Hablamos con David Pritchard, coordinador nacional de la obra entre niños de la Unión Bíblica y presidente de la asociación Godly Play España.
Somos testigos de su entrega y compromiso en la tarea de ayudar a que los niños desarrollen una actitud de búsqueda permanente de Dios. Y no para. Cuando crees que está en el Norte de España, las noticias te dicen que labora por el Sur.
Tres veces me he encontrado con él en Salamanca, en la iglesia de Pº de la Estación, mientras impartía talleres de GP a educadores y daba clases a los niños de la Escuela Dominical. Ayudando también a implementar una sala que se dedicará por completo a la enseñanza Godly Play. Así surgió esta entrevista.
Pregunta.- ¿Qué es Godly Play?
Respuesta.-Bueno, es difícil describir Godly Play con meras palabras. En nuestros seminarios y talleres para educadores, tratamos de ofrecerles una experiencia directa de este método que va más allá de la mera descripción verbal. Y en realidad, a través de Godly Play, eso es lo que tratamos de ofrecer también a los niños en cada sesión en cuanto a su experiencia espiritual; o sea, no tanto hablarles
acerca de Dios, de manera informativa y cognitiva, sino proporcionarles la oportunidad de conocer a Dios
directamente a través de una interacción personal e imaginativa con las historias bíblicas.
Godly Play se basa en principios del método Montessori – por ejemplo, la actividad dirigida por el niño en un entorno cuidadosamente ordenado – y es, a la vez, una adaptación de Montessori a la tarea de guiar al niño espiritualmente. Está arraigado en el arte primitivo de contar historias (es esencialmente un método oral), y en la reflexión a través de la imaginación, el juego y el sentido de asombro. También, en el uso creativo de símbolos, y en el descubrimiento personal, la alegría y la bendición mutua. A través de Godly Play, incluso los niños más pequeños buscan y encuentran el misterio de la presencia de Dios.
Sobre todo, tal como indica el nombre de este método en inglés,
Godly Play coloca en yuxtaposición a
Dios con el
juego infantil, un concepto que desgraciadamente muchas veces ha sido pasado por alto en la teología. Sin embargo, si lees, por ejemplo, Proverbios 8:22-31, verás una poesía que emplea la figura personificada de la Sabiduría maravillándose de la belleza y la magnificencia de la creación. Está desde el principio, como testigo y partícipe activo del proceso creativo, y al final del pasaje refiriéndose al Creador, anuncia:
«… allí estaba yo, fielmente, a su lado. Yo era su constante fuente de alegría, y jugueteaba en su presencia a todas horas; jugueteaba en el mundo creado, ¡me sentía feliz por el género humano!» ‒ (vv.30-31,
Dios Habla Hoy). La joven Sabiduría jugaba a todas horas, el mundo creado era su patio de recreo y los seres humanos, de manera especial, eran sus compañeros de juego. De modo que, la imagen clave de Godly Play es la del Creador jugando con sus criaturas, involucrados juntos en el juego más puro y profundo, sobre todo aquel ‘juego’ último, el de confrontar creativamente los límites existenciales de la humanidad, como la muerte, la soledad, la libertad, la búsqueda del sentido, etc. Hasta los niños pequeños hacen preguntas y comentarios relacionados con estas cuestiones existenciales, y para ayudarles a expresarse y entrar plenamente en ese juego existencial, les proporcionamos un lenguaje –no el lenguaje filosófico y adulto que acabo de emplear, claro está– sino el de las narrativas sagradas de la Biblia y de las parábolas de Jesucristo, así como el lenguaje de la acción litúrgica y del silencio contemplativo, los cuales son los diferentes tipos de historia usados en Godly Play.
P.- ¿Puedes decirnos más sobre las diferencias entre estos tipos de historia que se usan en Godly Play?
