Hablamos con Ruth Cook, de Béjar (provincia de Salamanca). Acaba de terminar la carrera de Traducción y empieza un Máster en la Universidad de Salamanca. La veo afianzándose en su vida profesional a la par que en su caminar cristiano. Veo su compromiso como parte de la Misión de Dios de preocuparse para que los que nos rodean puedan reconciliarse con Él. Esto lo muestra en su implicación en ministerios como En Vivo y GBU, que son el brazo misionero de la iglesia en la Universidad. Y también en otras actividades, como retiros de mujeres, desayunos evangélísticos, donde participa activamente en distintos campos. Realmente, ver a los jóvenes comprometidos con Dios y su misión nos estimula y satisface. Vemos cómo el mandato de Jesús, “Así como el Padre me envió, también yo os envío”, se alarga.
Pregunta.- Hola Ruth. Desde Béjar a Salamanca… ¿Con qué objetivo?
Respuesta.-Hace cuatro años vine a Salamanca con la intención de estudiar Traducción e Interpretación. Este año terminé el grado en Traducción y ahora mismo estoy haciendo el Máster de profesor de secundaria.
P.- ¿Qué tal se compagina la vida de cristiano con la de estudiante? ¿Te permite hablarles de Cristo a tus compañeros?
R.-No es fácil ser cristiano y estudiar en una universidad como la de Salamanca. La mayoría de estudiantes, aunque no te rechazan, tampoco tienen mucho interés. Y, en general, los profesores critican y rechazan abiertamente el cristianismo. Sin embargo, aunque las respuestas no sean las más deseables, siempre hay oportunidades de compartir nuestra fe los compañeros de clase. Cualquier detalle te puede llevar a hablarles de lo que Dios ha hecho en tu vida. Por otra parte, los jóvenes cristianos en Salamanca deberíamos sentirnos privilegiados de estudiar en esta ciudad porque contamos con dos ministerios para estudiantes, GBU y En Vivo, que nos ayudan a fortalecer nuestra relación con Dios y nos animan a hablar de Cristo a nuestros compañeros.
P.- ¿Entonces, participas en alguna organización que evangeliza entre los estudiantes universitarios?
R.-Sí, he participado en ambas. Y han sido una gran bendición para mí estos cuatro años en Salamanca. He podido invitar a mis amigos a diferentes actividades donde se han sentido acogidos y han escuchado por primera vez, sin miedo, acerca del mensaje que Dios tiene para ellos. El formar parte de estas organizaciones me ha permitido servir a Dios de maneras variadas y originales, que van desde fregar los platos hasta el Experimento Marcos. Pero, sobre todo, me han ayudado a seguir creciendo en mi fe y me han animado a buscar a Dios cada día más.
P.- ¿Conocimiento y fe pueden ir de la mano?
R.-En mi opinión, conocimiento y fe van de la mano, ya que nuestra fe no es una fe ciega. Sin embargo, es verdad que a veces el conocimiento nos puede alejar de Dios, en el sentido que podemos pensar que no le necesitamos porque somos sabios en nuestro propio entendimiento. Como bien dice Eclesiastés, sin Dios, todo es vanidad. Pero cuando Él es el centro de nuestras vidas, nuestro conocimiento y sabiduría servirán para glorificarle y, en ese momento, el conocimiento y la fe irán fuertemente agarrados de la mano.
P.- Me imagino que también pasas tiempo en la iglesia de Béjar. Cuéntanos un poquito de la misma, de sus actividades…
R.-Aunque estoy estudiando en Salamanca, sigo involucrada en la iglesia en la que crecí en Béjar. Sin duda alguna, una de las actividades más destacadas que realizamos allí, y que implica a la mayor parte de la iglesia, es el programa evangelístico para niños en el parque. Se lleva celebrando desde hace más de veinte años y ha permitido que la ciudad nos conozca un poco más, y pierdan parte del miedo que siempre se ha tenido en España a las iglesias evangélicas. En los últimos años, hemos centrado cada programa en un tema concreto que atraiga a la gente y que pueda resultar interesante tanto a los padres como a los niños. Por ejemplo, hace dos años, cuando España ganó el Mundial, utilizamos el lema de “La Roja” refiriéndonos a la sangre de Jesús. Este año han salido muchas películas de superhéroes como “Los vengadores” o “Batman”, así hablamos de que Jesús era mucho mayor que cualquier superhéroe porque era el Hijo de Dios. Además de que estamos compartiendo nuestra fe con otros, cada año, Dios habla y toca de manera especial a cada uno de los que participamos. También es muy bueno poder ver cómo Dios une a todas las generaciones de la iglesia para participar con el mismo entusiasmo en el programa.
Incluso, en esta época de crisis, me parece que puede ser útil mencionar el ropero que se abre cada sábado para aquellas personas que no tienen recursos para comprar ropa. Ha sido un instrumento que Dios nos ha dado para mostrar su amor tanto a los que traen ropa como a los que la reciben; y ahora, en esta dura etapa económica, vemos cómo más personas se están beneficiando de este servicio.
P.- Recientemente nos hemos encontrado en un retiro para mujeres en Toral de los Guzmanes. ¿Qué te ha aportado el relacionarte con creyentes de distintas generaciones? ¿En qué puede colaborar una joven como tú?
R.-Me parece esencial que las chicas jóvenes, en este caso, nos relacionemos con mujeres más mayores que nosotras. Hay tanto de lo que podemos aprender las unas de las otras. Es probable que las más mayores hayan vivido situaciones parecidas a las nuestras y puedan reconfortarnos y entender cómo nos sentimos, así como tener una perspectiva más madura y sabia de la que podemos tener nosotras. Por otra parte, a las mayores siempre les anima ver cómo Dios sigue obrando y llamando a chicas jóvenes a seguirle y vivir para él. Además, tengo que decir que las mujeres mayores me sorprenden cada vez más con el extraordinario sentido del humor que tienen.
