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Carlos Martínez Gª: Falta unidad en el liderazgo evangélico mexicano

Debemos encarnar los valores del Reino en la sociedad. La honestidad es un componente imprescindible en el oficio de escribir. Las autoridades estatales no hacen valer el marco normativo a favor de los perseguidos.
MUY PERSONAL AUTOR Jacqueline Alencar 02 DE MARZO DE 2013 23:00 h

Hablamos con Carlos Martínez García, conocido escritor, sociólogo y periodista mexicano. Junto con Óscar Jaime Domínguez, Martínez es pastor de la Iglesia Fraternidad Cristiana/Vida Nueva en la ciudad de México. Además, es miembro fundador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano, forma parte de la directiva de la Comisión de Historia de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL) y es responsable del blog Kairós y Cronos en Protestante Digital.

En el 2012 fue publicado su libro La Biblia y la iconografía heterodoxa de Carlos Monsiváis, y el pasado 21 de febrero presentó La Estrella de Belén: periódico de la Iglesia Mexicana de Jesús, marzo-septiembre de 1870 (es autor del estudio introductorio y de la compilación). Próximamente publicará otras dos obras: James Thomson: un escocés distribuidor de la Biblia en México, 1827-1830; y Manuel Aguas: de sacerdote católico a precursor del protestantismo en México, 1868-1872.

Pregunta.- ¿Cómo ejerce con excelencia el oficio de escritor?
Respuesta.-La pregunta excede mis capacidades para responderla. Yo ejerzo el oficio de escritor, no sé con qué tanta excelencia. Corresponde a los lectores y lectoras ponderar la calidad de mi trabajo. Lo que siempre procuro es aportar información, y sobre ella baso mi análisis en lo que escribo. Intento aportar argumentos antes que diseminar adjetivos que nada explican. Tengo mis convicciones y desde ellas comparto lo que entiendo de las temáticas que desarrollo en mis escritos.

La honestidad es, para mí, un componente imprescindible en el oficio de escribir. Sin embargo, la honestidad por sí misma no es suficiente para sentarse a redactar algunas cuartillas (folios le llaman en España). A la honestidad es necesario sumarle el constante proceso de formación personal. Hay que ser un asiduo lector de textos escritos (libros, revistas, periódicos y sitios en la inmensa red digital), y también lector de la realidad y los aconteceres de la vida social en la que estamos inmersos. Fue el gran periodista Ryszard Kapuściński quien dijo que para escribir una página antes hay que leer cien. Estoy plenamente de acuerdo con talafirmación. Escribir es un trabajo arduo, que demanda dedicación y un constante sentido de observación de lo que se mueve, y su significado, en nuestro entorno.

P.- ¿Se puede escribir sin pasión?
R.-Difícilmente, porque la pasión es un atributo humano. En el ejercicio de escribir, uno de sus ingredientes es la pasión que nos mueve a comunicar algo. Claro está que no debe dominarnos al grado de perder claridad en el análisis, porque entonces incurriríamos en la escritura panfletaria. Una de las acepciones de pasión, según la Real Academia Española de la Lengua, es “perturbación o afecto desordenado del ánimo”. En este sentido, creo que todos hemos tenido una pasión así. Pero dejarse dominar por ella a la hora de escribir puede resultar en escritos excesivamente distorsionados por un ánimo que no está en sus cabales. Pero si la pregunta sobre si es posible escribir sin pasión implica el rol del corazón, de los sentimientos reflexionados, entonces afirmo que la pasión es parte constituyente de lo que uno escribe.

P.- ¿Estima necesaria una mayor participación de los creyentes en la vida pública?
R.- Me parece que si yo lo estimo, o no, es un tanto irrelevante. Sin embargo, la historia de la salvación contenida en la Biblia afirma, como el clímax de la Revelación, que el “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. La encarnación de Jesús en un tiempo histórico y cultural determinado es el modelo para la encarnación de sus discípulos y discípulas. Es una contradicción con la fe cristiana vivir “desencarnadamente” en las sociedades donde estamos y habitamos. Jesús, con su ejemplo, nos manda ir a donde está la gente y sus circunstancias. El Cristo que irrumpió en la historia humana hace un doble llamado. Por una parte a ir en pos de él, para después ir al mundo con el objetivo de encarnar los valores del Reino en la sociedad. Hay lo que podemos llamar la fuerza centrípeta del Evangelio, que nos atrae hacia el centro de la Revelación progresiva que es Jesús; pero también hay una fuerza centrífuga en ese mismo Evangelio, la que nos impele a ir a la sociedad para ser personas y comunidades de fe contrastantes con los valores de las distintas sociedades. Entonces la participación de los creyentes en la vida pública es un imperativo que se sustenta en el mandato del Señor que se hizo carne y sangre para ejemplificar el amor de Dios.

