Hacía poco tiempo que mis padres habían recibido al Señor Jesucristo y, como recuerdo del día de su bautismo la iglesia les había obsequiado el cuadro que ilustra la nota (1). Ese cuadro despertó en mí una gran atracción y no pocos interrogantes desde que tenía cuatro años. Estaba estratégicamente colgado en la sala de mi casa paterna, pero debía subirme a un sillón para mirar de cerca sus numerosos detalles. Me contaron que yo siempre preguntaba qué era eso donde apoyaba mi índice, y también que con las respuestas de mi paciente madre no faltaban reprimendas a causa de mi destrato por el sufrido mueble.
Recuerdos personales aparte,
en esta antigua pintura –un clásico en su época- el autor reflejó en “los dos caminos” una visión bíblica de la realidad del mundo que habitamos. Hay en la obra escenas que muestran a algunos de los muchos destinatarios de nuestra misión actual como iglesia de Cristo.
EL MUNDO ES EL DESTINATARIO GLOBAL
Cuando llegamos a conocer el propósito de nuestra misión como iglesia, nos resulta necesario conocer mejor el mundo por el cual peregrinamos. Pero, la cuestión es: ¿qué entendemos por “mundo”? Compartiré en esta nota algunas reflexiones sobre el material que el equipo internacional de teólogos del Movimiento de Lausana
(2) encontró en el texto bíblico sobre el término “mundo” y que me han enriquecido al escribir esta modesta serie.
I. EL MUNDO SEGÚN LA BIBLIA
El citado grupo de estudiosos encuentra que el término “mundo” tiene en el texto bíblico una ambigüedad implícita y un número de significados diferentes, mientras afirma a Dios como su único Dueño. Veamos:
1.- “Mundo” implica dos realidades distintas y simultáneas
Una: el hecho de la creación, que Dios vio era buena al terminarla, a la que mucho ama y desea redimir. La otra: el ámbito donde Satanás y el hombre viven en rebeldía con Dios. Esta ambivalencia indiscutiblemente genera tensión en el creyente en Cristo y exige una toma de conciencia que le ayude a reflexionar y participar creativamente en la misión.
2.- “Mundo” tiene más de un significado
La Biblia menciona “mundo”algunas veces refiriéndose a la
creación física; en otras se refiere a la
raza humana, al
sistema enfrentado con Dios, al
objeto del amor de Dios y campo histórico de Su misión redentora y, también, a Su
nueva creación.
3.- El Dios presentado en la Biblia es el Dueño del “mundo”
Textualmente dice el documento:
"La Biblia nos dice que Dios es el dueño del mundo, gobierna el mundo, se revela a Sí mismo a través del mundo, observa todo lo que ocurre en el mundo y ama el mundo de ‘todo lo que ha hecho’. Los seres humanos, como criaturas, comparten todas esas relaciones entre Dios y el mundo.
Si bien cada dimensión de esas relaciones está fracturada y resistida por el pecado, sigue cumpliéndose que, junto con el resto de la creación, todos los seres humanos pertenecen a Dios, viven bajo la soberanía de Dios, tienen algún conocimiento de Dios, son responsables ante Dios, son amados por Dios (no importa cuánto rechacemos su amor o ignoremos las pruebas diarias de este amor, o aun tratemos a Dios como nuestro enemigo) y no pueden escapar de Dios.
Vayamos donde vayamos en el mundo, nunca vamos a un lugar donde Dios no esté presente y activo en revelación y gracia soberanas.” (3)
La Biblia enseña que Dios es un ser con atributos personales que mantiene una sostenible relación de autoridad con el cosmos. Por ello podemos afirmar que el texto bíblico desalienta la despersonalización divina en la que irremisiblemente caen cosmovisiones que lo definen como “Energía”, “Universo”, “Madre Tierra”, “Naturaleza” o “Todo”, entre otras.
II. EL MUNDO ES LA CREACIÓN DE DIOS
1. El Creador hizo primero los cielos y la tierra y su riquísima variedad biológica, luego a la especie humana la hizo con capacidades para ejercer una mayordomía responsable. Tanto la tierra como sus pobladores, sean o no cristianos, pertenecen a Dios.
(4)
A veces olvidamos que los destinatarios del evangelio que denominamos el
mundo no cristiano son seres humanos que viven en su medio ambiente en las más diversas circunstancias. De la misma manera, al ministrar la Palabra en
congregaciones cristianas podemos enfocarnos en nuestros oyentes como si fuesen personas descarnadas, pasando por alto sus acuciantes situaciones cotidianas en el medio que habitan. Todo lo creado pertenece a quien llamamos Señor; y si no honramos con hechos a nuestras obligaciones de mayordomos estaremos invocando el nombre del Señor en vano.
2. La Biblia comienza con la Creación(5) y termina con la Nueva Creación(6). El Señor Jesucristo, por medio de su sangre una sola vez derramada en la cruz, es quien hizo posible la reconciliación de todas las cosas en el cielo y en la tierra.
(7) Por ello Jesucristo es el Redentor de toda la creación. El evangelio anuncia a toda la creación la destrucción total de los efectos del pecado humano y de la maldad satánica.
3. La tierra está incluida en nuestra proclamación del evangelio que presenta a Jesús como Señor. El evangelio también se ocupa del cuidado de la creación. La misión cristiana es la proclamación integral del reino de Dios y el señorío cósmico de Jesucristo, fundamento necesario y suficiente para desarrollar el rol de mayordomía de la creación en el pensamiento y actividad misionales.
4. El materialismo consumista, junto a las armas nucleares, alimentado por la “idolatría del tener” se ha convertido en la mayor amenaza a la creación. Los que nos ocupamos de cuidar la creación y defender el medio ambiente enfrentamos esa idolatría dominante y sus intereses. Libramos una guerra espiritual que se gana únicamente con dos poderosas y armas: el evangelio de Jesucristo y la oración de fe.
8)
5. Los destinatarios de la misión integral del pueblo de Dios son las personas, vistas como individuos y como sociedad que se sustentan en la creación terrenal.
Los cristianos que trabajan en la biología ambiental y en el cuidado de la creación son una parte activa del pueblo de Dios. Su llamado misional necesita ser reconocido, convalidado, alentado y apoyado con recursos por la iglesia. Su abnegada vocación es un verdadero ejemplo de integración de la proclamación de Jesús como Señor con el cuidado de Su creación.
No pocas veces los que trabajan por la sostenibilidad ven con alegría a personas cambiadas por el amor de Cristo en virtud de su labor en fidelidad a la voluntad de Dios. Este hecho debiera hacer reflexionar a los que sostienen que proclamar el evangelio del Reino no tiene nada que ver con este mundo.
En nuestra próxima nota de
“Los destinatarios de la misión)” veremos:
El mundo de las culturas y las religiones y El mundo del pecado y de la redención. Hasta entonces si el Señor lo permite.
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1. No he podido encontrar quién sea el autor de la pintura. Quizás alguno de los lectores pueda contribuir enviando este dato
2. El documento “Reflexiones del Grupo de Trabajo de Teología de Lausana” fue adaptado para escribir esta nota. Ver original entrando a:
http://www.lausanne.org. También leer“Nuestra misión: todo el Evangelio, ….” por Chris Wright, P+D, 24-10-2008
3. Ibíd. Tercera Parte A. 3.
4. Salmo 24:1
5. Génesis 1,2
6. Apocalipsis 21,22
7. Colosenses 1:15-23
8. Efesios 3:10; 6:12
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