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António Salvado y Dios tras la tormenta

Salvado ha publicado 60 libros de poesía, pero de la selección que les ofrezco todos los poemas son inéditos.
POR EL ÚLTIMO ADÁN AUTOR Alfredo Pérez Alencart 17 DE FEBRERO DE 2012 23:00 h

UN POETA DE LUSITANIA
Acojan -en el Arca salvadora de vuestra memoria- el nombre y la obra de António Salvado (Castelo Branco, Portugal, 1936), notable representante de la poesía lusitana actual y, sin temor a equivocarme, el más genuino poeta cristiano que haya nacido en tierra portuguesa. Ninguno como él ha escrito cánticos tan sentidos al Señor. Ninguno como él ha sufrido tantas marginaciones del mundillo literario de su país, motivadas, entre otras cosas, por su declarada religación con Cristo y por su insobornable postura ética ante contubernios y mediocridades.

A veces su silencio ha sido muy elocuente; a veces su negativa a participar en alardeantes encuentros ha sido silenciada. Pero él sigue sin perder su identidad cristiana, sin dar bandazos ni enmascaramientos. Salvado no invoca o interpela a Dios desde los vergeles, sino desde una inhóspita intemperie cuyos Vientos traspasan el alma para purificar todas sus lindes. Salvado no leva anclas ante el sufrimiento del prójimo. Ello le hace decir, esta vez en verso:“Hay en mí/ una inmensa voluntad/ de cantar y de llorar,/ porque en todos brotó/ el sufrimiento”. Y tras conocer a fondo el Evangelio, avanza la regla conductual que todo cristiano y poeta debería tener siempre presente: “Las llaves del Reino sólo podrán ser utilizadas después de la anulación del yo, después de la disolución del apego a lo inmediato y a lo transitorio. En una palabra: después del aniquilamiento de la ceguera del orgullo. Dolorido camino que el Poeta sabe traspasar”. Por ello, cuando lo traspase, podrá escribir como él lo hace, impregnando sus textos de benevolencia con el prójimo. Y así es como pergeña estos dos sabios proverbios:

TERNURA
En cada paso
que des, que un poco
de ternura comprometa
tu movimiento.

DENUEDO
Que jamás el veneno de tantas brasas
te queme el corazón desencantado.
Escribe el mañana con tinta viva:
no dejes que un revés quiera apagarlo.

Conozco a António Salvado desde hace unos veinte años y puedo dar fe de su humildad nunca impostada, de su generosidad extrema en lo material, de su grandeza espiritual moldeada para atenuar sufrimientos y perturbaciones cotidianas. Salvado goza y agoniza, reconsidera el dolor ante las heridas de los suyos y las de su Maestro. Y luego, desde lo profundo, deja anotado el estatuto de su creencia: “De alma vigilante al llamamiento del Creador, cimentando la libre opción de intentar -con humildad- comprender el horizonte de la Verdad trascendente, concentrando el fluir personal de la existencia en la esperanza de la Gracia, me confieso creyente en la afirmación de que Jesús es el revelador del Padre y fuente de la fuente del Amor, hijo de Dios Uno y Trino. Y por el hecho circunstancial de ser yo poeta también, en el mensaje de salvación recogí, con débil propiedad no obstante, la sustancia que objetiva el contenido de uno u otro de mis poemas. Sustancia aclarada a veces con angustia, otras veces con serenidad y encantamiento”.

POEMAS DE LA ANGUSTIA
Veamos, en primer término, algunos poemas que reflejan esa tribulación o congoja que pugna por volver escombros la fe del creyente y que torna al poeta en un moderno Job, o bien en un Habacub o un David de nuestro tiempo. La Biblia, bien sabemos, contiene innúmeros pasajes que dan cuenta de dudas, vacilaciones ante fieros golpes de la vida, pero también del sostén de Dios para con sus hijos. Bastaría recordar el Salmo 119, de cuyos 176 versículos sólo cito algunos: “Angustia y aflicción han venido sobre mí, mas tus mandamientos son mi deleite”; “Si tu ley no hubiera sido mi deleite, entonces habría perecido en mi aflicción”; “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra. Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra”.