P.- Entendemos que se ha dado un crecimiento de los evangélicos en México. ¿Cuál es su parecer al respecto?
R.- Sí, en efecto, de acuerdo a los censos generales de población que se realizan cada diez años, la población protestante/evangélica del país ha crecido constantemente. Tal crecimiento tiene ritmos distintos en las regiones que componen a la nación mexicana. De acuerdo al Censo del 2010, los protestantes/evangélicos alcanzaron un 8 por ciento de la población mexicana. Tal media nacional tuvo cifras contrastantes en algunas entidades del país. En Chiapas los protestantes/evangélicos representan 20 por ciento de la población. Lo anterior está documentado en un volumen editado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, que tiene como título Panorama de las religiones en México 2010. Por errores y omisiones en el levantamiento del Censo, así como debido a criterios clasificatorios erróneos de los grupos no católicos romanos, considero que los porcentajes mencionados en realidad son un poco más altos.

En el terreno religioso la diversificación confesional es una realidad bien asentada en el país. Igualmente que lo es que en tal proceso las denominaciones protestantes/evangélicas han captado millones de preferencias de los ciudadanos en la pluralización de lo que los sociólogos llaman el campo religioso. Mi parecer al respecto, me pregunta usted, es que el crecimiento protestante/evangélico no se ha solidificado en discípulos y discípulas bien formados en sus creencias y la ética que de ellas se deriva.

P.- Es de actualidad el conflicto de intolerancia religiosa que se está dando en Chiapas. Háblenos de esta situación…
R.- Tan de actualidad que hace dos semanas una publicación, La Foja Coleta, editada en la antigua capital chiapaneca, San Cristóbal de Las Casas, reportó que siguen sin ser solucionados 16 conflictos por intolerancia religiosa. La nota informativa está firmada por Elio Henríquez, experimentado reportero de La Jornada y quien conoce bien el entorno persecutorio que asedia a un número importante de indígenas protestantes. Él ha sido uno de los periodistas que sigue casos como los que refiere en su reciente trabajo. Proporciono el link a la información citada.


p.- ¿Qué hacen las autoridades estatales para resolver o por lo menos minimizar los conflictos religiosos?
R.- No hacen lo que debieran en favor de los perseguidos, que es hacer valer el marco normativo conformado por las leyes que garantizan a la ciudadanía la libertad de profesar, o no, la creencia religiosa con la que se identifican. Existe una inercia cultural que considera extraños a los indígenas que no siguen la religión tradicional. Y digo indígenas porque prácticamente la totalidad de los casos de hostigamientos y persecuciones son padecidos por integrantes de los pueblos originarios de Chiapas. Genéricamente se les llama indígenas, pero es necesario tener en cuenta que el vocablo encierra una diversidad en la que caben tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales y descendientes de otros grupos existentes en territorio chiapaneco antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI.

Las autoridades estatales, en la mayoría de los casos, se dedican a administrar el conflicto. Es decir, le dan largas a cada caso que se les presenta. En lugar de proteger de manera irrestricta a las víctimas, cabildean para que éstas acepten convenios lesivos a sus derechos humanos y constitucionales. Al proceder así, en los hechos están contribuyendo a que el problema de las persecuciones no tenga una solución de fondo. El rol de las autoridades va por el lado de cumplir y hacer cumplir el cuerpo de leyes al que juraron ceñirse cuando asumieron su respectivo cargo gubernamental.

