La Iglesia Evangélica Latinoamericana ha crecido rápidamente en los últimos 60 años. La nacionalización del liderazgo en la primera mitad del siglo XX y el surgimiento de iglesias nacionales en la década de 1930, fueron factores decisivos para el desarrollo de estructuras eclesiásticas contextualizadas y eficaces.
Según las estadísticas Latinoamérica tiene 80.000.000 evangélicos pero solo hay aproximadamente 9.500 misioneros enviados a otros campos. Esto representa el 0,011875 % sobre la cantidad de evangélicos. A pesar del número de evangélicos latinoamericanos no se ve una correlación con un mayor envío de misioneros a las etnias menos evangelizadas y no alcanzadas.
¿Por qué problema el crecimiento numérico de la iglesia latinoamericana no está correlacionado con el mayor envío y movilización de misioneros a campos transculturales?
La situación en América del Sur en el año de 1900 era que había en las Guyanas 14.376 evangélicos, en la parte hispánica 5.240 y en Brasil 11.376. El total en 1900 sería de un poco más de 20.000 personas. Hay datos de que el total de la comunidad evangélica sería de hasta 50.000, y durante el siglo XX el crecimiento está reflejado en los siguientes números: 1916 – 378.000; 1925 – 756.000; 1936 – 7.200.000; 1967 – 14.746.200; 1973 – 20.000.000; 1987 – 37.432.000; 2000 – 80.000.000. (Nuñez, E. & Taylor, W.
Crisis and Hope in Latin America. Pasadena, CA: William Carey Library, 1996, p.161)
Pero,
crecer en tamaño es una cosa, crecer en madurez es otra. El mero crecimiento numérico se ha tornado un objetivo en si, y, para muchos, “el objetivo justifica los medios”. Cualquier método que favorezca el aumento de miembros en la iglesia es válido y la búsqueda por las estrategias que son más eficaces en este sentido, ha llevado a metodologías que reducen el evangelio y ponen en riesgo los principios bíblicos.
Bertil Ekstrom en sus investigaciones afirma que los aspectos positivos de la Iglesia Latinoamericana están en su énfasis en la evangelización. Nos gusta “ganar almas”, compartir la fe y plantar iglesias. Sin embargo, la problemática fue que muchas veces hemos dado énfasis solamente a la parte espiritual, olvidando que el ser humano es más que el “alma”.
Bertil continua diciendo: “Otro tema paralelo básico es la
falta de enseñanza de toda la Palabra de Dios. Profundidad y espiritualidad han sido confundidos con experiencias emocionales y espectaculares. En muchos casos, la práctica del discipulado no ha existido y los estudios bíblicos hacen referencia a textos aislados que mantienen la vida cristiana, pero no nutren hacia una madurez espiritual. Se observa sincretismo, desnutrición espiritual, herejías, superstición, división, experiencias sobrenaturales sin sentido; etcétera, etcétera.
El liderazgo latinoamericano sigue tendencias globales de líderes carismáticos (con fuerte personalidad y poder de convencimiento), principalmente centrado en la formación de mega-iglesias. El caudillismo de nuestra historia sigue siendo una realidad.
Investigaciones que han sido hechas muestran que las iglesias con líderes autocráticos y carismáticos son las que más crecen. A la vez, existe una nueva generación de líderes que busca el trabajo en equipo y que está mucho más preocupada con la calidad y una iglesia local participante. La democratización política en los países se refleja en las iglesias y los jóvenes de nuestros días ya no aceptan, de la misma forma, el dogmatismo de un liderazgo autocrático.
La iglesia necesita reflexionar sobre su forma de gobierno y liderazgo.
En la mayoría de los países latinoamericanos estamos en la segunda, tercera o cuarta generación de creyentes. A pesar de que muchas iglesias empezaron en la clase más pobre, poco a poco, las familias están ganando mejores condiciones financieras. No cabe duda de que todavía tenemos comunidades pobres y muchos sin los recursos mínimos para vivir bien. Pero, de forma general, la Iglesia Latinoamericana está pasando por un proceso de mejoramiento en su economía.
En las dos últimas décadas, la Iglesia Latinoamericana se ha despertado para la responsabilidad social.
Esto ha sido una de los grandes aportes de la teología latinoamericana, el énfasis en la realidad del Reino de Dios presente en la sociedad actual. También está la participación política de los creyentes, pero el hecho de que un miembro de nuestras iglesias llega a los altos puestos políticos no ha significado cambio de situación. Seguimos viviendo en países corruptos e injustos, con alto grado de violencia y de criminalidad.”
