El viernes pasado varios medios de comunicación informaron sobre un evento que ocurrió el 2 de febrero en un vuelo de la aerolínea United, que volaba entre Denver y Baltimore. Una familia que viajaba con dos niños de 4 y 8 años se preocupó ante el hecho de que la película que se estaba enseñando en las pantallas del avión tenía fuertes escenas de violencia y de desnudos.
Como la película se estaba viendo en todas las pantallas del avión, no había manera de evitar que sus hijos la vieran.
Los padres le preguntaron a la tripulación si se podían apagar las pantallas que estaban junto a ellos y se les dijo que no.
Luego, trataron de entretener a sus hijos para que no le hicieran caso a la película. También le preguntaron a la tripulación si el piloto podría hacer algo. Se les dijo que no era posible.
Dicho sea de paso,
durante todo este diálogo los padres de los niños no hablaron de manera indebida ni hicieron amenazas de ningún tipo.
Como
una hora más tarde el piloto anunció que tenía que desviar el avión por razones de seguridad. El avión aterrizó en Chicago y agentes federales bajaron a la familia y los interrogaron por un corto tiempo y luego los pusieron en otro vuelo.
El vuelo original luego siguió a Baltimore.
Este evento plantea suscita toda una serie de preguntas:
1.Si un cine en EEUU permitiera que niños entraran a ver una película como ésta (PG-13 en el sistema EEUU) sin permiso de los padres, los administradores del mismo estarían en serios
problemas legales. Sin embargo, parece que United no tiene que atenerse a esa norma.
2.La tripulación, o el piloto, podrían haber apagado la película, si hubiesen querido. Tal vez habría sido difícil apagar la pantalla, pero debería haber alguna manera de poder responder a la inquietud de los padres.
Claramente no querían apagar la película y no vieron nada mal el hecho de que menores fueran expuestos a violencia y desnudos explícitos.
3. El piloto demostró una enorme prepotenciaen la forma en la que trató a los padres, como si fuesen criminales, llegando a involucrar a varios agentes federales. Además retrasó un vuelo, malgastó el tiempo de varios agentes de seguridad y trató de “castigar” a los padres por una queja legítima.
La acción del piloto creó todo un enorme gasto innecesario a muchos niveles.
4.Según los reportes de los medios de comunicación otros pasajeros concordaron con la inquietud de los padres. La película no era apta para menores, y menos unos niños. Sin embargo, todo el sistema estaba estructurado para que la gente se callara y aceptara la presentación de la violencia y los desnudos como algo natural o inevitable. Está claro que
al personal de United no le parecía importante que los padres quisieran asumir la responsabilidad de lo que deben ver o no ver sus hijos.
Estos padrestuvieron el valor de proteger a sus hijos de un material indebido. Lo hicieron con calma y trataron de encontrar soluciones creativas. Cuando no se les hizo caso buscaron entretener a sus hijos para que no vieran la película. Sin embargo,
sufrieron toda una serie de consecuencias negativas simplemente por su compromiso a favor de educar a sus hijos en la forma que ellos ven correcta.
Este evento nos recuerda que todos vivimos bajo la influencia casi constante de los medios masivos de comunicación.
Nos presentan la violencia, el sexo explícito, y todo tipo de ego-centrismo como cosa normal y constantemente nos venden los valores del capitalismo globalizado. Muchos de nosotros estamos tan expuestos continuamente a recibir estos mensajes que ni nos damos cuenta que nos están llenando los ojos de mentiras y valores contrarios al reino de Dios. Somos pocos los que tenemos el valor y la convicción de cuestionar este asalto y decir “no”.
El hecho es que estos asaltos son una parte tan “natural” en nuestra sociedad que la mayoría ni entendería porque algunos tratamos de rechazar estos mensajes.
Si optamos por decirle no a los medios masivos recibiremos la presión directa o indirecta de seguir “viendo” y de aceptar los mensajes anti-cristianos como lo más natural.
Que el Señor nos de el valor que tuvieron estos padres, dispuestos a decir que no y asumir las consecuencias, por el bien tanto de nosotros mismos como el de nuestros hijos.
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