Tratándose de António Salvado, les dejo constancia de dos fragmentos ilustrativos de tales padecimientos y reclamos: “No gastaré palabras para alabarte:/ paralizan mis labios una honda angustia/ y es de guerra mi grito cuando empapa/ esta ausencia de paz que no me serena.// Desasosiego, insomnio, desesperación:/ toda mi sangre turbia se subleva(…)// Entonces, Señor, soy Tu criatura…,/ de Tu creación un frágil polvo…:/ haz descender sobre mí la Gracia que sólo Tú/ podrás entregarme hecha Luz”. El segundo fragmento conexiona la angustia con la duda, el mejor carburante de la fe que logra consolidarse, pues bien conocemos que, por lo general, las súbitas expresiones de creencia devienen en súbitos abandonos de la comunión: “Angustioso/ es el remoto camino/ por donde transitamos/ sin saber/ si pronto surge el sol/ por el horizonte/ y que con sus rayos/ nos muestre dónde/ hallaremos la feliz certeza/ de haber sido recogidos/ sobre Tu manto de dulzura.// Y la duda, Señor,/ en mí persiste/ y más se hace presente/ cada día”.Aquí cuatro poemas inéditos que perfilan el sollozo del hombre titubeante y su esperanza puesta en el Señor:

DESHAZ, SEÑOR
Deshaz, Señor, esta mortal angustia
que oprime mi corazón tan dolorido.

Y nada más Te ruego en este crepúsculo
donde ya anochece mi vida.

OH SEÑOR, DAME LA PAZ
Oh Señor, dame la paz no merecida,
bien lo sé, en este camino atribulado
de tentaciones y de continuas caídas,
de vacilaciones y temores duraderos.

Dame una calma vívida de reposada
tranquilidad en mi pecho amargo.
Y nada más Te pido, en el silencio
de mi noche ardida en pesaroso fuego.

Señor: concédeme tu gracia
por los gritos sin sonido que yo lancé
cuando una sombra la luz me oscurecía.

Y que la fe permanezca perenne en mí,
hasta alcanzar el trillado camino
que me lleve a lo infinito de Tu Ser.

SEÑOR, SI ASÍ LO DESEARAS
Señor, si así lo desearas,
concede a mi inquietud
el mayor anhelo
de acercarme a Ti
y que, en cada clamor de este quebranto
que a todo instante me lacera,
yo sienta
aunque sea una porción
del cielo acogedor de Tu gracia.

IMITARTE, SEÑOR
Imitarte, Señor, en Tu paz
que me dejaste como un padre atento.
Pero perdona si no soy capaz,
-cobardemente indigno y abatido-
de imitarte, Señor, en el sufrimiento.

POEMAS DEL PERDÓN
Antonio Salvado ha publicado sesenta libros de poesía (desde el inicial titulado A Flor e a Noite, aparecido en 1955, hasta Conjunto de Sonetos, seguido de Novo Livro de Odes, editado en diciembre de 2011 por Palimage, de Coimbra), sin contar con varias antologías de su obra ni sus libros de ensayo sobre temas literarios, filológicos o etnológicos. Yo mismo he traducido al castellano varias antologías y poemarios suyos (Los dominios de la mirada, en 2000; Malva, en 2004; Señales de Dios en mi poesía, en 2005, Otoño, en 2009 o La hora sagrada, en 2010).

Pero lo interesante de la selección que ahora les ofrezco es que todos los poemas son inéditos. No he querido repetir ninguno de los textos albergados en Señales de Dios en mi poesía o en sus otros libros publicados hasta hoy.Aquí les expongo un magnífico tríptico del perdón que a Cristo solicitan tres personajes relevantes del Evangelio: Pablo, Pedro y Judas. Y el poeta lo hace, intuyo, siguiendo las enseñanzas de Santiago, el hermano de Jesús, “Confesaos vuestros ofensas unos a otros...” (5:16).

PERDÓN

I - PABLO
En cada senda oculta Lo perseguí,
en cada camino el pecho Le llagué:
con mi cólera yo era el mensajero
de una feroz y sórdida mentira.

La oscuridad en los ojos no permitía
(en los ojos y en el hosco corazón)
que yo, codicioso y venal, me acercara
al Ser y pudiera extenderle mis manos.

