Resumen: Las amenazas globales al medio ambiente requieren soluciones globales, y la clave es la sostenibilidad. Este documento pasa revista a este desafío con especial hincapié en el Calentamiento Global, describiendo los peligros de la pasividad ante ello, y presenta algunas estrategias para responder al problema. Aquellos que creen en Dios como creador y sustentador del mundo, tienen una poderosa motivación para cuidar del planeta de Dios, y actuar en nombre de los pobres, que son los que más sufren por la degradación ambiental.[i]
Ha sido siempre importante cuidar nuestro medio ambiente local, aunque sólo sea para dejar, a nuestros hijos y nietos, un medio ambiente al menos tan bueno como el que nosotros hemos disfrutado. Sin embargo, hoy no es meramente el medio ambiente local lo que está en riesgo, sino el medio ambiente global.
Pequeñas cantidades de contaminación, de las que cada uno de nosotros somos responsables, están afectando a todo el mundo. Por ejemplo, cantidades muy pequeñas de clorofluorocarbonados (CFC), emitidas a la atmosfera por escapes de neveras o por algunos procesos industriales, produjeron como resultado la degradación de la capa de ozono; y el dióxido de carbono, que llega a la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, carbón, petróleo y gas, está provocando un dañino cambio climático. Las presiones de una población mundial en rápido crecimiento y el aumento de la sobreexplotación de los recursos de la tierra, están haciendo esos problemas ambientales más agudos y agravando el daño tanto a los ecosistemas como a las comunidades humanas. Los peligros de un cambio climático, inducido por el ser humano, son ampliamente reconocidos en la actualidad, y expuestos con frecuencia por científicos y políticos conscientes de que probablemente sea “el problema más grande al que se enfrenta el mundo”, tal como lo sería un “arma de destrucción masiva”. La contaminación
global demanda soluciones
globales.
Las necesarias soluciones globales deben dar respuesta al comportamiento humano de forma muy amplia; por ejemplo, en lo que tiene que ver con el uso de los recursos, el estilo de vida, la riqueza y la pobreza. Deben además implicar a la sociedad en todos sus niveles de complejidad: organizaciones internacionales, naciones con sus gobiernos nacionalesy locales, grandes y pequeñas industrias y negocios, organizaciones no gubernamentales (p. ej. las iglesias) e individuos.
Para tener en cuenta la amplitud del asunto, un término moderno que se emplea al describir semejante cuidado ambiental es “sostenibilidad”.
¿QUÉ ES LA SOSTENIBILIDAD?
Imagina que eres un miembro de la tripulación de una gran nave espacial en viaje a un lejano planeta. El viaje de ida y vuelta llevará muchos años. Se dispone de una fuente de energía adecuada, de alta calidad, en forma de radiación solar. Por lo demás, los recursos para el viaje son limitados. La tripulación de la nave espacial ocupa gran parte de su tiempo en administrar los recursos con el mayor cuidado posible. Se ha creado una biosfera local en la nave en la que crecen plantas para comer y se recicla todo. Hay un control cuidadoso de todos los recursos, con un énfasis especial en los componentes no reemplazables. Que los recursos sean
sostenibles, al menos durante la duración del viaje, tanto para la ida como la vuelta, es algo claramente esencial.
El planeta Tierra es muchísimo más grande que la nave espacial que acabamos de describir. La tripulación de la Nave Tierra, de seis mil millones de personas, y en aumento, es también muchísimo mayor. El principio de sostenibilidad debería aplicarse a la Nave Tierra con tanto rigor como tiene que aplicarse al otro vehículo mucho más pequeño en su viaje interplanetario. El catedrático Kenneth Boulding, distinguido economista americano, fue el primero en emplear la imagen de la Nave Tierra. En una publicación en 1966, contrastaba la economía “abierta” o “vaquera” (como llamaba a una economía sin restricciones) con una economía de “nave espacial” en la que la sostenibilidad era primordial
[ii].
