El jueves pasado la Corte Suprema de EEUU dio un dictamen inesperado con relación a la ley de cuidado de salud del Presidente Obama (el famoso “Obamacare”).
Casi todos habían asumido que se iba a declarar inconstitucional por un voto de 5-4. Tal era la seguridad de este resultado que los dos candidatos presidenciales principales ya estaban planificando sus campañas alrededor de este resultado.
Sin embargo el
voto 5-4 fue a favor de las provisiones principales de la ley, con la sorpresa de que el juez principal John Roberts dio el voto decisivo a favor.
Este resultado sorprendió a todos los analistas y ha cambiado la campaña presidencial. Por un lado,
los republicanos ya no pueden decir que el Presidente hizo algo ilegal. Sin embargo, el resultado crea más incentivo entre las personas opuestas a la ley a tratar de elegir al candidato Romney, quien ha prometido abrogar la ley si es elegido presidente. Es claro que Romney piensa utilizar el argumento de que urge elegirlo para quitar la ley.
La ley tiene muchas posibles lecturas teológicas. Por un lado, está el hecho de que EEUU es el único país del primer mundo que no tiene cuidado médico universal para todos sus ciudadanos. Somos un país enfermizo que gasta mucho en el cuidado médico. Como cristiano
confieso nuestro pecado como sociedad de no proveer cuidado médico básico a más de 50 millones de personas. Desde esta perspectiva el plan del Presidente comienza a responder al mandato bíblico de ayudar de los más pequeños en nuestra sociedad.
Pero la ley también tiene detractores cristianos por motivos éticos.
La Iglesia Católica ha respondido fuertemente en contra de los reglamentos que la obligarían a ofrecer seguro para cosas como el aborto o anticonceptivos en los hospitales católicos. Ellos lo describen como persecución religiosa y han tomado una postura oficial en contra de esta parte de la legislación.
Otras organizaciones cristianas no católicas, que también se verían potencialmente afectados por reglamentos específicos de la ley, toman una postura similar sobre otros aspectos de la ley. Está por verse si la administración Obama permitirá excepciones a la ley para organizaciones religiosas o si tratará de forzar el asunto para satisfacer a su base política.
También es claro que tuvieron mucha influencia las farmacéuticas multinacionales, las compañías de seguro y las grandes corporaciones de “salud” en la manera que se escribió la ley. No provee un sistema sencillo y directo de ayudar al necesitado. Y
específicamente excluye a los indocumentados, aunque pagaran sus impuestos. Como cristiano me doy cuenta que Obamacare deja mucho que desear.
Sin embargo, como cristiano tomo muy en serio la importancia de cuidar del más pequeño. Es por eso que apoyo la ley. Pero también entiendo el dilema de algunos detractores, particularmente cuando las agendas no son principalmente sobre la salud, sino sobre posturas políticas y sociales con relación al aborto y los anticonceptivos.
¿Habrá manera de proveer el cuidado médico básico que promete esta ley y también respetar a los que no están de acuerdo con secciones de la misma por causa de conciencia?¿O será que los dos lados tomarán posiciones tan fuertes que la única opción será “todo o nada”?
Está claro que “Obamacare” será uno de los temas de la campaña presidencial. Hasta la fecha todas las encuestas han demostrado que el país está dividido a la mitad sobre este tema. Tanto Obama como Romney tratarán de utilizar este hecho a su favor.
Tristemente el debate probablemente no será sobre las maneras más justas de ayudar al pequeño, sino sobre las posturas encontradas de cada lado. Y en ese tipo de debate el que casi siempre pierde es el pequeño, quien más necesita del seguro médico. Y EEUU seguirá teniendo los peores índices de salud y los costos médicos más altos del primer mundo.
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