Marcelo Gatica: las coordenadas del Carpintero

BUCEANDO EN LAS ESCRITURAS
Lo que Marcelo Gatica busca -con empeño y Amor- son las coordenadas del humanísimo Jesús divino, de ese carpintero de barro que moldea desde los corazones más duros hasta las crestas andinas. Y es que en Gatica sobrevive un encuentro que lo colma todo: “Nunca olvidaré ese brillo de sus ojos;/ parecía que había recogido toda la luz en el desierto”. Y es que Gatica humedece su sensibilidad e imaginación en el profundo cauce del Libro de los Libros: “La escritura bíblica tiene una condición particular; puedes leerla y releerla y volver a encontrar fértiles enseñanzas”.Y así, hasta llegar a “El relato”, último cuaderno escrito por este chileno-salmantino-estonio, de cuyas páginas extrajo los dos textos que obtuvieron el Primer Accésit del Certamen Literario González-Waris 2012 en la modalidad de poesía, otorgado por la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE): “Este cuaderno surge de mi lectura devocional de los Evangelios. Los poemas que integran este trabajo fueron escritos, principalmente, durante el tiempo vivido en Estonia”.

Pero él viene de atrás, y lo digo no sólo por su emparentamiento con los profetas menores y con los poetas mayores de la Biblia. Lo destaco porque, ya en 2003, obtuvo el premio de poesía que otorgaba una universidad chilena, por el poema “Y entonces Vi”, magnífico texto epígono del lenguaje heredado de Eclesiástes y Apocalipsis, ambos en connubio mestizo:

Y entonces Vi, debajo de cronos,
un nuevo tiempo
donde las polillas no expiran caminantes,
donde el minotauro ruge desde su celda.
El león es cordero,
mil años un día.

Un día fue siempre.
Se funde el cielo,
el horizonte está en todas direcciones,
las pléyades no detecto.

Sí, aquel espejismo terráqueo.
Se esculpe inasible la luz.

Pareciera que es la primera vez
que ocupo el iris de mis ojos.

Claro que hay hermetismo en su lenguaje poético, pero del mismo también destellan chispas de esa plegaria luminosa que da cuenta del Prodigio. Ahora bien, para conocer mejor de dónde viene el pensamiento lírico-cristiano de Gatica, lo mejor es no realizar conjeturas o aproximaciones. Vayamos directamente a su testimonio: “Desde niño me he identificado con la poesía bíblica, particularmente la del Antiguo Testamento. Si miramos desde la llamada teoría de las influencias poéticas, David y Salomón serían parte de los padres mayores en el género poético. A su vez, El Cantar de los cantares es el libro de referencia para la poesía de Amor con mayúsculas. Tanto es mi gusto por estos autores que, por ejemplo, durante cuatro años seguidos me sumergí diariamente en Los Salmos. Iba digiriendo poco a poco, sin apuro, un verso un día, dos versos al otro día, casi nunca leía un capítulo completo. En el Salmo 119 estuve casi medio año. Fue una gran experiencia, la vida que contiene este libro me refrescaba cada día. La dualidad de Los Salmos me alumbra; por un lado muestra la alabanza y por otro lado, la elegía. En la primera se evidencia el gozo del ser humano por la dependencia soberana de Dios en la realidad, mientras que en la elegía el salmista evidencia la crisis, la angustia del alma en situaciones desprovistas de fe: ambas muestran elementos que forman parte de nuestra condición humana. Y qué decir de Eclesiastés, las cavilaciones poéticas son tan actuales; quizás es uno de los libros más contemporáneos que tiene la Biblia.Haydos versos que son ejes en los cuales gira la matriz del libro. Vi debajo del sol y vi que todo era vanidad / El fin del discurso es temer a Dios”.

Gatica es un cristiano a cuya poesía debemos prestar emocionada atención. Él rompe las bolas de cristal y se sumerge en el agua filial que Cristo descarga en pródigo su corazón. Poesía que sale de dentro del Cáliz y, ya fuera, redobla su fervor y muestra esos estremecimientos que paralizan el declive de la vida.

LAS HUELLAS (SALAMANCA)
Sus años salmantinos fueron/ serán/son de una fecundidad inaudita. Y no me refiero tan solo a la creación poética, sino también a la generación de fraternidades (suma de mundos para mezclar la llama) y al trabajo de evangelización realizado entre los universitarios, ya formando parte del equipo de GBU en la Universidad de Salamanca. Dejemos conocer, al menos, una muestra de su poesía ‘salmantina’, una poesía donde siempre-siempre destalla el faro de Dios.

ENSUEÑO EN PLAZA MAYOR

Y vi un cielo nuevo y una nueva tierra

APOCALIPSIS

Y debajo del sol,
los hombres caminan
que caminan.
Y los rostros dan vueltas y vueltas.
Cruzan las cigüeñas cual cicloreligioso:
invierno verano-verano-invierno.
Y el tiempo no lo contengo.

Una rana salta de puerta en puerta
en las calaveras,
en el cielo azul crepúsculo
de una fotografía.

Un astronauta se posa
en una iglesia.
Indica el cielo.
Y debajo del sol
el tiempo nunca fue ayer.

Un hombre sin rostro
prohibió los cometas y sonrisas
en la plaza; sonrisas y cometas
prohibió un hombre sin rostro.

Si no eres como un niño no puedes ver el cielo.
Algunos se alimentaron de vitrinas luminosas
que son máscaras metálicas,
pues en sus ojos sólo hay luz eléctrica.

Pero llegó el tiempo de las golondrinas,
de los balcones abiertos.
El instante Crucial.
Las ventanas de las iglesias
deshojaron luciérnagas que cubrieron las calles
y las plazas,
y de la piedra emergió agua oceánica
y las estatuas se empaparon de alma.
Una lluvia de naranjas
fluía por las calles.

