“Así que oró al Señor de esta manera: -¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra?
La ciudad de Nínive se arrepintió, pero esto “disgusto mucho a Jonás y lo hizo enfurecerse”. Se irrito.
Uno de los problemas que tenemos es nuestro etnocentrismo.
1. NO PODEMOS TOLERAR UN AMOR TAN AMPLIO
Se revelan los sentimientos de Jonás y los motivos de su acción.
La queja del “siervo” Jonás no es porque duda del amor de Dios sino porque su amor es demasiado amplio. No quiso ir a Nínive porque conocía el amor de Dios y
la amplitud de ese amor le causaba disgusto. “Por eso me anticipe a huir a Tarsis, pues bien
sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes” (Jonás 4:2 b). Cuando no aceptamos un amor tan amplio nos embarcamos en sentido contrario.
2. DIOS NO ES COMO NOSOTROS PRETENDEMOS
“Jonás salió y acampo al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver que iba a suceder con la ciudad”.
Jonás conocía el amor divino y sospechaba que Dios perdonaría a Nínive. Su teología era correcta pero
la fórmula que él declara, se le vuelve a sí mismo como fórmula de acusación porque desobedece. Se escapa a la Tarsis teológica.
Dios quiere de nosotros, más que una buena teología, una correcta obediencia. Cualquier teología que lleve a la desobediencia o sirva para evitar la obediencia, es mala teología.
Corremos el riesgo de ser como Jonás, sentarnos a lamentarnos que Dios no es como nosotros pretendemos y usar la palabra de Dios para justificar la desobediencia.
3. LAS COSAS NO SALEN COMO QUEREMOS.
“Jonás salió y acampo al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver que iba a suceder con la ciudad” “Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta. La cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta”. (Jonás 4:5-6)
Jonás espera ver la destrucción de la ciudad y se sienta a esperar. La choza le da sombra pero no lo libra de su malestar.
Dios provee una planta que le dará sombra y el resultado es que “Jonás se alegró muchísimo” pero Dios todavía no está satisfecho con Jonás.
“Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera y la planta se marchito” “Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además,
el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que este desfallecía”
“Con deseos de morirse, exclamo: ¡Prefiero morir que seguir viviendo! Pero
Dios le dijo a Jonás: ¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta? – ¡Claro que la tengo!
Le respondió - ¡Me muero de rabia! El Señor le dijo: “Tú te compadeces de una planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra pereció.
Y de Nínive, una gran ciudad donde hay... personas que no distinguen su derecha de su izquierda,... ¿no habría yo de compadecerme? (Jonás 4: 6-11)
Muchas veces nos parecemos a Jonás en su enojo, testarudos y porfiados.
Si algo sale mal nos enojarnos mucho. Un proyecto que no se da, alguien nos falla, no logramos la posición que pretendíamos, una enfermedad, un problema en la familia o la iglesia, un desperfecto en la casa o un choque con el vehículo y nos enojamos.
4. NECESITAMOS EXPERIMENTAR LA GRACIA DE DIOS
Dios nos da una lección por medio de su Gracia. Significa estar siempre
agradecidos, cuando crece la planta y cuando la planta se seca. A veces “no somos agradecidos” con todo lo que “ya tenemos”. Nos olvidamos de todas las bendiciones.
Cuando la planta se seca puede ser señal del cuidado de Dios y no es menor que cuando la planta crece. Las plantas secas pueden ser señales que Dios está trabajando en el proceso de la vida para que veamos otra dimensión.
Dios quiere llevarnos a un nivel más profundo de confianza en él. Que demos nuevos pasos de Fe y compromiso para hacernos solidarios con un mundo de necesidad, donde el sol abrasa y no hay calabaceras con que cubrirse.
La vida del cristiano debe ser una vida que siempre se está ampliando.
Es ver la amplitud de su amor por las necesidades no alcanzadas de los menos alcanzados y actuar en consecuencia. Tal vez sentados frente a nuestras plantas secas Dios nos diga: “te dueles por esta dificultad
¿y no ves que yo me duelo por las grandes dificultades y dolores del mundo al que té envío? Si todo fuera alegría, paz y bienestar general nos olvidaríamos del resto del mundo.
Jonás “el profeta, pastor o siervo” se sentó esperando que Dios cediera en su manera de pensar, mientras tanto
Dios está esperando por miles de Jonases que cedan y que cambien en su manera de amar. Dios mira por los débiles e indefensos. Los israelitas se reservaban todos sus privilegios y derechos en su relación con Dios pero no se unieron a la misión de Dios en el mundo. A nosotros nos puede pasar lo mismo.
Ni una palabra se nos dice acerca de la respuesta de Jonás. Lo importante no es lo que Jonás respondió sino lo que hoy respondemos en situaciones semejantes.
El final de la historia está a nuestro cargo.
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN
¿Qué es lo que me hace disgustar mucho? ¿Suelo quejarme y estar irritado?
¿Qué actitud suelo tomar con aquellas personas que son diferentes a mi manera de pensar? ¿Somos amplios y generosos en amar, aceptar y perdonar? ¿En relación con mis enemigos? ¿Soy bondadoso, compasivo y lento para la ira?
¿Solemos ser agradecidos con Dios y nuestro prójimo? ¿Cómo reacciono cuando las cosas no salen como pensábamos? ¿Cuál es la lección de la Gracia? ¿Qué espera Dios de nosotros?
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