R.-Son cuatro géneros distintos, cada uno con un propósito diferente. Las ‘narrativas sagradas’ son las grandes historias de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Las historias del Pueblo de Dios como colectivo son representadas por placas o pequeñas figuras de madera, y se sitúan en el estante superior de unos muebles que ocupan una pared entera de la sala. De izquierda a derecha tenemos las historias de la Creación, el Gran Diluvio, la Gran Familia (la promesa de Dios a Abram), el Éxodo, las Diez Mejores Maneras de Vivir (los 10 mandamientos), el Arca y la Tienda (el tabernáculo), el Arca y el Templo, el Exilio y el Retorno, los Profetas, Jesús y los Doce, Pentecostés, el Descubrimiento de Pablo, y la Historia aún no escrita. En estantes inferiores tenemos los materiales que se usan para contar las historias complementarias de enriquecimiento sobre personajes tales como Abraham, Jacob, José, Rut, David, Jeremías, Jonás, etc. Muchas de las historias principales se cuentan usando una especie de arenero que representa el desierto. «El desierto es un lugar peligroso, pero muchas cosas importantes sucedieron allí…». Así que, al contar la historia sobre el Éxodo, por ejemplo, movemos las pequeñas figuras de madera, representativas del Pueblo de Dios, de pie en la arena hacia Egipto, y luego en sentido contrario por medio del Mar Rojo hacia Canaán. Igualmente, el tabernáculo se construye en la ‘caja del desierto’. Las figuras son de madera barnizada sin ningún tipo de dibujo detallado o pintado, y representan tanto hombres como mujeres. La idea es que los niños y niñas en la clase de Godly Play se identifiquen con estas figuras en sus diferentes situaciones: caminando con fe, padeciendo hambre o experimentando la opresión de la esclavitud o del exilio, construyendo altares, llorando por sus muertos, bailando después de conocer la liberación, etc. Una de las preguntas de reflexión que se plantea al grupo después de escuchar cada una de estas narrativas es la siguiente: “Me pregunto dónde estás tú en esta historia o qué parte de esta historia está en ti”. El propósito principal de contar estas narrativas sagradas es el de fomentar la
unidad y la
identidad. Estas historias no son meramente las de un pueblo de la antigüedad; son
nuestras historias, porque nosotros también formamos parte del pueblo de Dios.
Otro género es el de las parábolas de Jesús… “Había una vez una persona que hacía cosas tan maravillosas y decía palabras tan sorprendentes que la gente le seguía. Y al seguirle la gente le oía hablar acerca de un reino. Sin embargo, ese reino no era como el reino donde vivían ellos, no era como ningún reino que habían visitado, ni siquiera como ningún reino que se habían imaginado jamás. De modo que la gente no tenía más remedio que preguntar: ‘¿Cómo es este reino de los cielos?’. Así que les contestaba diciendo: ‘El reino de los cielos es semejante a…”. Los materiales que empleamos para contar o responder a las parábolas son figuras pintadas de madera contrachapada que se colocan de manera plana sobre tapetes de fieltro, también de un cierto color y forma representativos de una de las parábolas determinadas; por ejemplo, un tapete blanco y redondo para la Parábola de la Perla de Gran Valor, u otro de color amarillo y en forma de semilla para la Parábola del Grano de Mostaza. Las figuras se colocan sobre el tapete en posición horizontal porque, a diferencia de las narrativas sagradas, les falta la dimensión histórica. Son cuentos sencillos… pero no unos cuentos cualquiera, sino cuentos enigmáticos que nos interpelan y desafían nuestras ideas preconcebidas de la realidad. Su propósito es mostrar creativamente un mundo al revés y poner todo patas arriba. En Godly Play, los materiales para las seis parábolas guía se guardan en sendas cajas de madera pintadas de color oro. Cada caja tiene una tapa. «La tapa es como una puerta… incluso cuando estamos preparados, aun así nos cuesta a veces meternos en una parábola… ¡Tenemos que quitar primero la tapa!».