P.- En la Encuesta Nacional sobre Discriminación Religiosa en México, realizada por CONAPRED en 2010, se reconoce la diversidad religiosa y los derechos de los demás, pero no hay igualdad ni en derechos ni en dignidad. ¿Qué opina?
R.- Algo señalé en mi anterior respuesta. Subrayo lo de la inercia cultural católica que sigue presente en México. Si bien es cierto que la Reforma liberal juarista del siglo XIX conquistó un nuevo piso legal para romper con el principio heredado de la Colonia española de una religión oficial (la católica romana), ese principio legal se ha tardado en asentarse culturalmente en muchos espacios de la sociedad mexicana. Todavía existe una concepción social, un imaginario social dominante, que estigmatiza a quienes no profesan la religión que cinceló la llamada identidad nacional. Se sigue percibiendo a los protestantes/evangélicos como ajenos al ser nacional (cualquier cosa que esto tan etéreo signifique). A las autoridades federales, estatales y municipales les cuesta gran trabajo comprender que no deben existir diferencias en los derechos de los ciudadanos y ciudadanas. No hay en la legislación mexicana ciudadanos de primera y de segunda o tercera clase, pero en la práctica sí tiene lugar esa diferenciación. Le corresponde a los colectivos que ven vulnerados sus derechos organizarse para demandar de las autoridades respectivas el cumplimiento del marco legal. Es aquí donde los liderazgos nacionales protestantes/evangélicos han fallado. Por su fragmentación, tal vez habría que decir pulverización, se concentran en agendas muy locales, muy propias de su interés denominacional u organizacional. El resultante es poca, o nula, atención a problemas que bien vistos y analizados deberían de ser del interés general del colectivo evangélico mexicano. Es imprescindible presionar constantemente a las autoridades para que sin ambages garanticen la libertad de cultos en el país y dejen de favorecer a la religión mayoritaria. Con mordacidad el entrañable Carlos Monsiváis dijo que en “México el Estado es laico pero distraído”. Hay que obligarlo para que no lo sea en asuntos tan trascendentales.

P.- Existe un marco legal para las Asociaciones Religiosas. ¿Por qué no se aplica?
R.- Sí existe. Además de la Constitución tenemos la Ley de asociaciones religiosas y culto público, así como el Reglamento de la Ley mencionada. Se aplica desigualmente y con cierta discrecionalidad de las autoridades. Cuando no se hacen valer las normas jurídicas es por los causales que antes he mencionado. Reitero que sobre todo los liderazgos nacionales de las comunidades evangélicas mexicanas deben tener mayor participación para movilizarse en favor de los perseguidos. Parece que no lo hacen porque son distraídos. Deberían tener mayor sensibilidad para alzar la voz por quienes sufren la intolerancia simbólica y real.

P.- ¿Condena la jerarquía católica la persecución religiosa perpetrada por sus fieles contra los evangélicos?
R.- Muy excepcionalmente algún integrante de esa jerarquía hace llamados a su feligresía para que respete a los integrantes de otros credos religiosos y no les hostigue. Es el caso del actual obispo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, Felipe Arizmendi. Fuera de él no conozco expresiones de algún otro conspicuo jerarca católico que desapruebe claramente la hostilidad y persecuciones contra los protestantes. Hay todo un caudal histórico de justificaciones clericales católicas de las acciones persecutorias. En el siglo XIX, cuando comienzan a emerger iglesias evangélicas en el país, tiene lugar el mayor número de casos de persecuciones de toda Latinoamérica en contra de ellas. Hubo persecuciones a congregaciones enteras, así como a personas integrantes de las mismas. En su amplia investigación titulada Historia del cristianismo en América Latina (Ediciones Sígueme, Salamanca, 1985), Han-Jürgen Prien concluye que México es el país con más persecuciones sangrientas en todo el Continente. La jerarquía católica tuvo su parte en esa ominosa realidad.


El siglo XX es extremadamente prolífico en obispos, arzobispos y cardenales católicos que hacen malabares hermenéuticos para descalificar la legitimidad de las creencias protestantes y sus adherentes. Los presentan como enemigos de la identidad nacional y peligros para las familias del país. En lo que llevamos del XXI es frecuente que las cúpulas católicas sigan difundiendo estigmatizaciones sobre las comunidades protestantes. Pese a todo, el cristianismo evangélico está bien arraigado en México.

P.- ¿De qué manera se ha pronunciado usted sobre esta dramática situación?
R.- Creo que este no es el lugar para hacer un listado extenso de mis escritos del tema sobre el que me pregunta. He dedicado al tópico de las persecuciones contra evangélicos, sobre todo indígenas, muchos artículos y algunos de los diez libros que tengo publicados se ocupan del tema. En mis colaboraciones de Protestante Digital he tomado la temática de las persecuciones en no pocas ocasiones.

Su pregunta me llevó a hurgar en mi caótico archivo, y hallé que escribí por primera vez en un diario mexicano acerca del tema en cuestión el 11 de octubre de 1990. El artículo se tituló “¿Existe persecución religiosa en México?”, donde me ocupé de un caso de persecución contra indígenas presbiterianos en el paraje Zequentic, Zinacantán, Chiapas. A este escrito le siguió “Indígenas protestantes: ¿agentes del imperialismo?”, publicado una semana después del anterior. Ambos tuvieron cabida en las páginas del periódico unomásuno, diario en el que inicié el cultivo del periodismo en su vertiente de artículos de opinión.

