El poeta sueco Tomas Tranströmer recibió el premio Nobel de literatura de 2011. Tranströmer nació en Estocolmo en 1931 y publicó sus primeros poemas a los 23 años. En 1990, sufrió un ictus que le privó del habla.
Su extensa obra se ha traducido a más de 50 idiomas y el comité de los premios Nobel ha destacado su capacidad de crear “imágenes densas y diáfanas” que nos ofrecen “una nueva vía de acceso a lo real”.
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El día que se hizo público que Tranströmer era el ganador, estaba leyendo Confesiones de Agustín. El motivo por el que menciono este hecho es que considero que, si se hubieran concedido premios Nobel en el siglo V, es probable que la obra de Agustín le hubiera hecho merecedor de uno.
Se atribuye más de un centenar de obras a Agustín. La más conocida de todas ellas, Confesiones, fue escrita entre el año 397 y el 398. Se considera la primera autobiografía occidental y ha cosechado un amplio reconocimiento a lo largo de los siglos gracias a su original estilo y a la profundidad de su contenido.
La cita más conocida de Confesiones quizá sea «nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón anda inquieto, hasta descansar en Ti».
[2] Me pregunto qué te parecerán estas palabras que Agustín dirige a Dios.
Desde mi punto de vista,
habla de lo que me atrevería a llamar un descontento esperanzador. Hace referencia a la condición humana que nos lleva a buscar lo que no tenemos: el verdadero descanso. Esto nos causa descontento. Sin embargo, Agustín también afirma que podemos encontrar el descanso eterno en Dios. Por eso, hay esperanza.
Las palabras de Agustín reflejan un tema habitual en la Biblia.
En el Antiguo Testamento leemos: «Él apaga la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento».
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En el Nuevo Testamento, el mismo Jesús hace esta afirmación en varias ocasiones. Estos son algunos ejemplos: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar».
[4]«¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!».
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Así pues, la visión Cristiana reconoce que solo podemos llegar a ser seres completos cuando recuperemos la conexión con nuestro creador. Solo hallaremos un absoluto reposo cuando descansemos en él.
Solo estaremos completamente satisfechos si establecemos una unión plena con él. La Biblia hace hincapié en que hay esperanza para el descontento humano.
C. S. Lewis, el célebre profesor de Oxford y autor de las Crónicas de Narnia, puso de manifiesto esta idea bíblica y las palabras de Agustín cuando escribió lo siguiente: «Si encuentro en mí un deseo que nada en este mundo puede satisfacer, la explicación más probable es que fui hecho para otro mundo».
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Ningún éxito, ninguna fortuna, ninguna relación ni ningún saber intelectual, ni siquiera el Premio Nobel, podrá calmar nuestro descontento, porque «nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón anda inquieto, hasta descansar en Ti».
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[1]«El premio Nobel de literatura 2011 - Nota de prensa». Nobelprize.org. 28 de diciembre de 2011
[2] Agustín,
Confesiones, Libro I, Capítulo 1
[3]Salmo 107:9
[4]Mateo 11:28
[5]Juan 7:37
[6] C. S. Lewis,
Mero cristianismo
[7] Agustín,
Confesiones, Libro I, Capítulo 1
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