Resulta legítimo preguntarse qué tendrá que ver este término moderno metodología con la misión encomendada por el Señor Jesucristo a sus apóstoles hace dos mil años.
No es una pregunta baladí, e intentaremos responderla teniendo en cuenta tres realidades comprobadas a nivel secular:
a)la improvisación nunca fue, ni será, la manera más recomendable para alcanzar un objetivo;
b)la metodología no debe ser confundida con los recursos elegidos para llevar a cabo una tarea;
c) ninguna metodología -por buena que sea- puede justificar la meta, y mucho menos sustituirla.
¿QUÉ ENTENDEMOS POR METODOLOGÍA?
Es una palabra que proviene del
griegoμέθοδος de μετά
(metá): 'más allá, después' + οδως
(odós): 'camino' + λογος
(logos): 'razón, estudio', y que
se refiere al conjunto de procedimientos racionales utilizados para alcanzar uno o varios objetivos sean estos tanto científicos como doctrinales.
Sócrates
(1) ya hablaba de método antes de nuestra era, pero fue recién a partir de René Descartes y su Discurso del Método
(2) inaugurando la Edad Moderna, que los estratos de la sociedad comenzaron a ser permeados por el racionalismo, hasta llegar a la rebelión Post-Moderna actual.
Por nuestra parte, en esta serie “La iglesia y los lugares de culto”, venimos afirmando que la iglesia, la comisión, el mensaje, los mensajeros, los destinatarios y el propósito de la misión le pertenecen a Dios. Al hacerlo, implícitamente hemos venido mostrando distintas facetas del método divino.
Sin embargo, ciertas prácticas evangélicas observables en la actualidad generan confusión y, en algunos casos, hasta asombro y enfrentamientos. Por esa razón conviene preguntarnos: ¿Existe una metodología bíblica de la misión? ¿Cualquier recurso es bueno con tal de llevarla a cabo?
Dado el modesto objetivo de esta serie, limitaremos nuestro análisis a solo dos etapas de la vida de la iglesia: la que se corresponde con el Nuevo Testamento y la que vivimos en la actualidad en el diversificado ámbito de las iglesias denominadas “evangélicas”. Para la primera, recordaremos lo que el Espíritu Santo nos revela en el texto bíblico que Él mismo inspiró; por lo que estaremos citando conceptos ya mencionados en notas anteriores. Para la segunda, citaremos aportes enriquecedores de varios autores protestantes y evangélicos. Finalmente, dejaremos al lector la tarea de comparar ambas evidencias para sacar sus conclusiones.
LA METODOLOGÍA DE LA MISIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO
Mateo enfatiza el discipulado:hacer discípulos que luego harán discípulos.El sustantivo “discípulo” aparece solamente en los evangelios y en Los Hechos. En Mateo se menciona 72 veces (48 en Marcos y 36 en Lucas).
El verbo “hacer discípulos” se usa en cuatro oportunidades en el NT: 3 en Mateo y una en Los Hechos.
(3) Implica una acción continuada; es decir: la de ir, anunciar, bautizar y enseñar a nuevos discípulos para que estos hagan lo mismo con otros. El maestro
(rabbi) era elegido por sus discípulos; pero Jesús –el Maestro de Galilea- escogió a sus discípulos. Ellos debían seguirle, imitarle y obedecerle, cumpliendo con sus instrucciones, las que eran avaladas por su conducta de vida. Y eso significaba pasar muchas veces por privaciones y enfrentar adversidades mientras cumplían con su misión.
Marcos enfatiza la predicacióndel evangelio de Jesucristo, como la buena noticia.
(4) El verbo “predicar” significa proclamar, anunciar, y se repite 61 veces en el NT: Marcos lo usa 14 veces (Mateo 9 y Lucas 9).
Marcos comienza su libro así:
“Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”; y lo termina diciendo “
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,…”). El significado de evangelio es “buena noticia” y se utiliza de esa manera 15 veces en los evangelios: 9 en Marcos, 5 en Mateo y 1 en Lucas.
La proclama es muy clara y precisa: la salvación se encuentra sólo en Jesucristo para todo el que le reciba; y quienes no le reciben están condenados.
Lucas enfatiza el testimonio:el testigo anuncia el evangelio de Jesucristo.
(5) Ser testigo es haber presenciado algo y dar cuenta de ello. Los discípulos de Jesús contaban lo que habían visto y oído de manera directa. “Testigo” aparece 35 veces en el NT: Lucas lo usa 2 veces en su libro y 13 en Los Hechos.
Un testigo es creíble si su testimonio va acompañado con una calidad de vida digna de imitar. Si, en cambio, su vida mostrase conductas reñidas con la ética o hábitos censurables, su testimonio sería dudoso o no sería creído. Por eso el Espíritu Santo les empoderó para ser testigos íntegros, que hablasen con valor y denuedo no sólo en su ciudad, sino hasta lo último de la tierra.
Juan enfatiza el ministeriode Cristo; esa es la obra a ser continuada; no hay necesidad de comenzar otra. La manera de seguir haciendo la obra de Cristo es imitar, duplicar, reproducir lo que Él hizo.
Es bueno recordar que Jesús, al aparecer resucitado ante sus atemorizados discípulos, les dice
“Paz a vosotros”, y se muestra tal cual es delante de ellos. Aquí está la clave: después de regocijarse ellos Jesús vuelve a decirles
“Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.”
(6)
El “como” es lo que Él hizo al ser enviado por el Padre; y el “así también” es lo que ellos deberán hacer a partir de ser enviados por Cristo. No hay cambio alguno, el método es el mismo.