Sostenibilidad es una palabra que no sólo concierne a los recursos físicos, sino que se aplica igualmente a actividades y comunidades. La sostenibilidad ambiental está también fuertemente ligada a la sostenibilidad social (haciendo referencia a comunidades sostenibles) y sostenibilidad económica.
Desarrollo sostenible es un término que lo engloba todo. El Informe Brundtland, “Nuestro Futuro Común” de 1987 es una recopilación fundamental en temas de Desarrollo Sostenible.
Ha habido muchas definiciones de sostenibilidad. La más simple que conozco es “no estafar a nuestros hijos”. A esto se podría añadir “no estafar a nuestros vecinos” y “no estafar al resto de la creación”. En otras palabras, no dejar a nuestros hijos ni a ninguna generación futura una Tierra degradada en comparación a la que heredamos, y también compartir recursos comunes cuando sea necesario con nuestros vecinos en el resto del mundo, y cuidar adecuadamente de la creación no humana.
CRISIS DE SOSTENIBILIDAD
Las actividades humanas de una población mundial en crecimiento, junto con el rápido desarrollo industrial paralelo, están llevando a la degradación del medio ambiente a gran escala. Sin embargo, algunos niegan que esa degradación esté teniendo lugar; mientras que otros niegan su importancia. Los científicos tienen el papel fundamental de asegurar la disponibilidad de información correcta sobre la degradación ambiental, y también el de señalar cómo los humanos pueden empezar a resolver el problema.
Hay muchas cosas en nuestro mundo moderno que no son sostenibles
[iii]. De hecho, todos nosotros somos culpables de estafa en los tres aspectos que he mencionado. Enumero cinco de los temas más importantes, mostrando brevemente cómo todos ellos están interconectados, y también relacionados con otras áreas principales de la actividad o el interés humano.
• Calentamiento global y cambio climático: relacionados con la energía, el transporte, la pérdida de biodiversidad, la deforestación
• Cambio en el uso de la tierra: relacionado con la pérdida de biodiversidad, la deforestación, el cambio climático, la pérdida de suelo, la agricultura, el agua
• Consumo: relacionado con los desechos, el pescado, la comida, la energía, el transporte, la deforestación, el agua
• Desechos: relacionados con el consumo, la sostenibilidad
• Pescado: relacionado con el consumo, la sostenibilidad
Para ilustrar estas conexiones permítaseme usar el ejemplo de la deforestación. Cada año se tala o quema un área de selva tropical equivalente aproximadamente a la superficie de la isla de Irlanda. Parte es para obtener maderas preciosas de forma insostenible; otra parte es para criar vacas y proveer carne para algunos de los países más ricos del mundo. Este nivel de deforestación aumenta significativamente los gases atmosféricos del efecto invernadero, dióxido de carbono y metano, acelerando así la tasa de cambio climático inducido por la humanidad. Es también posible que cambie el clima local cercano a la región donde está teniendo lugar la deforestación. Por ejemplo, si los actuales niveles de deforestación continúan en el Amazonas, parte de la Amazonia podría volverse mucho más seca, incluso semidesértica, en este siglo. Más aún, cuando los árboles desaparecen, se pierde suelo por erosión; además, en muchos lugares de la Amazonia, el suelo es pobre y se pierde fácilmente arrastrado por el agua. Los bosques tropicales son también ricos en biodiversidad. Con la pérdida de los bosques se producirá una pérdida irreparable de biodiversidad.
Todos esos temas presentan grandes desafíos. En la mayor parte de lo que queda de este documento, quiero tratar, con algo de detalle, el asunto más grave que enfrenta el mundo, desde el punto de vista ambiental y de sostenibilidad, y del que yo me he ocupado de forma especial: el calentamiento global y el cambio climático, explicando los papeles esenciales tanto de la ciencia como de la fe para hacerle frente.
CIENCIA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
Para empezar, resumiré los aspectos científicos básicos. Al absorber la radiación infrarroja o el “calor” de la superficie de la tierra, los “gases invernadero” presentes en la atmósfera, como el vapor de agua y el dióxido de carbono, actúan como mantas sobre la superficie de la tierra, manteniéndola más caliente de lo que estaría sin esos gases. La existencia de este “efecto invernadero” natural se conoce desde hace casi doscientos años; y es esencial para nuestro clima actual, al que los ecosistemas y nosotros, los humanos, nos hemos adaptado.
