Silencio. Tensión. Gritos contenidos y al final aplausos. Cuando el equilibrista origen estadounidense
Nik Wallenda cruzó el río Pequeño Colorado al noreste de Arizona caminando sobre un cable de acero de 5 centímetros de espesor y de 716 de longitud suspendido a unos 460 metros de altura, sin arnés ni red de seguridad estaba cumpliendo su sueño de adolescente, sueños “
típicos” de un chico perteneciente a la séptima generación de una famosa familia de equilibristas.
Hay circunstancias en nuestra vida que nos pueden hacer sentir como si fuéramos equilibristas cruzando un precipicio de 460 metros de altura sobre un hilo minúsculo, son circunstancias que hacen que nuestras vida estén pendientes de ese estrecho cable que parece que es el único que nos sostiene y evita que nos estampemos contra el suelo.
En esta serie de artículos sobre el joven cristiano y la crisis hemos estado viendo desde el significado del trabajo hasta la precariedad laboral, pasando por la elección que los adolescentes tienen que hacer acerca de su futuro y de como los estudiantes afrontan el inicio de la vida laboral. Una vez llegada a esta “
tierra prometida” de la obtención de un trabajo puede parecer que lo más difícil ha pasado. Pero en la situación económica y laboral que nos toca vivir hace que sean pocos los que tienen asegurado un puesto de trabajo que les pueda ayudar a mantenerse. La mayoría viven en lo que actualmente se denomina inestabilidad laboral.
La inestabilidad laboral, aparte de doler como la herida que no cura nunca, es fuente de otros muchos males como estrés, tensión, agobio y preocupación por saber si mantendremos el trabajo que nos sustenta.
Saúl, el primer rey de Israel, vivió esta situación de sentir que se le iba a echar de su puesto de trabajo. Samuel mismo le informó de esa noticia: “
Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”
1 S. 15:23. Este “
despido” no fue inmediato sino que aún tuvo pasar algunos años hasta que se hiciera efectivo, años en los cuales el carácter de Saúl va cambiando desde el joven valiente y confiado que se cree con derecho a hacer las funciones de sacerdote hasta el gris rey enloquecido en la persecución de su propio yerno.
Este declive ocurre cuando poco a poco Saúl se fue dando cuenta de quién era el sustituto elegido por Dios para ocupar el cargo de rey de Israel y la reacción de Saúl no es que fuera precisamente ejemplar: “
Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: Hijo de la perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de Isaí para confusión tuya, y para confusión de la vergüenza de tu madre? Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni tú estarás firme, ni tu reino. Envía pues, ahora, y tráemelo, porque ha de morir. Y Jonatán respondió a su padre Saúl y le dijo: ¿Por qué morirá? ¿Qué ha hecho? Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió Jonatán que su padre estaba resuelto a matar a David.”
1 S. 20:30-33.
Saúl nunca ha sido un buen ejemplo en casi nada y esta reacción ante la voluntad de Dios es un claro ejemplo. Pero también nos muestra como se manifiesta la tensión de la inestabilidad en la vida de miles de empleados que no saben si el mes que viene lo serán. El mal humor, la irritabilidad sobre todo con los más cercanos, el estrés y ver fantasmas donde sólo hay sombras son las marcas más reconocibles de las personas donde la inestabilidad forma parte de su día a día.
La inestabilidad laboral en los jóvenes nos afecta de una manera singular porque trastoca nuestros planes de vida. Por ejemplo, respecto a los
motivos para permanecer en el domicilio familiar, los jóvenes que ya tienen trabajo remunerado pero que viven en casa de sus padres destacan la inestabilidad laboral (33,7%) como el factor determinante para no abandonar el “
nido”. ¿Y que vamos a decir de casarse o tener hijos? si tenemos ante nosotros la pregunta de como vamos a mantenernos, que responderemos a la de ¿cómo vamos a mantener a nuestro hijos?
"
Ser un niño pobre en España no significa pasar hambre, pero sí tener más posibilidades de no tener una alimentación completa y suficiente; no significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar gastos o abandonar de forma temprana los estudios; no significa no poder ir al médico, pero sí tener problemas para pagar algunos tratamientos"
Maria Antonia Caimari, Presidenta de Unicef Comité Baleares.
Muchos jóvenes que crecieron en una situación de bonanza sufren el trauma de tener que aceptar que nunca podrán permitirse, y menos dar a sus hijos, el nivel de vida que sus padres les dieron a ellos.
¿Cómo afrontamos los hijos de Dios esta inestabilidad? ¿Qué consejos podemos darles a nuestros jóvenes cuando estos se planteen empezar una vida lejos de la casa de los padres?.
El que llegó para sustituir al mal logrado Saúl también se vio envuelto en una circunstancia en la que pudo perder su trabajo, su propio hijo Absalón se subleva y aspira poder reinar en el sitio de su padre. De la misma forma que los buitres van a la carroña los enemigos de David se apresuraron a salir al camino para insultarlo y hacer leña del árbol caído. Ante lo cual David responde “
Quizá mirará Jehová mi aflicción, y me dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.”
2 S. 16:12
La reacción de David es totalmente opuesta a la de Saúl, ambos están ante la situación de pérdida, pero uno lo afronta agarrándose al trono como si pudiera cambiar la voluntad de Dios mientras que otro, a pesar de estar sufriendo por la traición de su propio hijo reconoce en manos de quién está. Reconoce que por mucho mal que le pueda hacer su peor enemigo hay alguien que puede cambiar las cosas. Reconoce que por muy doloroso que sea perder el puesto de trabajo sabe que existe un Dios que se preocupa por él, que nunca lo va a abandonar y que cuando sea Su voluntad lo restaurará en su sitio. Porque al fin y al cabo esta es la diferencia.
“
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Ro. 8:38
Esta es nuestra red. Nik Wallenda cruzó el cañón del colorado sin ninguna protección, pero lo hijos de Dios nunca nos enfrentamos solos a ninguna situación.
Puede que nuestro pie patine un poco, puede que una racha de viento que sople más fuerte nos haga tambalearnos, pero sabemos que tenemos una protección que a pesar del mal que venga. Podemos estar en la situación laboral más inestable, podemos estar pendientes de que será de nuestro trabajo cada mes, pero también estamos seguros de que por muy inesperada que sea la caía tenemos una red que nos protege y que nunca nos falla.
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Diario El País
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