Los ancianos y los niños se confundían
en los juegos,
se confundían los niños y los ancianos

Y el tiempo exhaló eternidad.
Y el viento se hizo visible,
los ancianos se montaban en su espalda
y los niños se subían en las constelaciones.

Mientras,
una mano de ángel
siembra en el centro de la Plaza Mayor un ascensor al CIELO.

DOS MUESTRAS FINALES
Además de sus preferencias hacia los poetas veterotestamentarios y de los poetas clásicos, Gatica tiene una pequeña nómina de poetas hispanoamericanos con los que sintoniza mejor. Atendamos al por qué de su elección: “Las Residencias de Neruda tienen un aire del Eclesiastés; la belleza de la poesía aérea de Huidobro; el tono descarnado que hace la poesía sea más humana de César Vallejo. La prosa poética de Gabriela Mistral, por ejemplo, cuando se refiere a la belleza del indio americano. La conceptualización poética de Borges; la poesía como ametralladora de Roque Dalton, o los experimentos poéticos de Parra…”. Gaticaestudió la Licenciatura y pedagogía en Castellano en la Universidad de Ciencias de la Educación UMCE, de Santiago de Chile (1997-2001), donde también fue profesor ayudante (2000-2003). Por ese entonces también fue director del Grupo de Teatro Infantil de GBU-Chile (2000-2006). En su país publicó el poemario colectivo Taller Literario (2001), el libro de poesía a tres manos A-Trio Poético (2003) y poemas varios en Calíope, revista de poesía (2000-2003), obteniendo el Premio de Poesía de la UMCE (2003). En España culminó los estudios doctorales del programa titulado Vanguardia y Postvanguardia en España e Hispanoamérica (Universidad de Salamanca) y ha publicado en las antologías Poesía para un existir (Homenaje a Santiago Castelo, Ed. de J. L. Bernal, Unión de Bibliófilos Extremeños, Badajoz, 2010, pp. 161-162) y en El Paisaje Prometido (Salamanca, Sociedad de Estudios Literarios y Humanísticos, 2010, p. 32). Aquí recibió el Accésit del Premio Internacional de Poesía “LuisLópez Anglada” (Burgohondo, Ávila, 2008), además del citado González-Waris.

Pero también está incluido en la antología poética “O Divino. Sílabas do Oeste”, publicada en Portugal por la editorial Sirgo, el año 2011. El texto suyo está traducido al portugués por Antonio Salvado, notable poeta lusitano.

Para finalizar, por el momento, esta primera aproximación a la obra poética de Gatica, he seleccionado dos poemas inéditos suyos. Uno de ellos, Espejismos terráqueos,“constituye una mirada desolada de lo que ocurre en el mundo; bebe de los profetas menores y de la mirada del Eclesiastés de Salomón”, comenta el chileno-salmantino-estonio.


ESPEJISMOS TERRÁQUEOS (Fragmentos)

La primera vez que entré
en la Catedral Santiago de Chile
tuve frío.
MI ABUELO

I
Y entréa la casa de mármol,
Y vi estatuas que rodeaban los ojos de la casa.
Ventanales animados,
ventanales en sangre

Y vi un altar vacío
que lo cruzaba un haz lunar.
Al parecer,las estatuas tuvieron voces,
porque tomé un trozo de mármol e interpretó un sol,
y el polvo por instantes fue un arpegio de luz.

Y vi una imagen
que me hizo carne y sangre.
Al parecer era libro.
Al parecer era una espada.
Al parecer era un faro.
Al perecer era espejo.
Tomé la imagen y sabía a miel de olivo.

Y abrí el libro
Y vi una lista de generaciones:
Estatuas, caminantes, hormigas,
animalías, manzanas y un hombre.

Y el hombre
no pudo ver lo que estaba debajo del sol;
fue sólo hambre de dioses.
Y la espada se incrusta en mis sesos
pero no se entiende su lengua

Tal vez, sólo tal vez,
encuentre a un traductor de ángeles,
mientras tanto
el óxido me está carcomiendo.

Una luciérnaga oceánica
traspasa mis entrañas.

Me levanté,
cogí el espejo y hallé un rostro desnudo:
Hacía tanto que no me encontraba.

II
Me elevo por sobre la epidermis de una torre.
Vi debajo del sol.
La Eradel Segundo...

No seguiré creyendo que el cielo es azul,
ni que las nubes son la sombra del mar.

En la carretera
las visiones se diluyen, como un enjambre de rocas.
Un camino es un espejismo matemático.

En una cueva un poeta escribe con un pétalo solar.
Y aún las estatuas no resucitan.

Al borde del camino la zarza permanece intacta.

A lo lejos un niño se desliza en un cohete de papel,
y una mano arrugada que se abre para una puesta de luz.

SI LOS MUROS SE RASGARAN
Si los muros se rasgaran
y las rejas fueran un velo
tal vez, podríamos encontrar la zarza.

Sácate los ojos de lo contrario;
seguirás viendo lo mismo.

Y el agua cubrió la expansión de los
corazones de piedra.

Y las pléyades se extendieron
en las manos del niño del-fin.

El día fue noche en la memoria.
Edén – Adán.
La costilla se hizo polvo,
el polvo luz.

Y líquido surco las estatuas,
Camino sobre fragmentos solares,
miro, y debajo es cielo
des-nubo,
des-tello,
y me estrello contra una hoja
y aunque la imagen no tiene tinta
pretendo detectar las coordenadas del carpintero de barro.


Embriagado, y no de vino, Marcelo Gatica nos deja instalados en el vértigo de la poderosa realidad del Señor.