P.- ¿Cómo se ha forjado y en qué situación cree que está la teología evangélica latinoamericana?
R.- Usted, Jacqueline, tiene el don de hacer preguntas que son temas para disertaciones doctorales. Sería muy presuntuoso de mi parte siquiera intentar, porque no tengo los tamaños para ello, bosquejar una respuesta satisfactoria a su interrogante. Solamente puedo decir que junto con muchos otros y otras soy parte de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL). Este movimiento no pretende representar a “la” teología evangélica del Continente, pero sí aglutina personas de varias generaciones dedicadas a una reflexión bíblico teológica contextual. La más reciente Consulta Continental de la FTL, que tuvo lugar el año pasado en San José, Costa Rica, ejemplificó bien que el legado de la generación fundadora (entre ellos Samuel Escobar, C. René Padilla, Pedro Arana) tiene continuidad y ahora en el movimiento hay quienes están en sus años 20’s y comienzan a producir buenas y contextuales reflexiones teológicas.

Quiero mencionar que dentro de la FTL soy de la directiva de la Comisión de Historia, la más prolífica del movimiento en cuanto a producción de artículos y libros por parte de sus integrantes. Es un enorme gusto y bendición trabajar en la citada Comisión junto con Rubén Amestoy (Argentina), Tomás Gutiérrez Sánchez (Perú), Pablo Moreno (Colombia) y Carlos Mondragón (México). Este último coordinó el libro colectivo más reciente de nuestro grupo: Ecos del Bicentenario: el protestantismo y las nuevas repúblicas latinoamericanas (Ediciones Kairós-UNAM, Buenos Aires, 2011).

P.- ¿En general, se preocupan las comunidades cristianas acerca de cómo están educando a sus integrantes?
R.-Sí se preocupan, y algunas se ocupan, de la tarea educativa, discipuladora. Pero lo hacen desigualmente. Me parece que son pocas las iglesias e instituciones evangélicas que tienen programas y proyectos bien desarrollados y acordes a las necesidades de formación amplia y profunda de los creyentes. Al pueblo evangélico del país no hay que convencerlo de que evangelice, lo hace cotidianamente y esto explica en buena medida el crecimiento de la población protestante. Pero sí es necesario persuadirle de que la educación bíblica y teológica es para todos y todas. Esta educación tiene niveles, acordes a la etapa formativa en que se halla cada creyente. Cada nivel es muy importante, y la educación tiene que prestar atención tanto a los contenidos como a la calidad de vida de los y las discípulas. Porque no se trata nada más de “academizar” la educación bíblica y teológica, sino de que ella sea sólida y a la vez refleje prácticas éticas acordes al Evangelio del Reino.

P.- ¿Cuál es la misión de la iglesia en este siglo XXI?
R.- Me pone frente a otra de sus preguntas que solamente podría ser respondida a cabalidad con un libro. Sin embargo, me atrevo a decir que la misión de la iglesia en el siglo XXI es la misma que en el siglo primero, con la diferencia del contexto que le ha tocado vivir a una y a otra. La misión es reflejar en palabras y en hechos, en conductas, el ejemplo de Jesús. Dado que la Revelación progresiva de Dios alcanza en la encarnación de Jesús su máximo punto, su más brillante luz, entonces nuestra tarea es seguir a Jesús y, con el discernimiento del Espíritu Santo, vivir en el mundo con los valores predicados por el Cristo. Hay que construir en nuestras comunidades de creyentes, y colaborar a edificar en el mundo, el Shalom de Dios. Jesús es el Príncipe de Paz (Isaías 9:6), vino a predicar la paz y la reconciliación en cada orden de la vida humana y en su relación con Dios (Efesios 2:17), por lo tanto su pueblo debe trabajar por la paz fruto de la justicia (Isaías 32:17; Juan 14:27).

P.- ¿Cómo propiciar las relaciones entre las iglesias de España y las iglesias latinoamericanas? Somos un solo pueblo.
R.-Este es un punto muy cercano a mis convicciones y afectos. En España un grupo de estudiosos ha emprendido una magnífica labor de rescate de la memoria histórica protestante. Ejemplifico con la dedicada y encomiable coordinación de Emilio Monjo Bellido de la Colección Obras de los Reformadores Españoles del siglo XVI. Los volúmenes hasta ahora publicados deberían tener amplia difusión entre los interesados en América Latina en la reconstrucción de la memoria de las comunidades protestantes allá y acá. Tengo algunos de los libros de la Colección, pero los más recientes me ha sido imposible conseguirlos: Comentario dialogado de la Carta a los Romanos y Comentario a Eclesiastés, ambos de Antonio del Corro; La Reforma en Sevilla I y II, de Tomás López Muñoz. Cada que recuerdo la falta de ellos en mis libreros me conduelo. Todo ese trabajo de don Emilio y el que otros y otras han producido en España merece ser bien conocido en los círculos evangélicos latinoamericanos que valoran los estudios históricos.