Desde el principio de la revolución industrial, hacia 1750, uno de estos gases invernadero, el dióxido de carbono, ha aumentado en más de un 35%, y está ahora a una mayor concentración en la atmósfera de lo que ha estado durante muchos cientos de miles de años. El análisis químico demuestra que este aumento es mayoritariamente debido a la quema de combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas. Si no se toma ninguna acción para
controlar estas emisiones, la concentración de dióxido de carbono aumentará durante el siglo XXI hasta dos o tres veces su nivel preindustrial.
El registro climático de los siglos recientes muestra mucha variabilidad producida por factores externos (como cambios en la energía solar o la influencia de volcanes) o por variaciones internas dentro del sistema climático. Sin embargo, el aumento de la temperatura media global (y de su tasa de incremento), durante el siglo XX está completamente fuera de la variabilidad natural conocida en los tiempos recientes del hombre moderno. El año 1998 fue el año más cálido en el registro instrumental que se remonta a 1860. Una estadística más espectacular es que cada uno de los primeros ocho meses de 1998 fue el más cálido registrado para ese mes en particular. Hay una evidencia muy sólida de que la mayor parte del calentamiento durante los últimos cincuenta años se debe al incremento en los gases de invernadero, especialmente al dióxido de carbono.
Durante el siglo XXI, la temperatura media global se prevé que aumente entre 2 y 6ºC sobre el nivel preindustrial; el rango representa diferentes hipótesis sobre las emisiones de gases invernadero y la sensibilidad del clima. Para una media global de temperatura, un aumento de este calibre es grande. La diferencia entre el centro de una era glaciar y los periodos cálidos intermedios es sólo de 5 a 6ºC. Así que, junto a un posible calentamiento en el siglo XXI, habrá una tasa de cambio climático equivalente a media era glacial en menos de cien años, una tasa mayor de cambio que lo correspondiente, al menos, a 10.000 años. Adaptarse a esto será difícil tanto para los humanos como para muchos ecosistemas.
EFECTOS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
Sin embargo, hablar en términos de cambios en temperatura media global nos dice bastante poco de los efectos sobre las comunidades humanas. Habrá algunos efectos positivos, por ejemplo, una estación de cultivo más larga en altas latitudes. Pero
la mayoría del impacto será adverso[iv]. Un efecto obvio será el debido a la subida del nivel del mar (de medio metro en un siglo aproximadamente) principalmente porque el agua del océano se expande al calentarse. Esta subida continuará por muchos siglos; calentar las profundidades oceánicas a la vez que las aguas superficiales lleva mucho tiempo. Esto producirá grandes problemas para comunidades humanas que viven en regiones bajas. Será imposible proteger muchas áreas, por ejemplo, en Bangladesh, el sur de China, islas de los océanos Índico y Pacífico y otros sitios similares en otras partes del mundo, y muchos millones de personas serán desplazadas.
También se producirán efectos debido a eventos extremos. La ola de calor extremadamente inusual en Europa central durante el verano de 2003 produjo la muerte de más de 20.000 personas. Un análisis cuidadoso lleva a la proyección de que veranos así es posible que sean normales para mediados del siglo XXI y que incluso se consideren frescos para el año 2100.
El agua se está convirtiendo cada vez más en un recurso importante. Un mundo más cálido producirá más evaporación de agua de la superficie, más vapor de agua en la atmósfera y más precipitaciones por término medio. Más importante todavía es el hecho de que el incremento de condensación de vapor de agua en la formación de nubes lleva a una mayor liberación de calor latente de condensación. Dado que este calor latente provee la principal fuente de energía para mantener la circulación atmosférica, el ciclo hidrológico será más intenso. Esto significa una tendencia a tener más eventos de lluvias intensas y también menos lluvia en algunas áreas semiáridas. Las estimaciones más recientes indican que para 2050 habrá, en muchos lugares, un incremento de hasta cinco veces en el riesgo de inundaciones y sequías extremas
[v]. Dado que, en general, las inundaciones y sequías son los desastres naturales más dañinos, su mayor frecuencia e intensidad son malas noticias para la mayoría de las comunidades humanas y especialmente para aquellas regiones como el sudeste asiático y el África subsahariana donde tales eventos ya ocurren con demasiada frecuencia. Sucesos de este tipo son los que dan cierta base a la comparación del cambio climático con las armas de destrucción masiva.
