Que el Papa Francisco siente una intensa devoción mariana quedó inmediatamente claro después de su elección. En su primer discurso como Papa se encomendó él mismo y el mundo a María.
Al día siguiente su primera visita fuera de los muros del Vaticano fue a la basílica de Santa María la Mayor, donde rezó a María.
En sus homilías ha difundido a veces su piedad mariana.
Ahora que el mes litúrgico mariano (mayo) ha empezado, el Papa ha expresado aún más su devoción. El día 3 de Mayo dirigió el rosario en la misma basílica mariana que visitó después de ser elegido y pronunció un discurso público a la gente que se había reunido allí.
MARÍA, LA SALVACIÓN DE ROMA
Esta especial basílica es conocida por acoger y mostrar el icono de María al que se le llama Salus Populi Romani (es decir, la salvación del pueblo romano). Este es un título mariano que subraya que ella es la protectora del pueblo romano.
Delante del icono, el Papa Francisco comentó: “Estamos todos aquí delante de María; oramos para que nos guíe maternalmente; le llevamos nuestros gozos y tristezas, nuestras esperanzas y dificultades; la invocamos con el título
Salus Populi Romani para pedir para nosotros, para Roma y para el mundo el don de la salud. Sí, ella da salud, ella es nuestra salud”.
Al exponer su enseñanza, Francisco pasó a hablar sobre las maneras en las que María es nuestra salud en todos los aspectos: Nos ayuda a crecer como hombres y mujeres, exactamente como una madre cuida a sus hijos. Nos ayuda a hacer frente a nuestras dificultades, como una madre camina junto a sus hijos; por último nos ayuda a tomar las decisiones correctas en la vida, justo como una madre desea que sus hijos vivan responsablemente.
Fuera de la piedad católico romana, es difícil comprender este profundo lenguaje “maternal” de devoción a María y concordarlo con una fe centrada en Cristo y basada en la Biblia que inequívocamente apunta a Jesucristo como el único Mediador entre Dios y el hombre.
Bíblicamente, estas funciones se refieren a los oficios cristológicos de Jesús como Sacerdote y Rey. Sin embargo, el catolicismo romano los atribuye a María como una extensión del papel de Cristo como mediador.
A causa de su sinergismo la fe católico romana permite, de hecho exige, tal veneración a María que tiene dimensiones teológicas, espirituales y emocionales. María es considerada como la protectora de la vida.
MARIANISMOS PAPALES
Al concluir su discurso, el Papa Francisco se dirigió a la multitud diciendo: “Gracias a todos por vuestra presencia aquí en la casa de la madre de Roma, nuestra Madre. Hurra a la SalusPopuliRomani. Hurra a la Madona. Ella es nuestra Madre. Encomendémonos a ella porque nos cuida igual que lo haría una buena madre”.
Esta vez el lenguaje devocional coincidía con el de los entusiastas del deporte: ¡Hurra!, ¡hurra! La magnitud del papel maternal de María agitó el corazón y el alma de muchas de las personas congregadas allí.
El Papa Francisco ha destacado el hecho de que quiere enfatizar su papel como obispo de Roma y ha empezado por dar a este énfasis un sabor mariano distintivo.
Ahora podemos empezar a ver la trayectoria del presente pontificado en lo que se refiere a su marianismo.
El último papa en compartir tan alta opinión de María fue Juan Pablo II. Su lema era “totus tuus” (o sea, totalmente tuyo), y su veneración a los iconos de María y su práctica de las devociones marianas fueron muy evidentes.
A Benedicto XVI se le consideró un Papa menos mariano, aunque rezaba a María a diario y ha incluido muchos elementos marianos en todas sus obras.
Después de un pequeño descanso, María es otra vez una figura prominente con el Papa Francisco. Su pontificado parece estar conformado de manera significativa por la teología y la veneración marianas.
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