En lo que se refiere a la segunda pregunta, las jóvenes tenemos mucho que aportar en un campamento como este. Además del ánimo que recibimos del contacto personal con otras mujeres, podemos ayudar en cuestiones como las veladas o la alabanza. Desde aquí, me gustaría animar a las chicas jóvenes a ir al Retiro de mujeres el año que viene en Toral.
P.- En Salamanca participas de unos desayunos evangelísticos que se llevan a cabo en las casas. ¿Qué se aprende en estos?
R.-Como comenté antes, me parece realmente enriquecedor que las distintas generaciones estemos en contacto y podamos aprender las unas de las otras. En estos desayunos, de nuevo nos reunimos mujeres de diferentes edades, y al ser grupos más pequeños la relación es más personal. También me parece que los estudios que estamos llevando a cabo son muy interesantes y que nos están permitiendo conocer más a Dios en un ambiente donde todo el grupo se siente cómodo.
P.- ¿Cuándo conociste a Jesús? ¿Cómo te ha cambiado la vida?
R.-Desde que era pequeña Dios ha estado presente en mi vida, ya que nací en una familia creyente. En general, siempre he tenido mucho interés por las cosas relacionadas con Dios y me parecía divertido participar en las actividades de la iglesia. Por ejemplo, uno de los pocos recuerdos que tengo antes de cumplir los 4 años es estar repartiendo, en la escuela de ingeniería en Béjar, invitaciones para una charla de GBU. Cuando tenía entre 10 y 11 años empecé a cuestionar el lugar que Dios ocupaba en mi vida. Me sentía frustrada con todo lo que me habían enseñado porque yo cumplía (aunque solo era por fuera) y otra gente no, y parecía que daba igual. El problema es que estaba sintiendo orgullo, era como el hermano mayor en la parábola del hijo pródigo, y pronto ese orgullo se convirtió en enfado y en rebeldía. Sin embargo, cuando tenía 13 años me di cuenta que mi problema de verdad era que era pecadora. Hasta ese momento no entendí que aunque cumpliese las normas, si Dios no era el verdadero señor y salvador de mi vida, iba a sentir siempre orgullo y enfado y eso me alejaba de Él. También entendí que no podía ser indiferente con Dios: o era hija suya o era su enemiga. Tenía que elegir si iba a seguir viviendo como me habían enseñado por costumbre o si quería de verdad entregarle mi vida. Al final, decidí que quería que mi identidad fuese “hija de Dios”. Por primera vez, al ser consciente de mi pecado entendí lo increíble que era el amor de Dios. Jamás dudé de que Dios me amase, pero comprendí que su amor era infinito, ya que aunque yo le había rechazado, creyendo que sola podía salvarme, Jesús murió por mí y ahora disfruto de una relación personal con él y algún día disfrutaré de su presencia para la eternidad.
P.- ¿Cuál crees que es la mejor manera de llegar a los jóvenes?
R.-En primer lugar, creo que debemos deshacernos de la idea preconcebida de que ningún joven quiere escuchar acerca de Dios, porque no es así. Todos le necesitamos y debemos pedirle que nos ayude a ver a los jóvenes como Él los ve. Incluso los más seguros de sí mismos, que parecen tener las ideas muy claras, le necesitan. Debemos estar atentos a las oportunidades que Dios nos da de compartir con ellos. Creo que la manera de llegar a los jóvenes es la misma que con cualquier otra persona: amándola. También me parece importante que no se sientan juzgados sino que seamos sus amigos, ya que de esta manera lo que tengamos que decir será relevante para ellos.
P.- ¿Por qué piensas que muchos abandonan sus iglesias?
R.-En mi opinión, hay muchos jóvenes que abandonan la iglesia porque no han tenido un verdadero encuentro con Dios. Hoy en día no podemos poner la excusa de que no hay jóvenes o que no hay buena enseñanza en la iglesia, porque vivimos en una época en la que podemos encontrar recursos en internet o libros sobre cualquier tema que nos preocupe. Además, si queremos tener comunión con otros jóvenes y seguir aprendiendo más hay muchos campamentos, retiros, actividades para jóvenes en iglesias, que aunque no sean la nuestra, están cerca. Por eso, me parece fundamental predicar el evangelio una y otra vez a nuestros jóvenes, y no dar por sentado que porque sean hijos de creyentes son cristianos. Aunque también hay que evitar el otro extremo de nunca confiar en los jóvenes y pensar, como hablé antes, de que pasan de todo. La mejor herramienta que tenemos para llegar a ellos en las iglesias es la oración; para Dios nada es imposible.
P.- ¿Cómo ves el futuro? ¿Qué retos te planteas?
R.-Hace unos días leí el Salmo 112:7 que dice así: “No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está firme, confiado en Jehová”. Me parece que este versículo encaja muy bien con la situación actual, y que es un mensaje que los jóvenes necesitamos escuchar entre todas las malas noticias que nos llegan. Por eso, este curso mi reto es confiar en Dios y mantenerme firme pase lo que pase, porque sé que mi vida está en sus manos y me ha prometido que algún día estaré con Él para siempre.
Finaliza la entrevista. Gracias, querida Ruth, por compartir tu testimonio, tus vivencias como joven, como estudiante, como cristiana: todo en uno. Que sigas siendo de bendición allá donde te encuentres.
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