Queremos introducirnos más en lo que es realmente la esclavitud del S.XXI. En este caso, qué es la trata de personas y su clasificación según el tipo.
Es importante saber con qué nos podemos encontrar y a qué nos enfrentamos para poder identificar esta lacra que convive con nosotros, en nuestra sociedad, pero que no vemos a causa de la desinformación.
En inglés el término 'Human Trafficking' hace referencia a la trata de seres humanos. En ocasiones, en español, y al realizar literalmente la traducción del anglosajón, caemos en el error de hablar de 'Tráfico Humano' cuando realmente queremos referirnos a la problemática de la 'trata de personas' o 'trata de seres humanos'. Es importante que entendamos y sepamos utilizar adecuadamente ambos términos, pues son grandes las diferencias.
El tráfico ilegal de personas, tráfico humano, consiste en la facilitación ilegal de una persona dentro de un Estado del cual no sea nacional o residente permanente. El traficante, a diferencia del tratante, pierde el control sobre la persona después de llegar al destino final o cuando recibe su pago. Por ejemplo, los llamados “Coyotes” de México que ayudan a cruzar las fronteras hacia Estados Unidos a personas que no poseen documentación legal. Sin embargo, cuando hablamos de trata de personas hablamos de un elemento clave en el proceso: la coacción es usada y el fin del acto es la explotación. La trata de seres humanos supone una violación de los Derechos Humanos, el Tráfico ilegal de personas es una violación de las leyes migratorias.
La trata de seres humanos adquiere varias formas de explotación y es considerada la esclavitud de nuestro siglo. Según Naciones Unidas la trata con fines de explotación sexual es la forma detectada con más frecuencia, el 79 por ciento, seguida del trabajo forzoso o trata de seres con fines de explotación laboral - 18 por ciento -, es por eso que a continuación analizaremos con más detenimiento estas dos formas de esclavitud.
Trata con fines de explotación sexual: Cuando un adulto es obligado, forzado o engañado con el fin de que ejerza la prostitución o se le mantiene en ella por uno de estos medios tras haber consentido inicialmente, esa persona es víctima de trata. La trata con fines de explotación sexual también puede ocurrir como parte de la servidumbre por deuda, en los casos en que mujeres y niñas se ven forzadas a seguir en la prostitución debido a una “deuda” ilegal supuestamente contraída a cambio de su transporte, reclutamiento o hasta su cruda “venta”, que los explotadores insisten, debe ser pagada antes de ponerlas en libertad.
Una gran parte de víctimas de trata con fines de explotación sexual son niños y niñas (menores de 18 años). Éstos son inducidos a cometer actos sexuales a cambio de pagos o beneficios que obtendrá la persona que tenga autoridad sobre la víctima. Aunque en la mayoría de países del mundo está prohibido por ley el uso de menores de edad en el comercio sexual lo cierto es que esta práctica es cada vez más frecuente, y los “consumidores de sexo” demandan “carne fresca” (como lo llaman los propios tratantes) es decir, niños y niñas menores de edad. Las últimas estimaciones indican que cerca de 1,2 millones de niños son objeto de trata todos los años.
En India, por ejemplo, se estima que cada día 200 niñas son vendidas como esclavas y que aproximadamente de 300.000 a 500.000 niñas son obligadas a prostituirse.
Trata con fines de explotación laboral: La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 20,9 millones de personas son víctimas del trabajo forzoso a nivel mundial, atrapadas en trabajos en los que son coaccionadas o engañadas y que no pueden abandonar. Según propias declaraciones de la OIT “el trabajo forzoso constituye un tema delicado, y los gobiernos se muestran a veces reacios a investigar y reconocer la existencia de este fenómeno dentro de sus fronteras.
Resulta difícil crear y mantener la voluntad política e instigar a realizar la minuciosas investigaciones que se requieren para detectar las prácticas de trabajo forzoso y combatirlas. Las propias víctimas pueden mostrarse reacias a prestar testimonio, no sólo por temor a las represalias de quienes las explotan, sino quizás también a las medidas que podrían emprender contra ellas las autoridades de inmigración u otras instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de la ley”.
Todos los países se ven afectados por la trata de seres humanos, ya sea con fines de explotación sexual, laboral, ambas formas u otras. Es cierto que algunos países cumplen con las normas mínimas de asistencia a víctimas y condenas a tratantes, pero esto no significa que hayan logrado erradicar la esclavitud moderna. De hecho, ningún país está haciendo lo suficiente para ello.
El pasado mes de Diciembre el Defensor del Pueblo español publicó un informe de la situación de Trata en España (puedes
descargarlo aquí) donde denuncia la creciente problemática y las diversas formas en que se está dando en nuestro país. La trata de seres con fines de explotación laboral está creciendo y en el informe se señala con especial atención los casos de mendicidad forzada y la nueva forma de explotación para realizar actividades delictivas en nuestro país.
También
ha aumentado en España la trata de seres con fines de explotación sexual, como ya apuntamos en el artículo anterior y es por este motivo que hace tan sólo un par de meses la Policía Nacional puso en marcha una campaña de sensibilización y puso a disposición de los ciudadanos un correo electrónico (
trata@policía.es) y un teléfono de denuncia (900 10 50 90) para que todos podamos implicarnos en combatir la trata en nuestro país.
El movimiento abolicionista mundial moderno tiene menos de una generación de vida. Son muy pocas las víctimas identificadas, no hay suficientes servicios para los supervivientes rescatados y son sólo algunos los tratantes que reciben sanciones penales. Muchos gobiernos del mundo han promulgado leyes contra la trata, pero se necesita que éstas sean aplicadas de forma amplia y efectiva.
En países como el nuestro es necesario no sólo que se produzca un cambio legislativo, mejora en la asistencia a las víctimas y mayor información para la sociedad, si no que también es urgente un cambio de mentalidad donde la mujer no sea vista como un simple objeto de placer sexual, donde los prejuicios no sean hacia las prostitutas si no hacia los “consumidores del sexo” y en definitiva, donde la prostitución no sea considerada como el trabajo más antiguo del mundo, si no la forma de violencia contra la mujer más antigua del mundo.
Más información:
Curso de Intervención en Prostitución y Tráfico de Personas-Diaconía.
Informe TIP 2012 de EE.UU.
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Este artículo forma parte del Número 2 de la Revista Protestante Digital Verano. Puedes leerla a continuación o descargarla aquí (PDF).
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