En el
primer congreso de COMIBAM (Cooperación Misionera Iberoamericana) en San Pablo, Brasil, en 1987, fue hecha una estimación del movimiento misionero latinoamericano. Había como 60 organizaciones que enviaban a unos 1600 misioneros transculturales.
Diez años después, en preparación para el
segundo congreso de COMIBAM, en México 1997, se hizo una investigación más sistemática con la finalidad de evaluar el movimiento misionero de la última década. Se llego a la conclusión de que había más o menos 300 organizaciones de envío y un poco más de 4.000 misioneros transculturales. En el 2006 en COMIBAM III la cifra ascendió a 9.500 misioneros y más de 400 organizaciones participantes.
Sin embargo, todavía somos un movimiento misionero emergente. Nuestra historia del hacer misionero es incipiente en comparación con el mundo anglosajón. Hay factores de preocupación en el envío de misioneros como es el enviar obreros al exterior sin la debida capacitación, sin un fuerte apoyo financiero y sin cuidado pastoral.
Pero en especial se observa que
todavía son pocas las iglesias locales involucradas en las misiones a pesar que se ha alcanzado un cierto nivel de saturación. Parece que a la iglesia latinoamericana le
falta enseñanza básica de la responsabilidad global. Parece que está más acostumbrada a recibir que a dar. Muchas iglesias y denominaciones son resultados directos del trabajo misionero de afuera, pero no se ve que las iglesias que nacieron tienen
una mentalidad para una expansión equilibrada y simultánea hacia “Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra” (Bertil Ekstrom).
¿Por qué hay pastores en el día de hoy que no le apasionan las misiones transculturales?, ¿Porque algunos de estos pastores dicen o afirman “no es lo mío”? ¿Qué debe ser lo de ellos?
¿Cómo desarrollar una teología bíblica - misionológica sana?
Un evangelio de transformación y completo implica una iglesia que traspasa todo tipo de fronteras, ya sean culturales, sociales, religiosas, lingüísticas, geográficas, políticas, en palabra y obra, ser – hacer - decir, para que todos tengan la oportunidad de recibir el evangelio en su propio idioma, de una manera culturalmente sensible y poder responder al Señor.
El propósito de la movilización en Iberoamérica es ayudar a la iglesia a ser lo que Dios quiere que sea, hacer lo que Dios quiere que haga e ir donde Dios quiere que vaya (David Ruiz). Por lo tanto el esfuerzo en la movilización esta destinado a:
"Ver a la iglesia iberoamericana llevando todo el evangelio a todas las etnias”
El objetivo principal en la movilización es ver el liderazgo de pastores comprometidos con la obra misionera, desarrollando juntos estrategias de apoyo a las iglesias en las diferentes etapas de madurez en la obra misionera. Pastores desafiando a pastores, iglesias modelando a iglesias, trabajando en cooperación con otras iglesias para hacer más alcanzables y de mayor impacto los proyectos misioneros entre los pueblos menos evangelizados y no alcanzados.
La iglesia necesita una transformación en su llamado, transformación en su compromiso, la revisión de su propósito y volver a las cosas sencillas que dieron origen a la iglesia(David Ruiz)
Para lograr esto sugiero enfatizar los siguientes aspectos:
1.- Profundizar nuestro entendimiento de una misionología integral.
El evangelio es un mensaje que transforma toda la existencia humana. Nuestras inquietudes por lo general giran en preguntarnos: ¿cuántos creyentes hay? Y olvidamos preguntar: ¿Está la iglesia reflejando los valores del reino de Dios en la nación y hasta lo último de la tierra?
La misión de la iglesia es indivisible (palabra y obra, ser-hacer-decir). Estamos hablando de un mensaje integral de salvación y esta dirigido a todo ser humano considerando la totalidad de su persona.
«Hemos sido enviados al mundo para amar, servir, predicar, enseñar, sanar y liberar»[i]y «Cada persona tiene derecho a oír las Buenas Nuevas»[ii]. Dios «no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 P 3:9). La misión es universal e integral. Pablo Davies comenta:
«La misión integral sin ser universal se convierte en localismo. Es etnocentrismo y egoísmo. Nos ocupamos de la gente cercana pero no de la gente lejana. Por el otro lado,
la misión universal sin ser integral se convierte en proselitismo. Corremos el riesgo de ocuparnos únicamente del aspecto religioso, personal, interno, pero sin ocuparnos de todos los aspectos de la vida humana de la gente
»
2.- La iglesia ha sido llamada y enviada para participar en la misión de Dios. Este envío y mandato no es algo opcional. Los textos mas conocidos son Mateo 28:18-20, Marcos 16:15, Lucas 24:46-48, Juan 20:21, Hechos 1:8, pero debemos afirmar que
la Biblia entera nos da el mandato para la misión y evangelización.
