Javier Martín, licenciado en Educación Física, y director de un ministerio que trabaja a favor de los niños y de sus familias, como es el caso de “La Semilla de Trigo”. Desde su experiencia, hoy nos habla del tema de la Infancia y su actualidad dentro y fuera de la Iglesia. Nos habla de cambios, de crisis, de renovación y de alternativas “para desarrollar una estrategia educativa en la que cada iglesia alcance a los niños de fuera, y discipule e integre a los de dentro”.
Pregunta.- ¿Cómo piensa que repercute en los niños y jóvenes la crisis económica y la quiebra de valores por las que atraviesa España?
Respuesta.-Ambas están relacionadas. Personalmente creo que si no hubiera una crisis previa de valores, la crisis no hubiera llevado a la economía al punto en el que está. El año pasado, el índice de pobreza infantil subió casi 4 puntos, situándose cerca del 25% en España. Verdaderamente alarmante.
P.- ¿Cree usted que desde el ámbito evangélico debería darse un replanteamiento con respecto al paradigma infancia tradicional en las iglesias y ministerios evangélicos?
R.-Totalmente. Y creo que es urgente. Todo replanteamiento surge de darse cuenta de que algo no va bien. A partir de ahí, las personas nos abrimos a nuevas posibilidades que hasta ahora no concebíamos. Desde una perspectiva ministerial, sin crisis no hay renovación-crecimiento.
Un punto clave es la concienciación de los líderes y de los padres sobre la situación. Los seminarios y otras instituciones pedagógicas deberían incluir este tema entre sus asignaturas.
P.- ¿Estamos pasando por alto las enseñanzas de Jesús respecto a las generaciones más jóvenes? Quizá deberíamos releer los evangelios…
R.-Sin duda, los capítulos 18, 19 y 21 del Evangelio de Mateo son especialmente enfáticos en esa enseñanza del Señor.
P.- ¿A qué factor se debe, según usted, la marcha cada vez mayor de los adolescentes y de los jóvenes que se han nutrido en nuestras iglesias? ¿Han fallado los padres, la iglesia, la sociedad?
R.-Más que fallar, creo que no nos hemos actualizado respecto a lo que la Infancia necesita desde un punto de vista cristiano de la vida. Por lo tanto, el resultado se presenta cuando dejan de ser niños y toman decisiones muy en función de lo vivido en la Infancia. ¿Los factores clave en la “deserción de adolescentes”? En mi opinión, la falta de labor educativa por parte de los padres y de integración real de los niños en la vida de la Iglesia.
P.- ¿Quiere decir que no hemos estado invirtiendo tiempo, recursos, compromiso… para que ellos puedan crecer en la fe y desarrollen sus dones poniéndolos al servicio de la Iglesia y de la sociedad?
R.-Sí se hace en general, pero de manera poco adecuada a la situación real y vivencial de la Infancia. Por otra parte, en la mayoría de casos, hay muy poca inversión de recursos (humanos, económicos, institucionales…) en el ministerio a la Infancia. Sólo el 15% de los presupuesto de misiones se dedican a la Infancia, cuando ésta representa del 60 al 80% de nuevos cristianos. Ese porcentaje de baja de inversión coincide a menudo con el presupuesto que las iglesias invierten en la infancia, en el mejor de los casos.
P.- ¿Qué alternativas podemos ofrecerles aparte de la Escuela Dominical para que puedan integrarse más en la iglesia?
R.-En primer lugar, entender que la atención a la Infancia no es tarea de una sola área de la Iglesia (tradicionalmente la ED), sino de una acción conjunta entre el liderazgo, la familia y las personas especialmente dedicadas a ello. A partir de ahí, hay que definir una estrategia global de trabajo con unos objetivos definidos e intencionales, y desarrollar todos aquellos departamentos que se necesiten para dar respuesta al máximo número de necesidades que la infancia actual presenta: evangelización, discipulado, servicio, adoración, atención pastoral (emocional, espiritual, familiar…).
P.- ¿Cómo ayuda vuestro ministerio, La Semilla de Trigo, a las iglesias a afrontar todas estas situaciones?
R.-Primero compartimos la importancia de valorar a los niños como Jesús lo hace y lo que ello representa hoy día, en una palabra, la visión adecuada. A partir de ahí colaboramos para desarrollar una estrategia educativa para que cada iglesia alcance a los niños de fuera, y discipule e integre a los de dentro. Animamos a las congregaciones locales de la misma zona a que constituyan una red de ministerio infantil entre ellas, para apoyarse mutuamente.
P.- ¿Es importante la formación para los que están implicados en el trabajo con los niños y adolescentes?
R.-Fundamental, no sólo para decidir qué hacer y cómo, sino para unificar criterios entre todas las personas y equipos involucrados. La formación debe tener en cuenta tanto lo que la sociedad secular puede aportar (titulaciones oficiales, carreras universitarias, temas socio-educativos…) como lo que la Iglesia puede formar en lo espiritual y ministerial a través de los especialistas y entidades cristianas que nos dedicamos a ello.
P.- ¿Qué es lo que diferencia a los educadores cristianos de los educadores seculares?
R.-El amor a Cristo, el amor a los niños.
P.- ¿Cree que es necesario una mayor aproximación y un mayor compromiso hacia los niños y sus familias? ¿Cuáles los mecanismos?
R.-Sí, entendiendo que la Iglesia de Jesucristo es una “comunidad intergeneracional”, y no sólo para “individuos adultos”. Mecanismos hay muchos, pero su idoneidad depende de las circunstancias de cada iglesia local. Lo más importante no son las actividades ni los materiales, sino el tipo de relaciones que se establecen, primero con Dios y luego entre las personas. Aquéllos deben estar al servicio de éstas y no al revés, como es habitual.
P.- ¿Cuál es la misión de la Iglesia en este siglo XXI?
R.-La misma de siempre: “Ir y hacer discípulos a todas las naciones, enseñándoles y bautizándoles para que sigan al Señor cada día”. Añadiría un matiz para este siglo: “sin discriminar a nadie por razón de su edad”. Si esto se consigue, la obra de Dios recibirá un impulso gigantesco.
P.- Si alguna iglesia o ministerio desea colaborar o solicitar vuestro apoyo, ¿qué deben hacer?
R.-Pueden contactarnos
vía email, en
nuestra web, por teléfono (936308239) o a través de Facebook (la semilla de trigo españa). Nos sentiremos privilegiados en ayudar.
Finaliza la entrevista. Gracias, Javier, por estas profundas reflexiones sobre los niños y adolescentes de este siglo XXI, el presente de la iglesia, de la sociedad; más tarde, el futuro, si intentamos entre todos acompañarlos en esa travesía.
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