Los Hechos enfatiza al testigo. Mientras los discípulos están intrigados por la cronología
(“¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”) Jesús les responde que no es cuestión de conocimiento sino de poder, y les habla del Espíritu Santo que los empoderará para ser testigos desde su lugar de origen (Jerusalén), en un momento histórico dado (Pentecostés), con un grupo étnico definido (judíos), para seguir a metas próximas (Judea y Samaria) y a una global (los confines de la tierra), de manera inclusiva (todas las naciones) y en un tiempo acotado (hasta su regreso).
(7)
La metodología de la misión establecida en el capítulo 1 sigue a lo largo del libro hasta el final (Hechos 28:23) donde Pablo sigue testificando hasta poco antes de morir.
Las cartas apostólicas enfatizan al servidorque se presenta como tal y actúa por amor a Cristo poniendo en primer lugar a los demás.
El modelo, una vez más, es el Señor Jesucristo quien
“siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.”(8)
El sustantivo “siervo”, “servidor”, resultaba chocante en una época de señores y esclavos. Qué decir de hoy, que creemos vivir en democracia: “servir” es una antinomia; los
servidores públicos a los que pagamos altísimos salarios lejos de servirnos nos mandan. ¡Y cuántos líderes eclesiásticos hoy imprimen sus tarjetas anteponiendo “Apóstol” a sus nombres, cual título académico! Una y otra vez, los apóstoles de Jesucristo sentían que ese título les quedaba grande y preferían presentarse como siervos del Señor y servidores de sus hermanos.
La metodología apostólica es el servicio.
El Apocalipsis enfatiza la palabra profética.
(9) Son pocas las veces que se predica el evangelio sobre la base del Apocalipsis. Sin embargo, entre todos los misterios que Dios nos ha revelado en su Palabra escrita respecto de los acontecimientos históricos, también incluyó este libro con los misterios que aparecen como anticipo de lo que falta aún por cumplir.
La metodología de la misión incluye a la palabra profética, porque el evangelio de Jesucristo es revelación histórica y escatológica al mismo tiempo.
Porque en toda buena misión
lo mejor aún está por venir, la predicación del evangelio de la gracia debe incluir el anuncio del regreso del Señor Jesucristo, nuestra esperanza de gloria. Eso ocurrirá después que se haya predicado hasta lo último de la tierra.
Desde el primer siglo de nuestra era, hasta el día en que Cristo regrese, habrá
discípulos, testigos, enviados, proclamando la buena noticia, el evangelio de salvación, sirviendo al prójimo y administrando la creación de Dios, se seguirán traduciendo biblias a los idiomas de todas las naciones, distribuyéndolas a toda etnia, hasta que Dios vea que es bueno decirle al Rey de reyes y Señor de señores que es el momento de venir a buscar a Su iglesia porque ya habrá concluido la misión.
La Biblia dice que el Padre es el único que sabe el día y la hora. Y que nadie puede calcular cuándo será, porque para eso Él es soberano. ¡Bendita seguridad nos da saber que Él lo prometió!
Y cuando ese día llegue Él hará nuevas todas las cosas comenzando por nosotros: los muertos resucitarán primero, luego los que estemos vivos seremos transformados como aquellos y con un nuevo cuerpo, semejante al del glorioso Señor, iremos a morar para siempre con Él.
Para eso está preparando la ciudad celestial, la Nueva Jerusalén donde viviremos el número incontable de hombres y mujeres que a lo largo de toda la historia fuimos apartados para conformar la única iglesia católica y apostólica que está en misión: la de Jesucristo.
Metodología bíblica y evangelio, método y contenido, mensaje y mensajero constituyen una indestructible unidad, la misma que hay entre Cristo Jesús y Su iglesia, la Cabeza y el cuerpo.
En la próxima hablaremos sobre: La metodología en la misión en nuestro tiempo, si el Señor lo permite.
1. El método socrático o método de Elenchus o debate socrático es un método de dialéctica o demostración lógica para la indagación o búsqueda de nuevas ideas, conceptos o prismas subyacentes en la información. Este método fue aplicado ampliamente para el examen de los conceptos morales claves. Fue descrito por Platón en los diálogos Socráticos. Por esto, Sócrates es habitualmente reconocido como el padre de la ética occidental o filosofía moral.
2. El Discurso del método (Discours de la méthode, en francés), es la principal obra escrita por René Descartes y una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones para el desarrollo de la filosofía y de la ciencia. Se publicó de forma anónima en Leiden (Holanda) en el año 1637. Constituía, en realidad, el prólogo a tres ensayos: Dióptrica, Meteoros y Geometría; agrupados bajo el título conjunto de Ensayos filosóficos.
3. Mateo 18:16-20; “Hacer discípulos”: Mateo 13:52; 27:57; 28:19 y Hechos 14:21
4. Marcos 16:15-16
5. Lucas 24:45-49
6. Juan 20:19-23
7. Hechos 1:7,8
8. Filipenses 2:6-8; ver también: Romanos 6:22; 1ª Corintios 3:5; 4:1; 9:19; 2ª Corintios 4:5; Efesios 6:6; Filipenses 1:1; Colosenses 1:7; Colosenses 4:7, 12; 1ª Tesalonicenses 3:2; 2ª Timoteo 2:24; Tito 1:1; Santiago 1:1; 2ª Pedro 1:16; 2ª Pedro 1:1; Judas 1:1
9. Apocalipsis 10:11; 14:6-12
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