Otro de los géneros en Godly Play son las lecciones de ‘acción litúrgica’ que ayudan a los niños y niñas a situarse en los ritos y ceremonias de su iglesia… ¡e incluso las llamadas ‘iglesias no litúrgicas’ tienen sus prácticas y tradiciones características como señas de identidad! Las lecciones de ‘acción litúrgica’ en Godly Play son una fusión de historia sagrada y parábola, pero ahora colocadas en el marco del espacio y tiempo litúrgicos. Por ejemplo, las tablas de ‘rostros’ que se usan para contar la historia de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y resurrección, pasando por su bautismo y tentaciones en el desierto, etc., y que se usan durante los seis domingos de preparación para la Pascua (cuaresma), inicialmente se colocan en línea. De esta manera, representan el camino histórico de Jesús hacia Jerusalén. Pero en el Domingo de Resurrección, el narrador rompe esa fila, colocando las mismas tablas en círculo, representando así la acción litúrgica y repetitiva de “hacer memoria” de Jesús, sobre todo a través de la celebración del pan y el vino en la liturgia de la comunión. En la placa que ilustra a Jesús tocando los ojos de un ciego y sanándole, el narrador de Godly Play dice las siguientes palabras: “¿Cuál fue el trabajo de Jesús? Su trabajo fue acercarse a las personas a las que los demás no querían tocar. Cuándo él se acercaba, estas personas empezaron a ver cosas que nunca habían visto jamás. Se mejoraban y se convertían en mejores personas. También, su trabajo fue contar parábolas. Finalmente, hizo el viaje final hacia Jerusalén para convertirse a sí mismo en parábola”. En la lección litúrgica del Buen Pastor y la Comunión Mundial, las figuras del Buen Pastor y de las ovejas, a diferencia de las parábolas, se mueven sobre el fieltro verde en posición vertical. Finalmente se ponen en círculo alrededor de ‘la mesa del Buen Pastor’. Luego el narrador quita la figura del Buen Pastor y coloca sobre la mesa unas miniaturas de un plato y una copa. Después, coloca entre oveja y oveja figuras de gente de diferentes partes del mundo: ancianos, hombres y mujeres más jóvenes, e incluso niños y niñas… que se acercan todos a la mesa del Buen Pastor. En la actualidad, los niños no reciben la comunión en la mayoría de nuestras iglesias. Hace unos domingos, después de contar esa misma historia a un grupo de niños y niñas en Galicia, la narradora les planteó la siguiente pregunta durante el tiempo de reflexión en grupo: “¿Dónde podría ser ese lugar en la realidad?”. Varias voces contestaron al unísono diciendo: “¡En el cielo!”. Parece que intuitivamente sabían que el Buen Pastor les estaba preparando el gran banquete celestial.
El último género en Godly Play es el silencio contemplativo. En un sentido, todos los artefactos que he mencionado hasta ahora son figuras mudas; ‘hablan’ solamente porque el narrador y los niños, en su tiempo de juego con esos mismos materiales, inyectan en ellos un significado interpretativo. Entonces, ¿dónde están en realidad los instrumentos de silencio en la sala de Godly Play? Muchos practicantes de este método han observado que, mientras mueven las figuras lentamente sobre el tapete concentrándose en ellas, y mientras cuentan la historia con una gran economía de palabras y con un tono de voz que es casi un susurro, así los niños y niñas del círculo – incluso algunos pequeñitos de 2 ó 3 años de edad –empiezan a fijarse en los gestos y movimientos, y a escuchar las palabras del narrador, manteniendo ellos un silencio casi absoluto. Se trata de un momento precioso cuando el silencio es oro, cosa que no suele suceder en otros lugares, como el hogar o la escuela. En cambio, una de las lecciones que aprenden los pequeños en una sala de Godly Play es el valor del silencio… ¡un bien escaso que se encuentra en verdadero peligro de extinción en el mundo de hoy!
P.- Veo que implica enseñar a los niños a conocer a Dios; y así estamos cuidando de su salud espiritual. ¿Está reñido esto con cuidar también de sus necesidades físicas y emocionales?
R.-Godly Play no pretende ser la única cosa que se hace en el trabajo con niños. Los jovencitos en cada etapa de su desarrollo necesitan cosas como la alimentación nutritiva, el abrigo, la familia, amistades, y actividades sociales y culturales. También, para suplir las necesidades espirituales de los niños, un programa equilibrado e integral de iglesia probablemente incluiría otras actividades, por ejemplo las de tiempo libre como campamentos de verano, además de la participación de los chavales en coros infantiles, grupos musicales, obras de teatro, etc. Godly Play puede formar parte de tal programa. Es un componente entre otros, pero creo que es un componente muy importante.
