientas a nuestra disposición, y que es nuestra obligación utilizarlas".
El número de espectadores en cada gira se puede contar por miles, y la más reciente no es ninguna excepción.
Durante el mes de octubre, una pequeña representación del coro, con "apenas" cuatro vocalistas y un guitarrista paseó su propuesta musical y de alabanza por ciudades como Albacete, Xàtiva, Gandia, Cerdanyola del Vallès, Terrassa y Manlleu. Para completar su equipo, contaron en esta ocasión con tres músicos de la misma Unida: Isaías Haro (bajo), Pau Gurpegui (¡un jovencísimo batería de 15 años!) y Oscar García (piano). Cuando el grupo ha paseado a decenas de cantantes, citarlos a todos puede convertir un artículo en una innecesaria y aburrida genealogía, pero en este caso vale la pena precisar que se trataba de Bobby Lewis, Enga Davis, Josette Newsam, Charmaine Da Costa y Aron Marchak (guitarra).
Una de las ciudades más felices en esta gira fue Manlleu, la única que recibía a Bobby Lewis y a los suyos por primera vez. La iglesia bautista de esta localidad de Osona, en pleno corazón de Catalunya, consiguió llenar las 600 localidades de la parroquia de Sant Pau (el concierto lo organizaban distintas entidades de la ciudad) y,
tal como cuenta el pastor Rubén Gramaje, ha sido "una bendición con mayúsculas, sirviendo todos juntos con entrega y dando testimonio público del Evangelio". Gramaje detalla que el concierto “ha tenido muchísima repercusión y ha servido para respaldar económicamente la obra social que realizamos, ya que la recaudación fue para el banco de alimentos de la ciudad, El Sarró”.
Acabado el concierto,
Bobby Lewis, y los demás miembros del grupo, saludaron, firmaron autógrafos y se hicieron docenas de fotos como si de los mismísimos Rolling Stones se tratara. Y hasta Bobby se acercó el alcalde de Manlleu, Pere Prat (ERC), que le felicitó por su puesta en escena y su energía.
Lo que el político no sabía es que Bobby propone a todos los alcaldes que conoce orar por ellos, por su trabajo y por su ciudad. Al risueño pastor no le importan los colores políticos, por lo que a los pocos segundos los tres estaban cogidos de las manos (la esposa de Prat también estaba) mientras Lewis ponía sus vidas ante Dios.
En anteriores visitas, Bobby Lewis ha orado por alcaldes como el de Cerdanyola, Toni Morral (ICV), el de Sant Cugat del Vallès, Lluís Recoder (CiU), y hasta en el mismo salón de plenos municipal, tal como hizo con Pere Navarro (PSC) en Terrassa o con Manuel Bustos (PSC) en Sabadell. En el caso del edil egarense, se produjeron dos anécdotas interesantes: una, el conseguir que regidores de partidos de ideologías que podríamos definir diametralmente opuestas como son PP y ERC se cogieran de las manos. Y otra, cuando el líder de la oposición en Terrassa (Josep Rull, de CiU) le dijo a Bobby que si oraba con tanta fuerza por Navarro, su partido nunca llegaría a ocupar la alcaldía. Pero volviendo a Pere Prat, una primera reacción de sorpresa rápidamente se convirtió en un rostro de felicidad y en un agradecimiento posterior al detalle del pastor americano: "No me lo agradezca a mi", le respondió, "es Dios quien actúa".
En esta misma gira, un hecho excepcional fue una pequeña actuación que ya se puede considerar como histórica. Sí,
la formación de Lewis, en sus distintas visitas, ha llegado a reunir 6.000 personas en las fiestas mayores de Terrassa y Sabadell, pero en esta ocasión pudo realizar una pequeña actuación en el interior de la Sagrada Familia de Barcelona. El templo que ideó Antoni Gaudí desde su genialidad hace ya 130 años (y que todavía está en proceso de construcción) fue testigo de una participación musical que detuvo el trajín de los turistas que en ese momento llenaba la nave central de la iglesia. El gran símbolo de Barcelona y del modernismo, ese poema místico audaz, esa obra de arte abstracta e inspirada en la naturaleza al mismo tiempo, ese monumento acostumbrado a recibir millones de visitas, cambió su faz por unos instantes para dejar que el góspel cantado con fuerza retumbara entre sus torres y reflejara con una luz distinta en sus vitrales.
Los músicos se situaron ante los dos grandes batientes de bronce de la fachada de la Gloria, unas puertas que tienen grabadas el Padre Nuestro y donde, en 50 idiomas, se destaca el párrafo "el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy".
Para Gaudí, visionario y osado, ese templo, más que un edificio, era un himno de alabanza a Dios. Quizá ya pensaba que muchas décadas más adelante, Bobby Lewis y los suyos complementaran ese himno con el de la música.
Y ahí, radica el eje de la oferta del coro estadounidense:
música, sí. Y de calidad, sí. Bueno, de mucha calidad, ya que tal como recuerda el pastor de la Unida de Terrassa y presidente de la UEBE, Andreu Dionis, "los cinco músicos que nos han visitado siguen sonando con la misma fuerza de cuando vinieron con 50". El mismo Dionis añade que "a su capacidad musical hay que añadir la del testimonio, ya que consiguen que todo el mundo les escuche". Pero ese mensaje trasciende la propuesta cultural y, tal como explica el propio Bobby Lewis, tiene que ver "con el Rey de Reyes" y con el hecho de que "todos tenemos un testimonio personal increíble y Dios es el que sabe por lo que estás pasando y qué necesitas oír".
Lewis recuerda como llegó en el 2006 a Figueres (en el norte de Catalunya) para visitar a unos misioneros estadounidenses; fue allí donde descubrió que Dios le llamaba a ofrecer su música y su testimonio en España.
Su mensaje, claro y directo, no da demasiados rodeos y tiene en cuenta en todo momento la realidad de cada uno: "Soy de Harlem", recuerda, "un barrio duro, violento y con asesinatos a diario. Tengo claro que yo no puedo hacer nada, pero sí que puedo confiar en Dios para que Él me ayude a actuar". Eso sí, a pesar de su habitual mensaje vitalista y lleno de esperanza, Lewis remarca que debemos ser muy conscientes de que ser cristianos no es garantía de una vida más cómoda: "Una mujer de mi iglesia me dijo en una ocasión que tenía cáncer. Y miedo. Y ese es el problema, que tenemos miedo a la muerte, pero yo siempre recuerdo a la gente que todos moriremos. El problema no es cuándo, sino no saber nuestro propósito en este planeta. Y si muero hoy mismo, iré a vivir con Dios para siempre, por lo que la muerte pasa a ser mi sirviente".
Retomando la historia de la mujer de su iglesia, añade: "Esa persona regresó al cabo de un tiempo y me dijo, muy contenta, que el cáncer se había ido, que estaba curada. Fantástico, le respondí, pero te sigo recordando que morirás igualmente". Eso sí, Lewis siempre remarca (y cualquiera le contradice) que su propuesta es “un regalo de vida”. Bueno, insiste en el tema de la mayúscula y habla de Vida. Pues vale.
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