Todo viene y se va

Viene el tiempo con sus inminencias
y sus intermitencias sagradas
caminos no andados
profanos
ironías no pedidas/
y los abrazos
siempre los abrazos
de la gente que se ama.

Viene el amor con su cauda de silencios
sinceros
vienen los días acumulados
sobre la espalda del sueño
de la dicha prolongada
o breve.

Viene la existencia cargada de luz
y de sombras
a decir su excelente monosílabo/
su discurso sin palabras
lejos de la domesticidad
del fiel de la balanza.

Viene la voz de lo más alto
inmaculada y simple
aquella que día con día
forja soledades y ansiedades/
cumplidas o incumplidas
pero ciertas.

Viene la nube de adherencias
a una fe desdoblada/
sometida a la tortura del día
aletargada a veces
pero siempre presente
con sus rutas incomprendidas.

Viene la felicidad no pedida
inimaginable/
vienen compañías duraderas
que hacen llevaderas las noches
las dudas constantes.

Viene -en rigor- la poesía
que se aposenta a sus anchas
en la escueta vida/
en los senderos amplios de la calle dormida
viene a hacer de las suyas
y a dominarlo todo/
con su lenguaje avispado
trastornador.

Viene -a veces sin saberlo-
el sonido innominado
a hacerse cargo del destino
en la mirada ciega/
en el deseo fortuito
acompasado/
cuyo ritmo sostiene el paso
y conduce el pulso/ el asombro
interminable/

pero todo
todo se va algún día

15 de noviembre de 2013