Hasta que un día oí una Voz profunda
cálida y paternalmente serena:
“¿Por qué -decía Ella- me persigues?” –
y aquellos sonidos, aunque soplo dócil

me rebanaron el alma, y todo el cuerpo
calenturiento cayó al suelo.
Angustiado,
sentí entonces que Su inmensa gracia
me fue otorgada cual sagrado perdón.

II - PEDRO
Tres veces Lo negué y mi culpa
atravesó el tiempo insondable;
tres veces también tuve el temor
de que a Su lado me creyesen su amigo.

Miedo de los azotes, de las cadenas
que con fuerza flagelasen mi cuerpo –
¡ah qué miseria llenó esa indolencia!:
cruel e inconsciente yo Lo negué.

¿Cómo olvidé el fuego de la promesa
que jovial ardía por mi sangre
cuando Le apreté las manos y ante lo que Él
decía yo aseguré serle siempre fiel?

Contrito, arrepentido, el dolor lloré
para todo y siempre, dando ayes en la convicción
de que el perdón de Él vendría por completo,
pues sobre mí levantó Su iglesia.

III - JUDAS
Son tantos los que venden diariamente
la grandeza infinita de Tu ser,
tantos aquellos que ignorando el brillo
de Tu luz se niegan a conocerte,

numerosos incrédulos, que despreciando
la belleza vivaz de Tu rostro,
es que reniegan -necios- el tamaño
ilimitado de ese poder que eres Tú,

ah, ¿cuántos te desprecian sólo a cambio
de una riqueza vana y pasajera,
viviendo, sin vida, el caudaloso
río miedoso de las malsanas ilusiones,

tantos, Señor, a quiénes Tu bondad
ya todo perdonó?
Por ello, estoy convencido
de que la última palabra que dijiste
fue decir Perdón a mi pecado.

POEMAS DEL GOZO
Hace algunos años, cual milagro en estos tiempos de banalidades aupadas a la cima del éxito, un importante periódico lisboeta entrevistó a António Salvado, dedicándole sus dos páginas centrales. ¿Cuál el titular destacado? Esta fue su declaración: “Felices aquellos poetas que encuentran a Dios y, si no lo encuentran, es Dios quien hacia ellos va”. Otra prueba más del hondo sentimiento cristiano del poeta nacido en la región de la Beira Baixa, fronteriza con Badajoz y Salamanca.

Ahora corresponde dejar constancia de sus poemas que irradian gozo y esperanza. En estos se aleja del salmista David: “Me rodean males sin número, y el corazón me falla./ Quieras, oh Jehová, librarme; Jehová, apresúrate a socorrerme” (Salmo 40:11-13), o del profeta Habacuc: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?” (1:2). Se aleja de él mismo, de su otra vertiente más agónica y reclamadora. En estos poemas Salvado ha entendido a la perfección el mandato de Jesús: “Toma tu cruz y sígueme” (Mat. 16:24), y, en efecto, sigue a su Maestro:

ENTRO EN ESA ALEGRÍA...
Entro en esa alegría de Tu ser,
presente siempre aunque lejano,
corrida la hilera de la cortina
abierta al infinito para verte.

Y sé que estás allí, aquí, a la espera
de que en mis labios Tus palabras suenen,
que todo en mí sea constante oración
de plena fidelidad a Tu amor.

Perdí temores, ansiedades, grandes
sequías anegadas en angustias:
porque entro en Ti, directriz de júbilo,
para que me sientas a Tus pies, cantándote.

DIJERON MUCHAS VECES...
Dijeron muchas veces que no hay
palabras que definan Tu rostro,
que ninguna lengua podrá marcar
o conseguir trazar Tu perfil.

Revelan las ciencias lo real,
lo tocable corpóreo de lo concreto
y así se explica ahí y nada más
la dimensión fatal del universo.

Pero quedas para el más allá innominable,
Señor de otras grandezas, luz de la fe.
¿Para qué buscar palabras que no dicen
con precisión aquello que Tú eres?

SIN PREMIO, RECOMPENSA...
Sin premio, recompensa: Te amo, en fin,
gratuitamente: como un siervo humilde
que purifica el suelo hollado de residuos
dejados allí por los peregrinos

de muchas generaciones pasadas.
Simplemente te serviré: a Tu servicio
vibrando, jovial de contentamiento,
con júbilo mayor y regocijo.

