This is indeed the first book originally written in Spanish that is then published in English. This is very exciting not only for Jose Luis but for our group as well. We will soon release the second book on these series: Todo es por gracia. Claudia Duncan, Marketing Director, Grupo Nelson.
Como para brincar de alegría
Cuando una editorial –sea de las “nuestras” o sea secular– decide publicar tu obra sin que te haya sido solicitada previamente, seas un proveedor regular de ella o un súper estrella, ya es un triunfo. Y cuando esa editorial decide traducir tu libro del español al inglés y lanzarlo “a los leones” angloamericanos siempre tan hambrientos pero a la vez siempre tan ahítos de comida, eso ya es el súmmum.
Un día de estos recibí un correo en el que se me invitaba a escribir una nota laudatoria de un libro al que ya conocía, por conocer a su autor y por haberlo tenido en mis manos y bajo mi lupa de editor antes que saliera al mercado.
Por supuesto, la escribí encantado.
Como fundador y director internacional de la Asociación Latinoamericana de Escritores Cristianos, ALEC, tengo mi forma de ver las cosas. Y de reaccionar ante ellas. Al recibir este correo, pensé que habría una equivocación o que alguien me estaba gastando una broma. Pero no.
La nota era auténtica y el propósito era serio. Me invitaba, digo, a que escribiera una breve síntesis de Lunes con mi viejo pastor o Mondays with My Old Pastor.
Hace 12 años, precisamente en 1999, cuando nació ALEC supongo que por inspiración de Dios porque de otro modo a partir de ese año estaría felizmente retirado y disfrutando de las plácidas y calientes playas guanacastecas, eché una mirada al futuro y lo que vi, si bien me emocionó, me pareció inalcanzable.
Vi una generación de autores cristianos hispanos escribiendo con igual talento y aún mejor que los estadounidenses cuyas obras se traducen con tanta fruición a nuestro idioma. Y me dije pero esa generación no la alcanzarás a ver. Me contesté no importa que no la vea porque lo que a mí me corresponde hacer en este plan que parece venir de lo divino es buscar la buena tierra, limpiar el suelo, desmalezar, quitar piedras, hacer surcos y echar la semilla. Otros, a su tiempo regarán y, Dios al suyo, hará crecer las plantitas hasta que produzcan fruto.
El razonamiento me pareció lógico y aceptable como lógico y aceptable es el criterio expuesto por san Pablo en su primera carta a los corintios. De modo que me puse a recoger piedras como si fueran diamantes.
Pero no. Las cosas no salieron así porque en 2006, siete obras de otros tantos autores de ALEC vieron la luz pública. Los manuscritos, transformados en hermosos volúmenes cayeron en Pinos Reales, Madrid, donde estábamos reunidos precisamente para esperar las cajas que viajaban desde Publidisa, Sevilla como cantaban Los Cuatro Huasos, cual lluvia en año seco. Dios había recompensado mi ecuanimidad.
No lo podíamos creer pero ahí estaban Miguel Ángel con su «Peones ciegos», Ana Rando con su «Desesperanza», Olinda Luna con su «Séfora», Luis Ruiz con su «Potifar», Bertha Carpio con su «Una flor roja», Febe Jordà con su «La llave» y José Luis Navajo con su «Cartas desde el corazón».
(—«Papi».
—¿Sí, mi amor?
—Ha llegado un paquete para ti.
—¿Otro más? ¡Ya deberíamos dejarnos de tantos paquetitos!
Me levanto de mi escritorio y voy hasta donde está Cire revisando la correspondencia que acaban de traer a la puerta de nuestro departamento. El «paquete» es un sobre grande y de un muy peculiar color hispánico. Con solo verlo, me doy cuenta de qué se trata. Es «La zarza de tres espinas», la nueva novela de Miguel Ángel Moreno Gómez publicada esta vez por Ediciones Noufront. Hacía solo unos días que Miguel Ángel me había anunciado su envío y antes de lo esperado, llegó. Con sus 315 páginas traía un mensaje implícito que parecía decir: «¡Aquí vamos, cabalgando raudos en la bestia domada!»(*) (**)
Después de este paréntesis, prosigo.
Lunes con mi viejo pastor, efectivamente, había sido traducido al inglés y su salida al mercado se prepara para junio de este año.Volví a hablar conmigo mismo y me dije esto es demasiado, Señor. Vas a terminar provocándome un infarto.
Miguel Ángel Moreno Gómez, el autor de
La zarza de tres espinas, de
Praemortis I y
II, de
La vidriera escarlata, de
Peones ciegos ha alcanzado la meta final que ALEC se ha propuesto con sus prospectos: transformarse de escritores tímidos y apenas conocidos en autores profesionales. Ya lo dijo Miguel Ángel: estoy empezando a vivir de lo que me producen los libros. Y yo dije: ¡aleluya! ¡enhorabuena! Alcé las manos al cielo y como buen metodista pentecostal, di tres glorias a Dios.