En Lucas 2:40, leemos que
«… el niño [Jesús]
crecía y se hacía más fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios». Luego, en el v.52, leemos algo parecido:
«Y Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres». O sea, el niño crecía de manera bastante integral y equilibrada: tanto física, emocional e intelectualmente, como también social y espiritualmente. Su crecimiento iba en dos direcciones: hacia Dios y hacia los hombres. Sin embargo, entre esos dos versículos tenemos el único episodio registrado en la Biblia sobre la infancia y primera adolescencia de Jesús, cuando sus padres le hallaron en el templo de Jerusalén. Dentro de sus limitaciones económicas y humanas, José y María le habían dado todo lo necesario para que su hijo creciera. Sin embargo, en el templo, ahora fuera de cualquier plan de educación paternal, Jesús había tomado la iniciativa por su cuenta de participar esencialmente en aquel gran juego existencial que mencioné antes. De esa manera, iba descubriendo más acerca de quién era en realidad y cuál sería su trabajo en la tierra. Parece que cuando Jesús hablaba, los sacerdotes y rabinos escuchaban, porque ese niño sabía tanto; y cuando ellos hablaban, Jesús les escuchaba, porque quería aprender más. Y, como sucede muchas veces en los juegos, parece que en el proceso Jesús había perdido toda noción del tiempo… ¡tres días habían pasado! Entonces, aplicando este texto a la pregunta, puede que Godly Play no sea la única cosa necesaria para fomentar en los niños su crecimiento integral, pero creo que sí toca lo esencial en términos de descubrir quién es Dios, quiénes son ellos (su identidad personal) y cuál es su trabajo en la tierra.
P.- ¿Cómo sería un Godly Play para el Tercer Mundo?
R.-Desde sus comienzos en EEUU en los 70, Godly Play se ha extendido a los cinco continentes, incluyendo países africanos, asiáticos y latinoamericanos. En los llamados países desarrollados, las salas de Godly Play suelen tener muchos materiales de buena calidad, como hermosas figuras de madera que les ayudan a los niños a interactuar con las historias bíblicas. En algunos países del Oriente o del Sur, por sus limitaciones económicas, es más difícil conseguir estos materiales y es posible que necesiten la colaboración de la comunidad de Godly Play en países más ricos para suplir los recursos básicos. La nueva asociación Godly Play España, por ejemplo, a pesar de sus limitaciones, quiere ayudar de manera práctica a que grupos en América Latina tengan los recursos necesarios para desarrollar el método.
Dicho esto, la práctica de Godly Play no depende en última instancia de estos materiales. Mucho más importante, creo yo, es la manera de
estar con los niños; la manera, por ejemplo, de respetar sus opiniones y apoyarles en su reflexión individual y colectiva a raíz de oír las historias bíblicas. Godly Play es esencialmente oral y premoderno. De hecho, las culturas tribales en África, por ejemplo –según testifican los practicantes del método allí– suelen ser mucho más competentes que los países de Europa o América del Norte en su capacidad de transmitir historias verbalmente, sin tener que recurrir a una gran cantidad de ayudas materiales o sofisticadas. Parece que, a pesar de nuestro ‘desarrollo’ tecnológico o, tal vez, como consecuencia de nuestros avances en este campo, hemos perdido esta capacidad y, sin duda, otras similares. En realidad, se trata de una involución más que evolución de la cultura. Por lo tanto, es posible que las figuras táctiles sean más necesarias para los niños en los países del Norte o de Occidente, precisamente porque nuestra cultura ha perdido el arte de la transmisión oral. En Godly Play nos hacemos continuamente la pregunta, “¿Qué podemos dejar fuera sin perder lo necesario?”. Al responder a esta pregunta cada una de las diferentes culturas del ‘tercer mundo’, es posible que Godly Play empiece a adquirir en algunas de ellas una configuración más sencilla que depende menos de los artefactos materiales.
P.- ¿Cómo es ese lugar seguro para los niños del que tanto habláis?