Debe haber una moralidad de la Fe.Implicaescuchar el grito de los pobres, oprimidos y perdidos.La Biblia entera muestra el plan de Dios de reconciliar consigo todas las cosas por medio de Jesucristo (Colosenses 1:15-20).
La Iglesia es el instrumento de Diospara llevar a cabo su plan. La misión no es la misión de tal o cual iglesia, agencia ni institución. La misión es de Dios y es un atributo de Dios mismo que se expresa en su accionar por redimir a la humanidad e
invita a su iglesia a participar. El mundo es la escena de la actividad de Dios y
no debemos retirarnos de él.
Elservicio al mundo es un servicio a Diosy es un reflejo del reino venidero de Dios independientemente de los resultados que se obtengan.
La misión divina es el establecimiento del reino de Dios.
3.- La naturaleza de la iglesia es misionera. Hablamos de que la iglesia
esla iglesia en el mundo y para el mundo. No se concentra sólo en el cielo. Se involucra en el mundo y por lo tanto es misionera. Debe estar en el mundo siendo distinta del mundo. La iglesia es enviada a compartir el gozo y la esperanza, en medio de la tristeza y la angustia de la gente de nuestro tiempo, de los que son pobres o afligidos en cualquier forma.
4.- Ser misioneros no es una opción; es un mandato. Hay cuatro mil millones de personas que no conocen a Cristo porque la iglesia no ha asumido un compromiso más intencional en la evangelización mundial.Muchas veces surgen malos entendidos en cuanto a que algunos son misioneros y otros no lo son.David Bosch, que fue profesor y presidente del departamento de misiones de la Universidad de Sudáfrica y luchó incansablemente por la reconciliación de ese país, fue cuestionado cuando afirmó que
en nuestro mundo todo es misión. Algunos argumentaban que cuando todo es misión, entonces nada es misión. David Bosch respondió que
esta tensión la debemos resolver de manera creativa. Una forma de avanzar hacia esta creatividad es cuando asumimos que
toda la iglesia es misionera y el mundo con su agenda es su campo de misión. La agenda del mundo nos supera pero podemos avanzar hacia un entendimiento y diálogo misionero con toda la iglesia global. La misión es de todos lados a todas partes llevando todo el evangelio.
«La misión es una tarea cotidiana de la iglesia en cualquier lugar, en cualquier tiempo y en cada generación»[iii]
5.- Cada cristiano es llamado a participar y a ejercer el sacerdocio universal de los creyentes.
La misión tiene lugar por doquiera. Impulsados por la fe,
los cristianos cruzan la frontera entre los que creen y los que no creen, y del otro lado de esa frontera dan testimonio de su fe. Dado que Dios es un Dios misionero el pueblo de Dios es un pueblo misionero.
El Espíritu ha sido derramado sobre todo el pueblo de Dios, no sólo sobre unas personas seleccionadas. La comunidad de fe es la portadora primaria de la misión. Todossomos misioneros porque cada cristiano es llamado a participar y a ejercer el sacerdocio universal de los creyentes.Jesucristo ha dotado a su iglesia de dones y del poder del Espíritu Santo para el cumplimiento de la misión. Esto significa que
somos llamados a ser agentes de transformación hasta lo último de la tierra, y la misión de ninguna manera se limita solo a la acción local ni solo a la acción global.
La misión implica unir la acción local y la acción global de la iglesia en el cruce intencional de barreras, de iglesia a no iglesia, en ser, hacer y decir a favor de la extensión del reino de Dios.
6.- La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia(S. Juan 20:21).
La «Palabrahecha carne» constituye el evangelio.
La acción sin palabra es muda; la palabra sin acción es vacía»[iv].
Hablando del discipulado John Stott dice:«incluirá un llamado a colaborar con el Señor en el trabajo del Reino. Dirigirá su atención a las aspiraciones de hombres y mujeres comunes y corrientes en la sociedad, sus sueños de justicia, seguridad, estómagos llenos, dignidad humana y oportunidades para sus hijos
». Dios llama a las personas a la misión y en eso consiste la evangelización. Es un llamado al servicio donde
«ganar personas para Jesús es ganar su lealtad para las prioridades de Dios
».
[v]
7.- Revisar nuestra visión de Cristo. Muchos han tomado la visión de Cristo como un “conquistador” relacionándolo indirectamente como una “cruzada”. A veces se habla con un lenguaje belicoso. ¿Qué significa esto cuando compartimos el evangelio? ¿Cómo va a responder un musulmán si le presentamos a un Cristo así?
