DIOS SIEMPRE, PARA QUE QUEDE BIEN CLARO
Este inmenso poeta chileno, conocido y reconocido en todo el territorio de la lengua castellana, pero también traducido a muchas lenguas del mundo, ‘sorprendió’ a medio Chile cuando el 13 de octubre de 2010 escribió un rotundo artículo en El Mercurio, el más importante periódico de su país.
El artículo se trataba del rescate de los mineros, se tituló “Dios, los mineros y los chilenos” y el mismo constituye una pieza de profunda gratitud “al Dios que hay en mí…”, como dice en uno de sus poemas, pero también una llamada de atención hacia políticos y demás gente que busca achatar el poder del Señor sobre todo lo viviente.
Un año más tarde falleció mi querido Gonzalo, poeta admirado.
Y yo tendría que ponerle como epitafio dos versos que el escribió en otra despedida: “…vuelve al verdor/ del otro Oxígeno, al Padre”.
Y para que nadie se extrañe de la vinculación de Gonzalo Rojas con Dios, reproduzco íntegro el artículo citado:
“Para nosotros se ha escrito un porvenir abierto. Se nos debe en justicia la luz por dolor; y el dolor se hará estrella...”. Así hablaba Jaime Eyzaguirre en Hispanoamérica del dolor, medio siglo atrás.
¿Quién ha escrito ese porvenir? ¿Quién nos debe en justicia la luz? ¿Quién nos regalará esa estrella? Durante la extensa y emocionante tarea de rescate de los 33 mineros, los chilenos no han perdido de vista que detrás de esos dolores y trabajos, sólo Uno podía terminar bien la faena. Los mineros han invocado a Dios, sus familias han pedido a Dios, los rescatistas se han encomendado a Dios, las autoridades han confiado en Dios, los simples espectadores vamos dando gracias a Dios. Unánime: los chilenos de todas las religiones -mayoritariamente cristianos, fundamentalmente católicos- hemos pedido el suplemento divino a nuestros esfuerzos humanos. Como el 27 de febrero, como antes en Chaitén, como siempre en nuestra sufrida historia.
Es la afirmación popular del más sencillo y profundo sentido común en lo espiritual. Pero es una afirmación que ha sido también victoria rotunda. ¿Victoria sobre quiénes?Ante todo, sobre los que han repetido, frente a cualquier tragedia, que Dios nada tenía que ver con lo sucedido, que resultaba ‘niñoide’ afirmar que Dios lo había planteado como prueba o como purificación. Los ejemplos se repitieron: una tragedia ferroviaria, un terremoto devastador, un grupo de mineros sepultados, nada tenían que ver con los planes de Dios, nos decían. Han buscado convencernos de que los quereres divinos sólo se refieren a una solidaridad en terreno, pero que, puestos a vincularlo con los grandes dolores humanos, nada le importan, los deja venir e irse, no interviene, los contempla indiferente. Por eso, la masiva confianza en Dios es la derrota de los que promueven un Creador lateado, aunque quizás rezan todos los días ‘hágase tu voluntad’ y ‘líbranos de todo mal’.
También ha sido una victoria sobre los que se quejan de la frecuente invocación de Dios. Ya está bien de tenerlo en la punta de la lengua para cualquier cosa, nos han dicho. Y cada vez que oyen mencionar su nombre, curiosamente parecieran invocar a su favor el ‘no usarás su santo nombre en vano’. Pero no es el celo por el nombre divino lo que los mueve, sino, por el contrario, la inquietud por su extendida presencia en la palabra diaria de tantísimos compatriotas. Quisieran a Dios fuera de las palabras: así lo comenzarían a sacar de los pensamientos y lo irían borrando de la vida. Pero los millones de veces que en estos meses hemos dicho Dios, Jesús, Cristo... han triunfado sobre esa política que promueve al Dios ausente y que busca consumarse en un Dios olvidado.
Se les ha ganado también a los que han insistido en que Dios no tiene derechos que le puedan ser reconocidos en nuestra vida ciudadana. Como todo lo plantean en términos de concurrencias democráticas, piden para las mayorías derechos sobre las minorías. A Dios, con sólo tres votos -a lo más- lo dejan de lado como una exigua minoría, aunque bastantes seguidores se esfuercen por defenderlo públicamente. Tonterías, nos han dicho, son esas defensas de los derechos de Dios, de su imagen santa. Derechos tenemos los humanos sólo para lo humano, pero carecemos de derechos para defender lo divino, nos sugieren.
Pero el desmentido ha sido clamoroso: no ha habido ámbito de lo público en que no se haya usado el derecho humano a lo divino en estos días. La masiva demostración de fe ha confirmado la luminosa sentencia del no creyente Octavio Paz: ‘Las ideologías ocultan la realidad, pero no la hacen desaparecer; un día u otro la realidad desgarra los velos y reaparece”.
TRES POEMAS PARA SUMAR A SU RELACIÓN
Muchos críticos pasan de lado, esquivan la profunda relación de Gonzalo con Dios, su invocación constante a lo numinoso.
Justo en el poema titulado “Numinoso”, podemos:
“No somos de aquí pero lo somos:/ Aire y Tiempo/ dicen santo, santo, santo”. Y en otro texto de su obra, el Poeta de Lebú y de Chillán, apunta: “..Del sin sentido al otro cordel no hay más/ que la madre, la soga livianísima/ de ida y vuelta a Dios para el rehallazgo…”.
He aquí los tres poemas para esta segunda entrega:
ELOHIM
No discuto
cuántas son las estrellas inventadas por Dios,
no discuto las partes de las flores
pero veo el color de la hermosura,
la pasión de los cuerpos que han perdido sus alas
en el vuelo del vicio;
entonces se me sube la sangre a la cabeza
y me digo por qué
Dios y no yo, que también ardo
como Él en el relámpago
único de la Eternidad?
EL GRAN VIDRIO
Antimateria de los siete sellos, si este Vidrio se quiebra,
¿tendrá Tu Rostro y hablará por Tu Palabra?
Felices los terrestres
porque los días del abismo están contados
y el gran juego de venir
tendrá otra clave menos oscura, más natural,
de acuerdo a la fragancia de las rosas.
CRÍPTICO
Non est hic: surrexit.
Hubo alguno una vez
y por añadidura otro en la identidad, fálico, fos-
fórico, frenético, ¿pero qué
sabe hoy nadie de frenesí
ni pensamiento salvaje? Viñedo es el nombre
de la Vía Láctea para ordeñar
uva y amor, tiempo fresquísimo de pastores
antes del cataclismo ¿pero qué sabe
nadie hoy
de Patmos para ver
eso y escribirlo? No habrá milenio
ni computador, ángeles
habrá. Lo
mohoso es el cuchillo.
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