La re-elección del presidente Obama re-abrió la posibilidad de una reforma migratoria justa e integral.
Por un lado el presidente reconoció públicamente que no había cumplido una de sus promesas electorales de su primera elección. Y anunció que iba a presentar una propuesta lo más pronto posible.
Por otro lado, un porcentaje significativo de republicanos están diciendo que no tiene sentido seguir alineando y alienando al voto latino con una perspectiva tan anti-inmigrante.
El ala pro-inmigrante del partido republicano está llamando a sus correligionarios a tratar de ganarse a más latinos por medio de aprobar una reforma migratoria.
Debido a esta creciente expectativa los senadores Lindsey Graham (republicano) y Charles Schumer (demócrata) están retomando el esfuerzo que hicieron años atrás por desarrollar una reforma que incluya a ambos partidos.
Parece ser un momento propicio para esta reforma bi-partidista, ya que los demócratas ganaron gracias al voto latino, y que muchos republicanos creen que tendrían más apoyo entre los latinos, si no fuera por el asunto de la migración.
También se han hecho muchas encuestas y el resultado es que
entre el 65 y el 70% de la población estadounidense apoya una reforma que legalice a los indocumentados que ya son parte de la vida nacional.
Sin embargo, hay muchos intereses políticos que podrían destruir la posibilidad de un consenso legislativo.
De una parte está la realidad de la xenofobia. Existen intereses en los dos partidos políticos que temen un crecimiento significativo de la población latina.
La xenofobia republicana es la más obvia, y está estrechamente ligada a la población “blanca” que teme perder su poder y posición.
Sin embargo, también existe temor hacia los latinos entre algunos demócratas, mayormente de parte de otros grupos minoritarios.
A ello hay que añadir otra clase de oposición entre algunos de los bloques que apoyan a los demócratas. Por ejemplo,
algunos sindicatos ven a los inmigrantes como competencia y han presionado para que algunos legisladores demócratas no apoyen la reforma.
También están algunos intereses pro-matrimonio gay que no quieren apoyar una reforma migratoria que incluya el apoyo de personas que no están de acuerdo en su inmensa mayoría con su agenda.
De otra parte es evidente que las condiciones y detalles que aporte esta reforma podrían afectar la posibilidad de aprobar una ley.
Los republicanos querrán una ley que excluya a un gran porcentaje de los indocumentadosy un proceso que demore el tiempo máximo posible para que los indocumentados legalizados puedan lleguen a ser ciudadanos. Sin embargo, si la propuesta es demasiado excluyente o contiene requisitos muy complejos no contará con el apoyo de las personas que han abogado a favor de los inmigrantes.
Hay otros temas complejos que podrían destruir un consenso, tales como las normas para el “flujo futuro” de trabajadores temporales, el derecho de ciudadanía por nacimiento y los derechos de los que fueron deportados sin ser por causa de antecedentes penales o criminales. Y todo esto se tratará sin tomar en cuenta la política exterior y economía global de EEUU que afecta los patrones migratorios, particularmente desde América Latina.
Como conclusión a todas estas consideraciones, los que hemos luchado por una reforma todos estos años estamos esperanzados. Parece un momento político propicio.
Pero a la vez tenemos claro que hay que seguir orando y trabajando.
La tentación de muchos políticos será conseguir un consenso que evite las cuestiones complejas.
Sin embargo,
creemos que la meta sigue siendo la que propuso LA RED de Pastores y Líderes del Sur de California hace seis años.
Según esta propuesta,
una adecuada reforma migratoria necesitaría:
· Regularizar el estatus actual de miles de personas que están trabajando en el país sin poder conseguir documentación legal;
· Establecer un sistema justo para que trabajadores extranjeros puedan llenar las necesidades económicas de los Estados Unidos legalmente;
· Reconocer la contribución de los inmigrantes a los Estados Unidos;
· Fomentar buenas relaciones con nuestros países vecinos;
· Proveer oportunidades para la reunificación familiar, y
· Ser una propuesta que cuente con apoyo de ambos partidos, demócrata y republicano.
Si quieres comentar o