El incremento del nivel del mar, los cambios en la disponibilidad del agua y los fenómenos meteorológicos extremos producirán un aumento de los refugiados ambientales. Una estimación cuidadosa
[vi] ha sugerido que, debido al cambio climático, podría haber más de 150 millones de refugiados adicionales para 2050.
Además de los efectos principales, resumidos más arriba, tenemos cambios sobre los que estamos menos seguros; pero que, si ocurrieran, podrían ser altamente dañinos y probablemente irreversibles. Por ejemplo, se están observando grandes cambios en las regiones polares. Si la temperatura aumenta más de unos 3ºC en la zona de Groenlandia, se estima que podría iniciarse el deshielo del casquete polar. El deshielo completo es probable que dure 1000 años o más; pero podría añadir 7 metros al nivel del mar.
Autor: Sir John Houghtones científico honorario del Centro Hadley para Predicción e Investigación Climática de la Oficina Meteorológica, y previamente miembro del Panel Gubernamental sobre Desarrollo Sostenible del Reino Unido (1994-2000); presidente de la Comisión Real sobre Contaminación Ambiental (1992-98); presidente o co-presidente del Grupo de Trabajo de Asesoramiento Científico para el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 1988-2002); como miembro de la delegación del IPCC, participó en la recogida del Premio Nobel de la Paz, concedido a esa institución en 2007.
Previamente había ocupado los cargos de director general (posteriormente jefe ejecutivo) de la Oficina Meteorológica del Reino Unido (1983-91); y catedrático de Física Atmosférica de la Universidad de Oxford (1976-83).Sir John Houghton ha sido editor principal de los tres primeros informes científicos del IPCC (1990/1992, 1995 y 2001) y autor de importante publicaciones científicas como: “
The Physics of Atmospheres”(1977, 1986, 2002) y “
Global Warming: the Complete Briefing” (1994, 1997, 2004, 2009).
Actualmente preside la
John Ray Initiative en la
Universidadde Gloucestershire (Inglaterra, Reino Unido), una ONG fundada en 1997 con el fin de explorar las conexiones entre la ciencia y el cristianismo en los temas de medio ambiente. Fue uno de los miembros fundadores de la
International Societyfor Science and Religion y preside el
Victoria Institute/Faith and Thought. Es así mismo un conferenciante habitual de
Christians in Science y
Faraday Institute. Sus reflexiones sobre ciencia y fe han sido publicadas en: “Does God Play Dice?” (1988) y “
The search for God, can science help?” (1995, 2007).
[ii] KennethBoulding fue Catedrático de Economía en la Universidad de Colorado, Presidente de la Asociación Americana de Economía y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia. Suartículo “The Economicsof the Coming Spaceship Earth” fue publicado en 1966 en “Environmental Quality in a Growing Economy”, págs. 77-82.
[iii] Véase, p. ej. UNEP,
“Global Environmental Outlook 3”, Londres: Earthscan Publications (2002), pág. 446.
[iv] Una descripción bien ilustrada del cambio climático y de sus efectos es la de Al Gore,
An Inconvenient Truth, New York: Rodale (2006).
[v] Véase por ejemplo sobre las inundaciones en Europa, Palmer, T.N. y Raisanen, J. 2002,
Nature (2002) 415, 512-514, y sobre sequías globales extremas, Burke, E.J., Brown, S.J. y Christidis, N.
Journal of Hydrometeorology, en prensa.
[vi] Myers, N., Kent, J.
Environmental Exodus: an emergent crisis in the global arena, Washington DC:
Climate Institute (1995).
Si quieres comentar o