Y ahora,
José Luis Navajo, autor de Lunes con mi viejo pastor y otros quince libros, todos publicados, se transforma en el primer autor conocido (por mí, aunque sospecho que no hay muchos que yo desconozca si es que hay otros) cuyas obras son traducidas al inglés… y por una editorial del prestigio de Thomas Nelson. ¡Una maravilla, sin duda!
Aclaremos, sin embargo, una cosa para no aparecer ante quienes conocen la historia de la relación de ALEC con José Luis Navajo como que estamos intentando vestirnos con ropaje ajeno. José Luis no se hizo a la sombra de ALEC. Llegó a nosotros con uno de sus libros,
Cartas desde el corazón, habiendo ya escrito otros. Supo de ALEC, nos escribió manifestando su interés en integrarse a nuestro grupo, le dimos la bienvenida e incluimos su
Cartas entre los siete de la Colección Primicias que apareció en 2006 como señalo más arriba. Fuimos, sin embargo, una influencia positiva para él como lo deja estampado en la nota de agradecimientos de su
Cartas: «Gracias de corazón a ALEC. Hay encuentros que Dios prepara para enriquecernos, alentarnos y edificarnos. Conoceros a vosotros ha supuesto para mí eso y más. Mi querido editor, hermano y a la vez amigo, Eugenio Orellana: El estímulo que me has trasmitido era el impulso que necesitaba para seguir creando. Gracias por la energía, tiempo, esfuerzo e ilusión que has aplicado a este humilde trabajo literario. Deseo fervientemente que este hijo de papel y tinta que has ayudado a nacer te reporte tantas alegrías como horas de dedicación has invertido en el esfuerzo».
Hasta que supe lo de Lunes con mi viejo pastor estaba eufórico. Pero las buenas noticias no terminaban ahí. Claudia Duncan me dio otra tan abrumadoramente hermosa como la primera que casi me mata: Pronto aparecerá el segundo libro de esta serie: Todo es por gracia.
CONVERSACIÓN CON JOSÉ LUIS
P:
Siendo el mundo de los libros un campo tan competitivo ¿qué sentiste y cómo te has seguido sintiendo al saber que Thomas Nelson había decidido traducir tu libro y publicarlo en inglés?
R. Cuando llega un evento que anhelas, con el que sueñas pero que ves improbable, inevitablemente se agolpan sobre uno diversas sensaciones; entre todas ellas prevalecen la gratitud y la emoción. A día de hoy sigo sintiendo eso mismo: inmensa gratitud a Dios por permitirme vivir esa experiencia e intensa emoción ante la perspectiva de ver a un hijo de papel y tinta recorriendo mundo y cruzando fronteras.
P.
¿En qué sentido crees que tu libro puede ser de bendición para el lector de habla inglesa y, particularmente en los Estados Unidos donde hay tanto qué leer?
R. El mensaje que intento transmitir en
Una cruz en el desierto —que saldrá al mercado de habla inglesa con el título de
Mondays with My Old Pastor— responde a una necesidad universal, viva donde viva el lector potencial. Destaco el principio del mentorado; es decir, que el árbol que comienza su ciclo de crecimiento se sitúe a la sombra de algún viejo roble que le proteja y ampare, a la vez que busco despertar en los viejos robles el anhelo de adoptar a algún árbol tierno como «hijo y discípulo». El segundo objetivo del libro es despertar en el lector el deseo de ser
efectivo mucho más que
activo y lograr un equilibrio entre
actividad e
intimidad. En definitiva, llegar a ser
siervos de Dios y no
ejecutivos de iglesia. Creo que este mensaje también es válido para todos, sea cual fuere su lugar de residencia. En este sentido, creo que
Mondays with My Old Pastor tiene su espacio y cubrirá un ámbito de necesidad en el mercado estadounidense.
P.
¿Dónde está el mayor mérito de tu libro? ¿El mensaje más importante para el lector?
R. Si tuviera que describir cual fue el objetivo que alentaba mi corazón a la hora de escribir, sería este: lograr que alguien a punto de tirar la toalla decida no tirarla. Que este humilde trabajo suponga una escalera para quien se siente sumido en un pozo de cansancio y desánimo, y una mano tendida para quien se piensa abandonado y olvidado. El mensaje que intento transmitir es: Un nuevo horizonte se abre para quien se encuentra al borde del fracaso. Hay un amanecer, nuevo y radiante, para quien tiembla en el corazón de una noche profunda. Hay esperanza para el siervo de Dios que se nota al límite de sus fuerzas.
P.
Si puedes, descríbeme qué hay de realidad en el libro y qué hay de ficción.
R.
Una cruz en el desierto nace de una experiencia real y personal. El corazón del libro es biográfico si bien se encuentra envuelto en una carcasa novelada. Escribí este libro en un tiempo de crisis, cuando yo mismo me preguntaba si tendría fuerzas para seguir adelante. Muchas de las páginas de este volumen fueron redactadas en inviernos del alma y en noches de decaimiento. Pero el libro muestra la puerta de salida de ese profundo valle, porque yo pude encontrarla. En ese sentido, todo lo escrito es experiencia personal. Pero hay una parte de novela. Por ejemplo, no hay un solo «viejo pastor» que me acompañase en el proceso de restauración sino que fueron varios los que, a lo largo del tiempo fueron sembrando principios, valores, consejos y ejemplo. Todo esto fue decisivo para mi restauración cuando viví la gran crisis.
