Los Estados Unidos han sido el país con más avivamientos de la historia. ¿Cómo hubiera sido la nación más poderosa del mundo sin la llegada de los puritanos?
El puritanismo norteamericano ha sido execrado por el cine y la literatura norteamericana de los últimos ochenta años. Libros como “La letra escarlata” o películas sobre el famoso caso de las brujas de Salem, han puesto el punto de mira en la intolerancia de los puritanos. Aunque
lo cierto es que sin ellos no se entendería la cultura norteamericana actual.
La salida accidentada del Mayflower del puerto de Southampton el 5 de agosto de 1620, convirtió a este viejo velero en un barco mítico.
Las colonias inglesas en Norteamérica llevaban descubriéndose y poblándose desde mediados del siglo XVI, pero a principios del XVII recibieron el impulso migratorio que necesitaban.
Los ingleses habían comenzado tarde su aventura colonialista, pero enseguida comprendieron que el desarrollo de Europa dependía de las materias primas del Nuevo Continente.
Los puritanos fueron perseguidos en Inglaterra durante décadas y, tras un breve periodo en Holanda, comprendieron que la única manera de practicar su religión con libertad, sería encontrar un nuevo lugar en el que asentarse.
La colonización inglesa fue una empresa netamente privada, lo que permitió que grandes capitales se movieran en el reino y que la nobleza y la alta burguesía se unieran para realizar negocios. El monopolio del Estado en los reinos de España era un desastre, repleto de corrupción e ineficacia.
Todos los pasajeros del Mayflower no era puritanos, de los 102 pasajeros, treinta y cinco eran del grupo de separatistas puritanos de Leiden, el resto de pasajeros eran ciudadanos de Londres y pueblos cercanos, pero no eran puritanos.
El barco tuvo que atracar en Plymouth antes de salir definitivamente para América, el retraso en la salida, el 20 de septiembre de 1620, imposibilitó que llegaran a tiempo para plantar las primeras cosechas que les ayudarían a sobrevivir en invierno.
El viaje duró 55 días, avistaron el Cabo de Cod en Massachusetts, la meta final era el norte de Virginia, pero algunos líderes puritanos decidieron ir más al norte. No querían someterse a una colonia ya existente, deseaban crear su propio “paraíso en la tierra”.
Al salir de los límites de Virginia, los colonos tenían el derecho a autogobernarse, al no tener cédula real.
Ellos mismos confirmaron un pacto de gobierno, el famoso “Pacto del Mayflower”. Hombres libres, viviendo como tales. Puede parecernos que un acuerdo privado tenían poca importancia, pero
por primera vez en la historia de la sociedad occidental, hombres libres, sin someterse a ningún poder absoluto, tomaban decisiones por ellos mismos.
John Carver fue el primer gobernador de aquella pequeña comunidad, pero Carver fue una de las víctimas de aquel duro invierno, por lo que tuvieron que buscar un nuevo gobernador, William Branford.
El encuentro con los indios fue providencial, sobre todo al conocer a uno de ellos que hablaba inglés, llamado Scuanto. Los indios les dieron tierras y les mantuvieron con vida aquel duro invierno de 1620. En el otoño de año siguiente, colonos e indios celebraron un día de acción de gracias a Dios, por haber sobrevivido aquel primer año. De esta manera nacía la fiesta más familiar y entrañable de los Estados Unidos.
Aquella humilde colonia de Plymouth fue la antorcha que iluminó a un mundo sometido a poderes tiránicos, demostrando que la libertad es el mejor remedio para acercarse a la felicidad.
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