En el mismo terreno histórico, solamente por referirme a un campo, en España podrían tener mayor conocimiento de lo que estamos investigando y produciendo en América Latina en la Comisión de Historia de la Fraternidad Teológica Latinoamericana. A la distancia, y en el espacio de esta entrevista que generosamente me concede usted, Jacqueline, lanzo la idea de un posible encuentro de historiadores protestantes de España y América Latina. Si alguno de mis colegas en España se interesa en armar juntos este posible Congreso, Simposio, Consulta, o como finalmente le llamemos, por favor que se ponga en contacto conmigo. Sería muy grato y de bendición encontrarnos con, por sólo mencionar algunos nombres, Samuel Escobar, con Emilio Monjo Bellido, Manuel de La Vega, Gabino Fernández, Mario Escobar.

Como usted dice, somos un pueblo y sería sumamente enriquecedor propiciar intercambios, conocimientos y retos en todos los terrenos de la mutuo misión cristiana que tenemos los protestantes de España y América Latina.

P.- ¿Cómo conoció a Jesús?
R.- Usted me retrotrae al milenio pasado, cuando tenía dieciséis años. Casi de rebote llegué a un café hippie (de nombre Sólo Uno). En el lugar se reunían personas que en su mayoría habían tenido problemas de adicción con las drogas. Yo nunca las había consumido, ni siquiera fumaba cigarrillos. Casi en penumbras, el espacio estaba alumbrado con las llamadas luces negras y/o fluorescentes, unos personajes de cabelleras muy largas y vestidos casi en andrajos entonaron cantos que hablaban de su encuentro con Jesús. Después, alguien a quien apodaban Charlie Brown (cuyo nombre supe después era Carlos Larrañaga), pasó a dar su testimonio, y de forma muy elocuente compartió con la audiencia, que se apretujaba sentada en el suelo, cómo cambió su vida al comenzar a seguir a Jesús. Basó su exposición en un pasaje que desde entonces no he olvidado: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” (Jeremías 32:27). Entonces inicié mi itinerario con Jesús al confesarle como Salvador y Señor de mi vida.

Finaliza la entrevista. Gracias, Carlos,por el tiempo dedicado a darnos unas pinceladas sobre el oficio de escribir, y especialmente por acercarnos a la dramática situación de los evangélicos en Chiapas. No debemos olvidarnos de la Iglesia perseguida.
 

 


5
COMENTARIOS

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Eduardo Escamilla
01/07/2013
16:29 h
5
 
Saludos. Les felicito por sus buenos articulos. Soy el pastor Eduardo Escamilla, y necesito contactar al hermano Carlos Martinez Garcia. De antemano muchas gracias.
 
Respondiendo a Eduardo Escamilla

Frank Estévez Guerra
21/03/2013
12:55 h
4
 
Estimado Luis: Aunque este no es un foro para el diálogo entre comentarios, que suele darse, sino para opinar en torno a los textos escritos, me limito a responder a tu cuestión EXPONIENDO QUE ESTIMO QUE ES UN MATERIAL EXCELENTE PARA LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA Y ECLESIÁSTICA en tanto que aportan luz que emana de otras latitudes y otros contextos -hispánicos- que nos puede 'aclarar' ciertas oscuridades y situaciones concretas que se dan en nuestro entorno más cercano. Es decir, que no está mal aprender de lo que acontece en países de más arraigada tradición protestante; porque de esto podemos aprender y disponer del apre4ndizaje para que no nos suceda lo mismo.
 
Respondiendo a Frank Estévez Guerra

luis alberto
10/03/2013
13:55 h
3
 
Franz me podrías explicar cuando dices: para la reflexión teológico y eclesiástica. En Cristo Lucho
 
Respondiendo a luis alberto

Frank Estévez Guerra
07/03/2013
12:48 h
2
 
Excelente material para la reflexión teológica y eclesiástica. Enhorabuena Jacqueline. Carlos Martínez afina en sus exposiciones y aclara ciertos vericuetos.
 
Respondiendo a Frank Estévez Guerra

Rosa Jordán de Franco
04/03/2013
15:46 h
1
 
inteligentes preguntas, inteligentes respuestas sobre temas de interés para los latinoamericanos. Gracias a ambos.
 



 
 
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