Y con pasión me entrego sin pensar
que un mísero temblor pueda abatir
el llamamiento que de Ti se extiende
por toda mi sangre que Te pertenece.

MELODÍA DE AMOR…
Melodía de amor, Tu voz
suaviza, serena y compasivamente,
todas las perturbaciones a mis horas,
todo desasosiego a mi vida.

Y la seducción del mundo se va fuera,
cual inútil fulgor de un falso brillo,
cuando Ella, cordial pero incisiva,
me llama dulcemente hacia Vos.

Entonces permite, Señor, que ella a mi lado
me acompañe por mares y desiertos,
por abruptas montañas y selvas,
por incertidumbres que el futuro traiga.

Acepta complaciente mi oración:
Sin melodía, pero de amor engalanada.

VERTIENTES DE SU OBRA
Con ayuda del rabino de Lisboa y al término de su licenciatura en Filología, Salvado hizo una bella versión del Cantar, publicada bajo el título de Cântico dos Cânticos de Salomão (1962). Una década después dio a imprenta otro libro de versiones: Oração dos Primeiros Cristãos (1972). No abundo más en la solera de su cristianismo.

Pero ahora dejemos que sea el propio poeta, quien estos días cumple 75 años de vida, haga balance de su creación. Lo extraigo de un texto inédito, leído en Salamanca en octubre de 2010, cuando el XII Encuentro de Poetas Iberoamericanos lo tuvo como poeta homenajeado: “Habiendo ya traspasado ampliamente la ‘mitad del camino de nuestra vida’, sirviéndome del verso del Dante, y autor de un número algo destacado de títulos, siento la poesía en todo lo que ven mis ojos, como si de la primera mirada se tratase, y en todo lo que consigue hacer fluir mejor a mi sangre, como si se tratase de un alimento esencial para la vida. Mi poesía se impregna de amor y desamor; de esperanza y de desesperación; de algunas afirmaciones y de muchas negaciones; de seriedad y de ironía; de expectante intervalos entre lo que sucede y lo que podrá o deberá suceder; de la limpidez y del caos. Algunas veces, cada cierto tiempo, mi cántico también se prolonga en una aproximación a la muerte; pero, de pronto, en él surgen, como escenario o plano de fondo, las flores silvestres de la región donde nací (el romero, las jaras) y el fluir del agua y el sabor del pan y las palpitaciones de mi corazón y el latido solidario del vuestro”.

Y, de una amplia entrevista que yo le hiciera, extraigo un fragmento donde el poeta expone su forma de entender la poesía religiosa que escribe: “…la ‘sustancia’ a lo divino ilumina algunos de los momentos más inspirados de mi creación. Eso sí, debo señalar que las modulaciones religiosas que atraviesan muchos poemas míos raramente son de simple alabanza. Muy por el contrario: el acto de creer encierra, para mí, toda una enorme consistencia de inquietud y de angustia. De eso hablan la mayoría de mis poemas a lo divino” (Revista Arquitrave, Colombia, nº 48, junio de 2010).

TORAL DE LOS GUZMANES (Y DE LOS POETAS DE DIOS)
Hablar poéticamente de Toral de los Guzmanes, el pequeño pueblo leonés donde hace más de un siglo el misionero, poeta y musicólogo inglés Eduardo Turrall sembrara el Evangelio, es hablar del Encuentro “Los poetas y Dios”, que todos los años se celebra allí desde octubre de 2004. Tres nombres resaltan, en cuanto a la organización y amparo de esta cita ecuménica tan entrañable: el alcalde del pueblo, Miguel Ángel Fernández; y Manuel Corral junto con Isidoro Herrero, por parte de la Asociación Cultural Evangélica “Eduardo Turrall”. António Salvado es poeta-fundador de estos encuentros. No ha faltado a ninguno y no sé qué le sucedería a su corazón si esta cita llega a faltarle. ¿Creen que exagero? Pues lean un poema escrito para el encuentro de 2010:

AMANECER EN TORAL DE LOS GUZMANES
Mi angustiado corazón deja
de dolerme cuando en lo alto inmenso
comienza el canto de los pájaros
para que serena despierte mi fe.