R.-Las ONGs que trabajan con niños y niñas víctimas de la guerra ven la necesidad de crear espacios seguros y habilitados para los pequeños (
child friendly spaces). Son lugares físicos –una carpa dentro del campo de refugiados, por ejemplo– y, a la vez, un entorno que aporta seguridad emocional y la posibilidad de sanidad de diversas experiencias traumáticas. En definitiva, se trata de un espacio donde los niños pueden jugar y reír. También, en los escritos proféticos de la Biblia, los espacios donde ocurre espontáneamente el juego infantil son signos de la salvación divina, de la restauración nacional, de la justicia de Dios y su Shalom (por ejemplo, Isaías 11:1-9 y Zacarías 8:1-5).
En Godly Play, ese espacio suele ser una sala casi sin muebles, excepto una serie de estanterías bajas alrededor de la habitación que contienen las figuras y otros materiales que los profesores usan para contar las historias bíblicas, y los niños y niñas usan en sus respuestas a las mismas. Todos estos materiales están permanentemente dispuestos de manera ordenada y atractiva. De esta manera, la sala les proporciona a los niños un entorno estimulante y acogedor. Pero, incluso más importante es el trabajo y las actitudes del equipo de educadores que llevan cada sesión de Godly Play. Normalmente son dos personas –idealmente hombre y mujer– que toman turnos en su papel como ‘narrador’ y ‘portero’. El profesor-narrador se sienta en el suelo con los niños, que juntos forman el círculo o comunidad de Godly Play, y el portero sirve y apoya a dicha comunidad. Los dos profesores contribuyen en sus respectivas funciones para que los niños se sientan bien recibidos y valorados. Los pequeños aprenden rápidamente que ese lugar es diferente y especial, un espacio caracterizado por su sencillez, tranquilidad, belleza, respeto mutuo, reflexión, misterio…, donde se palpa de manera inexplicable la presencia de Dios. Se espera que los niños y niñas vayan transformando otros ‘lugares’ en el mundo exterior por las lecciones y actitudes aprendidas en el entorno de Godly Play.
P.- ¿Cómo debe ser la persona que trabaja con niños?
R.-Sinceramente, creo que el educador o monitor que desee ser un buen guía o mentor de los niños, y así ayudarlos en su desarrollo espiritual, debe librarse en primer lugar de una serie de mitos o tópicos relacionados con el ministerio infantil. Se trata de un cambio de mentalidad fundamental. Uno de esos mitos es la representación del niño como una especie de ‘vaso vacío’ que de alguna forma debe ser llenado de ‘contenidos’, lo cual es tarea del adulto. Así que después de explicar la lección a nuestros alumnos, les damos una actividad como una sopa de letras donde tienen que buscar, por ejemplo, los nombres de las tribus de Israel. Implícitamente, esta imagen del niño sugiere que los adultos (por nuestros conocimientos e información
adquirida) somos los modelos de espiritualidad madura que los jovencitos deben imitar, una idea que Jesús trató de corregir cuando puso a un niño pequeño en medio de sus discípulos como el modelo para mostrarles a ellos (los adultos) cómo deben entrar en el reino de Dios. El mentor de niños debe aprender a respetar profundamente la obra que Dios ya está haciendo dentro de los pequeños y que comenzó mucho antes de llegar nosotros a estar en contacto con ellos. El niño ha sido creado según la imagen y semejanza de Dios, y tiene una espiritualidad innata. Muchas veces son estos pequeños, no el adulto, que inician el proceso educativo a través de sus preguntas, ya que la curiosidad es una de las características de dicha espiritualidad, y la Biblia reconoce este proceso natural (por ejemplo, en Éxodo 12:26 y Josué 4:6,21). Es interesante que la ‘explicación’ de los padres en los ejemplos citados no consiste en una mera información cognitiva o abstracta, sino en la repetición de las historias sagradas. Lo que necesitan los niños es el lenguaje (narrativas, parábolas, etc.) que les ayudará a dar forma, expresión y sentido a sus inquietudes espirituales.