8.- Desarrollar un entendimiento del pluralismo y posmodernismo. Enfatizar la unicidad y la universalidad de Cristo. Dar la razón por la esperanza que tenemos en Cristo y no en Mahoma, ni Buda ni ninguna otra entidad espiritual. Debemos decir que Jesús es el Señor y el único Señor, pero teniendo razones contundentes para decirlo (Pablo Davies).
9.- Enfatizar la formación de “comunidades eclesiales” que reflejen el espíritu de reconciliación, libertad, respeto, aceptación, amor y perdón. La iglesia local es llamada a formar una comunidad alternativa hasta lo último de la tierra. No somos llamados a formar esquemas empresariales basados en criterios de utilitarismo, mercantilismo y números. No quedar atrapado en un concepto hedonista donde la gente privilegia llegar a fin de mes antes que ir al cielo.
Las respuestas "hedonistas" no son "transformadoras" y la respuesta a la superficialidad es ejercer un discipulado obediente a Jesucristo.
La gran multiplicación, números y porcentajes no son sinónimos de "transformación". No debemos sacrificar las demandas del evangelio en el altar de los números. La negación a nosotros mismos, conocer a Jesucristo y ser semejantes en su muerte es poder transformador (Filipenses 3:10).
Debemos cuidar el servicio, la experiencia personal en Cristo y la formación de la iglesia local como “comunidad”(Norberto Saracco). Debemos encarnar el mensaje, la funcionalidad con principios bíblicos y
enseñar el poder del amor y no el amor al poder. Las iglesias no deben vivir la lucha miserable por el poder. La realidad indica que
las personas escuchan con sus ojos y piensan con sus sentimientos, por lo tanto la proclamación y la encarnación del mensaje deben ser inseparables. Ser y hacer como Jesucristo.
El ejercicio del liderazgo en la vida de las iglesias locales deberá estar marcado por el modelo del siervo sufriente y mostrar un contraste con el caudillismo y otras deformaciones causadas por el abuso del poder.
Somos llamados a desarrollar el modelo del siervo según Filipenses 2. El Rey Jesucristo se ha encarnado y llama a su comunidad a hacer lo mismo en el mundo. Seguirle como sus discípulos significa asumir su vida y misión.
10.- Producir un equilibrio entre “la gente que asiste a la iglesia” (metidos en los programas internos) y la “iglesia que sirve a la gente” (que vive los valores del Reino de Dios en medio del quehacer nacional y las naciones). Estamos más preocupados en que la gente esté en los programas de la iglesia y no en que tenga un testimonio eficaz en su campo de labor diario. Mas preocupados por tener el control y no por equiparlos con una proyección hasta lo último de la tierra. Jürgen Moltmannen su tesis sobre la teología del futuro dice:
«Se dirigirá no únicamente hacia el servicio divino en la Iglesia, sino también hacia el servicio divino en la vida cotidiana del mundo». Este servicio se ofrece en la forma de la vida común y corriente de la comunidad cristiana
«en tiendas, aldeas, granjas, ciudades, aulas, hogares, oficinas legales, consultorios, en la política, el gobierno y la recreación»[vi] Las estructuras de la iglesia no deben obstaculizar el servicio relevante al mundo separando al creyente de la sociedad. Porlo tanto debemos encontrar el equilibrio entre el “Pueblo de la Iglesia” y la “Iglesia del Pueblo”. El trabajo en la Iglesia como la acción a favor de la justicia, la misericordia y la verdad deben ir juntas.
11.- Crecer en eltrabajo de cooperación como “un solo cuerpo” en función de la misión. Desdesu principio el Señor nos ha desafiado al trabajo en equipo. La misión puede ser el principio material de nuestra unidad (Jose Miguez Bonino). La cooperación en la tarea práctica de la misión es el primer paso hacia una unidad más profunda. Crecer en el testimonio basado en la “unidad en Cristo”. La misión en unidad y la unidad en la misión implica aceptarnos unos a otros a pesar de nuestras diferencias. «El paradigma moderno, sugería que la alternativa era entre diversidad sin unidad o unidad sin diversidad;
el paradigma posmoderno se manifiesta como una unidad que preserva la diversidad y una diversidad que se esfuerza para lograr la unidad. Lasdivergencias no son motivo de remordimiento sino parte del esfuerzo dentro de la Iglesia por llegar a ser lo que Dios quiere que sea… En medio de toda la diversidad, sin embargo, hay un eje: Cristo Jesús… escuchar la palabra de Dios y escucharnos los unos a los otros van juntos; sólo podemos tener lo primero si estamos igualmente preparados para tener lo segundo»[vii]. «Estamos llamados a ser uno como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son uno y
nunca debemos cansarnos de esforzarnos hasta el día cuando los cristianos en todo lugar puedan juntarse para compartir el solo Pan y la sola Copa»[viii].
