RIQUEZA DEL IDIOMA CASTELLANO
Roque Esteban Scarpa (Punta Arena, 1914 – Santiago, 1995) es un excelente poeta chileno que debería ser conocido por muchos, especialmente por quienes degustan la poesía dedicada a lo Sagrado. Pero no es así, y por ello quisiera presentar a un poeta-poeta, a pesar de ser un erudito académico, lo cual no nada frecuente en el mundo de las letras.
El reconocido Dámaso Alonso, de los más cualificados críticos literarios españoles de todos los tiempos, escribió al jovencito Scarpa cuando recibió el primer poemario del chileno: “El castellano de usted, matizado por la tradición, enriquecido por su sensibilidad, virginalmente nervado como si fuera invento o troquelación de ahora mismo, es capaz de tantos registros, luces y penumbras que es lengua perfecta, límite de la delicadeza expresiva y de la irradiación del espíritu. ¡Qué hermosura que se escriba así en Chile!”. Y eso, añado yo, que Scarpa era hijo de croata y de italiana.
Y no exageraba para nada el maestro madrileño, como podemos apreciar en este soneto del primerizo: “Mi sangre es suma del valor sagrado/del mar azul, origen de naciones;/ islas doradas y generaciones/ en mi sobra fugaz ha encarnado.// Señor he sido y sufro avasallado/ por el crudo rigor de inclinaciones/ que los muertos que soy en mis pasiones/ levantan por destino desolado.// Hablan en mí, y por mi boca suena/ -aunque en idioma extraño convertido-/ su amar violento y su constante pena,/ el clamor violento y su constante pena,// el clamor de sus luchas y el gemido,/ cristiana sanidad, y de sirena/ el canto triste y el amor perdido”.
ALGUNOS DATOS DE SU OBRA
Nos interesa especialmente su poesía. Entonces, en primer término, anotemos lo que él entendía de ella: “La poesía es el afán de arrancarnos la máscara y quedar con el rostro, con la interioridad desnuda y en el alma viva”.
Fue Miembro de la Academia Chilena de la lengua, catedrático de Literatura, además de reputado ensayista y antólogo: destacables son sus trabajos sobre Quevedo, Gabriel Mistral, Cervantes, Huidobro, García Lorca o Lope de Vega.
Publicó más de sesenta libros en sus varios ejes de interés, pero sólo dejaré constancia de algunos libros de poesía suyos:
Mortal mantenimiento(1942);
Cancionero de Hammud (1942);
No tengo tiempo (1977);
El árbol deshojado de sonrisas (1977);
Variaciones de un antiguo corazón (1981);
El laberinto sin muros (1981) o
Madurez de la luz (1987). En 1980 recibió el prestigioso Premio Nacional de Literatura.
CUATRO POEMAS DE MUESTRA
No abundemos en las explicaciones. Mejor dejemos algunos botones de su obra y que el lector valore la calidad de este poeta que hoy presento a los lectores de P+D.
DIOS NOS HACE EL NIDO
Se nos deben perdonar nuestros amores.
Lo que nació de lo profundo es ciego
y a la mirada solar parece vano,
pero ese impulso, esa ternura, ese entregarse
a lo nuestro que se hace dulcemente ajeno,
esto que mana porque quiere hacerlo,
donde la voluntad nuestra ni es deseo,
sino una disponibilidad para que hable el otro,
el enterrado bajo tanto sueño.
Si su palabra es perecedera y dura
y él la siente latente, dulce, eterna,
le sucede lo que al cuervo con su hijo
que le ve ruiseñor y le oye el trino.
Si su palabra acierta, es como se ha dicho:
al pájaro ciego Dios le hace el nido.
ORACIÓN DEL FARISEO Y DEL PUBLICANO
Gracias te doy, Señor; por que soy justo
porque pienso lo justo, justamente,
sin apartarme un ápice de mi cierto criterio,
sin dejar de ordenar el día de mañana
como ha de ser, porque Tú has mirado
esta virtud tan exacta que sólo Tu grandeza
no confundirá con ese otro que, allí apartado,
ensucia el aire con su pensamiento
nacido en la injusticia, nutrido en la injusticia
de no acatar la letra de tu autoridad divina.
A alzar no me atrevo al cielo mi mirada,
porque tengo conciencia que mis párpados pesan
de oscuridad y ansia de verte,
como he de hallarte, si eres Tú justicia
y no he encontrado en mí caridad suficiente
para que yo merezca tu misericordia.
Sólo sé que Tú eres cierto y yo la incertidumbre;
sólo Tú el justo, yo la humana injusticia
que atiende a la apariencia, junto a ella se queda,
conjeturando siempre ajenas intenciones.
Sólo Tú, el eterno, y yo el hombre-tiempo,
espejo en el mundo y soledad íntima
que si no la colmas con un fragmento tuyo,
ni tiempo es, nonada, lo que ellos quieran
aunque me sostenga ese albedrío concedido por Ti,
fuerte de tu poder, débil en mi ejercicio.
Haz valer tu caridad por sobre mi injusticia
y al borrarme el pecado, reabriré mis ojos
para conocerte a Ti y a mi fiel hermano,
ése que, a distancia, también te está orando.
APARTA DE MÍ
Aparta de mí la compañía
y dame la soledad sin mí y conmigo.
Aparta de mí la soledad
y dóname la piedra que es blandísima.
Aparta de mí la piedra
que tiene forma de corazón sin latido.
Aparta de mí todo corazón
que es mío y no me pertenece.
Aparta de mí lo mío
y gozaré el desierto como un paraíso.
CUMPLEAÑOS
Esta es la hora exacta en que he nacido,
noción no tengo del tiempo transcurrido,
inmerso, tenso, denso, apasionado,
curioso, frío, gris y enajenado
de pasiones, de obras, de personas,
tiempo plebeyo y tiempo con corona
no la de relumbres sino la de espinas
que son peso de sustancias finas
para vencer a las sienes en prisiones.
Canté. ¿Quién no supo de canciones?
Escribí. ¿Quién no supo de escrituras?
En el vivir, a duras y a maduras,
transcurrieron instantes, días, años.
No quise nunca los ajenos daños
y me dolieron los huesos de injusticias
mías, que las otras más desatendidas.
Su hubo momentos que fueron asolados
por ajeno bien que engendra ingratitudes,
defecto es mío, porque las virtudes
son como las rosas, aromar de un día
que esconden su espolón con ardentía
tras el disfraz de las verdes hojas.
Y si de la esperanza te despojas
serás árbol de otoño, erguido vano.
Siempre te has querido, por humano,
irónico de ti y tu importancia.
Has pensado que, en última instancia,
lo que creaste se unirá a tu nombre
y sabrás que acaso fuiste un hombre
cabal, difícil, pero responsable,
que tiempo no tuvo para ser amable
en el sentido más vano de la cortesía
porque se estaba jugando por lo que creía
justo y mejor, entero y sin temores.
En todo juego se comete errores
cuando el alma se apuesta a la esperanza.
Sólo conocerás voz de bienaventuranza
cuando te vean lejos de tus lejos
y la persona no opaque sus reflejos
con esa su mentira de apariencia
de tierra sequedad que no es ausencia.
Cuando estés quieto y en sosiego preso
te verán en tu obra, hueso a hueso,
sangre a sangre en el aire del recuerdo.
Puedes perderte tú. Yo no te pierdo.