Y, atravesando lo azul, mis ojos sienten
que esas aves, cantando, manifiestan
un recóndito amor, fértil y secreto
que hasta a ellas auxilia lentamente.

La madrugada moja mi sonrosado
rostro con gotas de rocío
caído jubilosamente del cielo.

Con las manos levantadas o cruzadas
al pecho, acompaño feliz esos gorjeos,
pues también las aves son la voz de Dios.

Sus poemas aparecen en el apreciado volumen titulado Los poetas y Dios (Diputación de León, 2006, pp. 251), donde se recogen poemas de los tres primeros encuentros. Y, como muestra de su gratitud espiritual, Salvado tradujo al portugués y publicó un texto de todos los poetas que han pasado por Toral en estos años. Así, en la plaqueta titulada O Divino. Sílabas do Oeste (Sirgo, Castelo Branco, 2010), se encuentran versos de Quintanilla Buey, Tarquis, Muñoz Quirós, Fonseca, Amat, Aganzo, Cayón, Estévez, Sagüillo, Torres Rechy, Acosta, Valle Alonso y tantos más. Todos, menos él, como corresponde. Pero aquí yo les selecciono tres últimas creaciones suyas, por él leídas en ese pueblo donde la Palabra está presente, donde Jesús más se nos hermana porque más en comunión estamos:

CUANTO MÁS ME DESCONOZCO…
Cuanto más me desconozco
más me aproximo a Ti;
cuanto más niego mi ser
más junto a mí Te siento.

Querer de noche, querer de día;
reconozco la pequeñez
de mis gestos vacíos
si por algún instante Te pierdo.

Aunque sordo, oigo las palabras
que en mi corazón repites;
es una piedra empedernida
que tiene difícil escucharte.

Negándome, persisto
en la esperanza de llegar a Ti:
y es esta, Señor, la lucha
en que estoy pugnando.

DE TANTO PEDIRTE…
De tanto pedirte, a veces siento
un estertor de cansancio en mi interior,
y sin saber si el tiempo todavía es tiempo
desfallecido, prosigo así,

rogando la calidez de tu Gracia
y avivando el fervor de la Confianza:
voy arrastrando el corazón tan fatigado,
pero Tú, Señor mi Dios, nunca te cansas.

QUÉ LUZ SANA MI ALMA…
Qué luz sana mi alma de oscuridades…
Qué pureza atravesando densas tinieblas
resurge y permanece…
Qué súbito destello en mí todo redime…

Desato mi voz, mi lengua,
y en versos convirtiendo hondas ansias,
beso el Mirar que brota de la distancia
y que me acaricia, seduce y anima.

(Vuelto hacia Ti, a Ti unido,
no necesito abrir otro camino:
a pesar de combates y conflictos,
Tu mano reposa sobre mí).

Y la nave que me lleva no conoce
límites a la dimensión de los mares:
es por lo infinito que navega,
llenas de Tu amor las curvadas velas,
y la Nave avanzando sin parar.

DESPEDIDA
Tan cerca Portugal de España, pero tan lejos parece a veces, debido principalmente al desconocimiento o a los tópicos que acumulan los siglos. He querido ‘descubrirles’ a un poeta cristiano que merece un átomo de atención. Un poeta que dice, con cierta ironía:

Dichosos
los que escriben
sin sentir: no tienen
que soñar;
piensan tan sólo.

Intacto quedará
su corazón.

Salvado se despide, cual contemporáneo Etán ezraíta, convencido de la paciencia de Dios ante sus angustias y reclamos:

Tú, Señor mi Dios, nunca te cansas.
 

 


14
COMENTARIOS

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Respondiendo a

René Arrieta Pérez
29/02/2012
18:59 h
14
 
Me complace mucho este artículo que el poeta y promotor cultural Alfredo Pérez Alencart dedica al maestro y extraordinario poeta Antonio Salvado, quien es uno de esos pocos seres con alma lumínica, que irradia luz, sabiduria, amor. Me honra esa amistad. ¡Poeta, maestro Antonio Salvado, siga dando lo más bello y precioso que tiene su alma!
 