12.- Debemos pensar en el tema del Reino de Dios. Debemos volver a examinar este concepto y tener una iglesia que vive la realidad del reino comprometida con su extensión.
«Con la llegada de Jesucristo, el Reino de Dios se hizo presente entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. ElReino está en conflicto constante con el poder de las tinieblas;
la lucha ocurre en las regiones celestiales y se expresa en todo lo creado a nivel personal, colectivo y estructural. Sin embargo,
la comunidad del Reino vive sostenida por la confianza de que la victoria ya ha sido conquistada y que
el Reino de Dios se manifestará plenamente al final de los tiempos.
Con el poder y la autoridad delegados por Dios, ella asume su misión en este conflicto, para ser agente en la redención de todo lo creado»(CLADE III). Jesús esel reino de Dios encarnado.
«El reino de Dios, no es una ética, ni una ideología social sino el mensaje que se centraliza en una persona; la persona de Jesús el Mesías»[ix]. El reino está presente pero no se ha consumado por lo tanto el reino ha de venir. Es un “ya” y “todavía no”.
Nunca vamos a introducir totalmente el Reino de Dios en la tierra hasta que el Señor venga; pero somos llamados a mostrar la evidencia de este Reino como comunidad y anticipo del mismo que afecta la totalidad de la vida.
13.- Avanzar hacia un entendimiento del Espíritu Santo y la misión. La Iglesiaes llamada a vivir según la justicia del Reino, en el poder del Espíritu. Para ser misionera la Iglesia debe renovar su dependencia del Espíritu y entregarse a la oración. Lavida guiada bajo la influencia del Espíritu Santo busca las puertas abiertas y oportunidades que Dios esta presentando ante nosotros (2 Corintios 2:12). Es el Espíritu Santo que abre puertas y buscar lo que el Espíritu Santo manifiesta es encontrarnos con el propósito de Dios (Apocalipsis 3:8).En la iglesia de Antioquia (Hechos 13.1-3) estuvo la disposición para escuchar y apartad para la obra del ministerio lo que el Espíritu Santo indicaba. Como siervos, entendemos que cuando nos involucramos en la misión, estamos compartiendo
la misión del Dios misionero.
Escuchamos, descubrimos y obedecemos la voz del Señor enviando a sus siervos al trabajo al que los ha llamado.
14.- La misión debe afirmarse desde la iglesia local.
El trabajo misionero es el trabajo del Espíritu de Dios y la iglesia trabajando juntos. Es el modelo a seguir. «
La iglesia en misión es, primeramente, la iglesia local… La Iglesia universal halla su verdadera existencia en las iglesias locales…
La Iglesia es en realidad una familia de iglesias locales en la cual cada una debe estar abierta a responder a las necesidades de las otras y a compartir sus bienes materiales y espirituales con ellas. Por medio del mutuo ministerio de la misión la Iglesia se realiza, en comunión con la Iglesia Universal y como concretización local de la misma»
[x].
La relación entre las iglesias locales a nivel global y los misioneros debe ser de Koinonia.La pasión por el evangelio nos debe llevar a participar, cooperar, compartir (Filipenses 1:5) y no a competir. Se puede hablar de «comunión».
Koinonia es la palabra neotestamentaria traducida como comunión, solidaridad, compartir, contribución. La fe común debe tener una salida a la participación práctica y esta participación en la práctica tiene consecuencias concretas.
Soñamos con una Iglesia Iberoamericana que transforma la sociedad local hasta lo último de la tierra.
[i]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, p. 503
[ii]Misión y Evangelización-Una afirmación ecuménica (Documento del Consejo Mundial de Iglesias sobre la misión y la evangelización, ME 10, publicado en 1982)
[iv]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, p. 513
[v]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, p. 511
[vi]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, pp. 575-576
[vii]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, pp 566-567
[viii]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, P. 569
[ix]Davies, Pablo: Ponencia El Reino de Dios y la Misión Transcultural, (Encuentro Nacional de la Red Misiones Mundiales, Córdoba, Argentina, 2002) [x]Bosch, David Jacobus:
Misión En Transformación: Cambios De Paradigma En La Teología De La Misión. Grand Rapids, Mich. : Libros Desafío, 2000, pp. 463-465
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