Otro mito del cual tenemos que librarnos es la idea de que es imprescindible entretener al niño con una serie de actividades de ‘mucha marcha’ para que pueda mantenerse la concentración durante el tiempo que sea. Vivimos en una ‘cultura’ de entretenimiento y lo trágico es que la hemos trasladado a la iglesia de manera que suele ocupar la totalidad de nuestros métodos de enseñanza religiosa. Por supuesto que los niños y niñas necesitan momentos de diversión, preferentemente por medio de actividades de aire libre en un entorno natural, en vez de videojuegos sedentarios: correr con el viento, saltar y bailar, gritar con júbilo, trepar a árboles, hacer el pino, etc. Pero dentro de su juego libre, los niños también suelen mostrar una gran capacidad de concentración mirando fijamente, por ejemplo, a una mariquita en una planta, los peces en un estanque o una gota de rocío en la hierba. Como dije al principio de esta entrevista, debemos ofrecerles a los pequeños un abanico de actividades complementarias. Estas deben potenciar su propia acción a través del juego y la investigación, más que entretenerlos como consumistas pasivos del último producto mágico y efímero que hay en el mercado. En la sala de Godly Play, los niños aprenden el valor de la tranquilidad, del silencio, de la concentración…, donde encuentran una gran satisfacción a través de los trabajos de arte o juegos que ellos mismos eligen libremente. En mi experiencia, los niños suelen decirme que es uno de sus lugares preferidos.
P.- ¿Muchas iglesias ya han adoptado este método?
R.-Pues, es difícil saber la respuesta a esta pregunta. En principio, cualquier persona puede comprar los manuales de Godly Play por Internet y usarlos sin comentar nada a nadie. Lo más recomendable es que las personas interesadas en el método aprendan a través de los talleres y cursos que hoy por hoy se ofrecen en muchas partes del mundo. Desde el año 2004, voy viajando por toda España respondiendo a invitaciones de presentar Godly Play o profundizar en sus principios y práctica a través de talleres, y la verdad es que centenares de personas ya han pasado por estas actividades. Sé que como consecuencia algunos están usando este método como individuos, tal vez esporádicamente y no siempre en situaciones de escuela dominical; por ejemplo, algunos lo usan de vez en cuando con los niños de la Misión Urbana de su ciudad o en su clase de ERE. Sin embargo, creo que el número de iglesias que han adoptado Godly Play como su método preferido sigue siendo poco en España, tal vez alrededor de quince. Parte del problema es la noción de que uno debe disponer de un espacio amplio para la práctica de Godly Play y tener todos los materiales desde el comienzo, como las figuras de madera que he mencionado antes. La gente empieza a calcular cuánto cuesta comprar todos estos materiales por Internet o el tiempo necesario para buscar a voluntarios con la habilidad de crearlos artesanalmente, y algunos se desaniman. Hay que decir, que eso de fijarse demasiado en los materiales es, en mi opinión, un error. Pero, aun así, hay que reconocer que las técnicas de Godly Play y su filosofía pedagógica subyacente no se aprenden de la noche a la mañana. Como indiqué en mi respuesta a la pregunta anterior, este método desafía algunas ideas bien arraigadas acerca de la manera de trabajar con niños, y el cambio de mentalidad requiere tiempo. La asociación Godly Play España existe para apoyar todo este proceso, desde el descubrimiento del método hasta la maestría en sus técnicas y el conocimiento de sus principios pedagógicos. Queremos aumentar la formación de educadores a través de cursos internacionalmente acreditados y, hasta cierto punto, tratar de ‘mapear’ las iglesias que están usando el método, sobre todo las que tengan salas de referencia. Estamos muy animados por la diversidad denominacional representada en la comunidad de practicantes de Godly Play en España: desde iglesias tradicionales a iglesias emergentes, desde iglesias litúrgicas a ‘no litúrgicas’. Durante los últimos dos o tres años, hemos celebrado varios encuentros y jornadas nacionales, y siempre es muy enriquecedor aprender cómo Godly Play se practica en diferentes tradiciones. Es una base muy buena para el crecimiento y la extensión de este método en todo el país.
Pueden encontrar más información sobre Godly Play en su web de España.
Finaliza la entrevista. Gracias, David, por mostrarnos nuevas formas de acercar a los niños a Jesús. Ya lo dijo Él: … “Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan; porque el reino de Dios es de los que son como ellos” (Mateo 19.14). Y en Mateo 21.16: “… Sí; ¿nunca leísteis (a los principales sacerdotes y escribas): De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?”.
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