Una de mis grandes pasiones es la lectura y, aunque estoy escribiendo en INTERNET, me gusta leer un libro a la antigua usanza……..sentadita en mi sofá, preferentemente de noche y si puede ser tomándome a sorbitos cortos y suaves, un estupendo cafecito negro y colombiano.
Cuando era muy chiquita, descubrí en la biblioteca de mis padres el bien conocido libro “Con alas de águila”, paralelo al posterior que escribió Elisabeth Elliot, quizá más conocido para la mayoría: “Portales de esplendor”.
En aquel libro se recogía la historia de Jim Elliot y sus compañeros, preciosos hombres de Dios que fueron asesinados por los aucas en la orilla del río, aucas a los que estaban intentando evangelizar.
Cuando aquel inmensamente bello libro cayó en mis manos……… simplemente me fascinó, además tenía un montón de fotos en blanco y negro sobre toda aquella tragedia: la avioneta, los tiempos anteriores, las cinco familias, las esposas al más puro estilo años 50…… en fin!! que yo tomaba aquel libro y lo miraba y remiraba, leía y releía y cada vez, me fascinaba, me impactaba y al día de hoy, todavía tengo grabadas en mi mente imágenes y frases de tan inmensamente bella historia real.
Hace unas semanas, me topé en un comentario con algo sobre uno de los misioneros, el piloto: Natanael Saint. Su hijo Esteban tenía 5 años cuando asesinaron a su padre. No me quiero ni imaginar todo el dolor que tuvo que pasar, pero como en todo en la vida del creyente, cuando una fortísima crisis se supera al lado del Señor, salen cosas y grandes, como la que le ocurrió a
Esteban cuando fue más mayor y dijo: “Deja que Dios escriba tu historia”.
Años más tarde, cuando Esteban era un adulto, volvió a Ecuador y se hizo amigo de Mucayi, uno de los aucas que mataron a su padre y escribió lo siguiente: “Hay muchas personas que quieren escribir su propia historia y hacer que Dios la edite cuando algo anda mal. Hace mucho que decidí permitir que el Señor escribiera la mía”.
Cuando leí esto me retrotraje a….tantos años atrás!! y mis ojos se empañaron de lágrimas.
Recordáis la frase lacónica de Jim Elliot?: “No es tonto aquel que pierde lo que no puede retener, para ganar aquello que no podrá perder jamás”.
Qué vidas!!....Qué historias!......Qué frases!!, las cuales reflejan una situación tan íntima y cercana con Dios.
Hay momentos de la vida preciosos, simplemente deliciosos, otros duros, muy duros, pero el creyente que conoce a Su Señor, se acoge a Él con fuerza, crece en su Padre hasta el infinito, deshecha de si la amargura y permite que sus raíces profundicen kilómetros y kilómetros en las profundidades divinas y puede repetir con Esteban: “Quiero dejar que Dios escriba mi historia”.
Cada uno conoce su propia vida, alegrías, tristezas, vivencias, decepciones, sorpresas….en definitiva su propia historia y cada uno decidimos como queremos enfocarla, encararla y vivirla.
Yo, hoy más que nunca, hago mía esta preciosa frase y sé que un día, cuando esté en la presencia de mi Señor me emocionaré cuando mi propio Padre me explique cada recodo del sendero por el que hoy camino, la mayoría de las veces sin entender absolutamente nada de nada. Aisssss….cuántas ganas tengo de que llegue ese momento!! Y poder encajar todas las piezas de mi puzle….creo que, simplemente me postraré a Sus pies y le diré: “Gracias mi Padre por tu preciosa sabiduría, por trazar un perfecto plan para mi, perdona por las veces que me he desviado del camino; pero gracias por acompañarme a cada instante y traerme de nuevo a tu lado siempre.
Tienes dudas?, ……..conflictos?.......preguntas?.......
Hazme caso y repite conmigo…. “Quiero dejar que Dios escriba mi historia”.
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