P.
Qué puedes decir sobre la necesidad del ser humano, sea religioso o no, de tener una persona que lo escuche, lo entienda y lo aconseje?
R. La necesidad de un mentor para todo aquel que se encuentra en un ámbito de influencia, en posición de liderazgo y expuesto a los rigores de la primera línea de batalla es tan acuciante como el comer o el dormir. Cuando estás solo estás en mala compañía. Y esto es especialmente cierto cuando nos referimos a personas que ocupan puestos ejecutivos, sea en el ámbito eclesial, empresarial o en cualquier otro ámbito. Aquellos que dedicamos nuestras vidas a cuidar, debemos ser cuidados; quienes tenemos la responsabilidad de alimentar, precisamos ser alimentados y cuántos se ocupan de dirigir, necesitan ser dirigidos. Todos deberíamos tener un mentor y apuntar a serlo nosotros también.
P.
Y, a la inversa, en una sociedad que tiende a anular el valor de las personas de la tercera y la cuarta edad, ¿cómo podemos buscar, encontrar y mantener una relación como la que se da en «Lunes con mi viejo pastor»?
R. La sociedad occidental jubila las canas y, al hacerlo, entierra inmensos valores; hay otras culturas que veneran, respetan y honran a las canas. Estas culturas son infinitamente más sabias. Una persona curtida por la edad y las vivencias acumuladas a lo largo de los años es un verdadero libro repleto de sabiduría. Haríamos muy bien en abrirlo, leerlo, cuidarlo y atesorarlo. Cuando nos sentamos ante una persona de experiencia y preguntamos, siempre encontraremos respuestas sabias, acertadas y oportunas. En cuanto a mí, doy gracias a Dios por personas de recursos a las que puedo acudir, abrir mi corazón y recibir consejo y dirección.
Respondiendo a tu pregunta de cómo podemos encontrar y mantener esa relación que se da en
Lunes con mi viejo pastor, te respondería que empeñándonos en tenerla. Lo primero es localizar a alguien que pueda ser para nosotros una «persona de recursos», a cuyo lado nos sintamos crecer. Todos precisamos de una, dos o tres personas de este calibre. Si estamos en posiciones ejecutivas y no tenemos este tipo de «consejeros y cuidadores» nos encontramos expuestos a un serio riesgo.
Lo primero es localizar a esa persona; lo segundo es provocar la relación; es decir, pedir ayuda, compañía, asesoramiento. He descubierto que las personas «más grandes» suelen ser sorprendentemente accesibles. Los hombres y mujeres de gran calibre no pertenecen a la «casta de los intocables e inaccesibles» sino que están dispuestos a compartir su tiempo y sabiduría con aquellos que lo precisan.
Yo tengo mis personas de recursos a quienes llamo por teléfono, me cito para tomar un café, pasar una tarde de conversación… en fin, localizar a la persona y promover los encuentros, esa es la clave.
P.
Tomando en cuenta que escribir libros cristianos es un ministerio tanto o más valioso que el pastorado ¿no has pensado en transformarte en un escritor profesional, dedicando en un 100% tus talentos literarios a esta actividad de servicio a Cristo, a la iglesia y a la sociedad?
R. La respuesta es SÍ, lo he pensado y forma parte de los sueños que tengo sembrados en el altar. Escribir es un ministerio de largo alcance. La página impresa llega a donde el autor no puede llegar y dice lo que el autor no puede decir; entra en habitaciones privadas y deposita consejos sobre las almohadas. Habla en tiempos de sosiego y de tormenta; en días y en noches. La literatura es un ministerio poderoso y me siento honrado, privilegiado y agradecido de poder contribuir, aunque sea con un gramo de estímulo a la labor que escritores solventes, contrastados y efectivos vienen desarrollando. Por otro lado, creo que tengo corazón pastoral y hoy por hoy estoy combinando ambas pasiones y llamamientos. Cuando llegue el momento de definirme solo en una dirección, Dios lo mostrará.
(*) La bestia domada es, precisamente, ese animal montuno que, en este caso, es aceptar el reto de ser un escritor profesional. Hasta donde llega nuestro limitado conocimiento, los escritores profesionales cristianos en el mundo de habla hispana se pueden contar con los dedos de una mano y… sobran dedos. Miguel Ángel se ha atrevido, le puso brida y montura a esta bestia encachorrada y ahí va, dominándola poco a poco pero con todos los visos de llegar a ser un experto.
(**) No estaba planeado incluir en este artículo a Miguel Ángel y su novela
La zarza de tres espinas; pero, como sugiero en el paréntesis, llegó justo cuando trabajaba en lo de José Luis. (Nosotros no creemos en las casualidades ¿verdad?) Y como ambos son para mí compañeros del camino a quienes amo profundamente, no pude resistir la tentación de hablar de Miguel Ángel también. Quedan pendientes mis comentarios a su novela que ya he empezado a leer.
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