Respondiendo a René Arrieta Pérez

leopoldo L. Samprón
26/02/2012
15:38 h
13
 
Sr. D. Alfredo Perez Alencart, ¿por qué Dios te dió ese regalo, ese don de manejar tus letras para emocionarnos cuando 'critícas'a los demás. Tu exposición sobre nuestro amigo Salvado es el árbol nacido entre la playa y el silencio revestido con las hojas del corazón. De mis tres poetas, uno se nos fué (D. Andrés Quintanilla), el otro cumple 75 años, y tú. Tu que sigues ahí descubriendo los diamantes poéticos y almas de los otros y haces pasar desapercibido el talento que tienes que llevas de poeta y de persona. Gracias. Algún día pasaremos los acantilados y en la barra de la eternidad todos tomaremos la copa junto a nuestro Señor y los niños leerán los poemas en la puerta que has abierto.
 
Respondiendo a leopoldo L. Samprón

António Lourenço Marques
26/02/2012
00:34 h
12
 
'Compreender o horizonte da Verdade transcendente', eis uma expressão do próprio poeta António Salvado, que pode sintetizar também o desígnio mais puro da sua vasta criação. Sim. É a Verdade e não uma verdade qualquer que encontramos quando olhamos para as faces luminosas dos seus poemas. São palavras consumadas que nos devolvem o Homem e o Mundo nos detalhes mais primitivos, isto é, como os julgaríamos à saída das Mãos originais. As coisas simples de que são feitos, mistérios desvendados, traças cheias de luz e um horizonte pleno de harmonia são para mim o cerne da obra poetica de António Salvado, que nos leva a essa Verdade. Gracias, Alfredo Pérez Alencart, por nos brindar com mais est
 
Respondiendo a António Lourenço Marques

Eduardo Aroso
26/02/2012
00:34 h
11
 
Com grande alegria, faço presente um pequeno excerto do que escrevi, intitulado «António Salvado – Três Leituras», neste momento em publicação. «Desde que começou a publicar, em 1955, assim tem sido o percurso nunca interrompido de António Salvado, ao longo de cinquenta anos de vida literária. Muitas são as figuras que se têm referido à sua obra, desde Teixeira de Pascoaes e J. Gaspar Simões a Natália Correia e Pinharanda Gomes, ou ainda Alice Spindola, Maria de Lurdes Barata e A. Perez Alencart, entre muitos outros de várias sensibilidades e quadrantes do pensamento. De uma carta do poeta de Amarante, dirigida ao então ainda jovem poeta de Castelo Branco, podemos ler: «Meu querido amigo: T
 
Respondiendo a Eduardo Aroso

Stefania Di Leo (Italia)
24/02/2012
19:35 h
10
 
Felicito a la voz poética portuguesa más importante de nuestro tiempo, cuyos poemas he tenido la suerte de traducir al italiano. Su esencia poética es vital y sus palabras quedan inmortales en nuestra alma, a pesar de los límites geográficos. Felicito a este gran poeta con todo mi corazón.
 
Respondiendo a Stefania Di Leo (Italia)

Juan Ángel Torres Rechy (Salamanca, España)
24/02/2012
02:18 h
9
 
Un corazón traspasado por la espada de las circunstancias. En sus brazos, un niño, oh, pobre, que no sabe fonética ni fonología, ni gramática, ni sintaxis, ni retórica, ni poética, pero que recita poesía plebeya y mística (que traducirán otros poetas a otros idiomas). Si esto fuera un retrato, ¿de quién sería? y ¿quién lo habría puesto en el lecho de nuestras pupilas? ¿Cómo no sentir ese algo que mueve a mirar adentro y arriba, leyéndolo? Gracias.
 
Respondiendo a Juan Ángel Torres Rechy (Salamanca, España)

José Antonio Valle Alonso
24/02/2012
02:18 h
8
 
Querido Alfredo, es un verdadero placer leer este breve y bello apunte-antológico que has hecho sobre nuestro común amigo entrañado en el alma Antonio Salvado, a quién admiro como poeta y como hombre pleno de bondad. He tenido la suerte de compartir veladas poéticas al cabo de los años en que tú nos presentaras en Toral de los Guzmanes, donde acudimos felizmente cada año a tu cita cristiana de 'Los poetas y Dios' .La poesía de Antonio Salvado toda ella es de un lirismo profundo y emotivo, y más si cabe cuando trae a la luz poemas cristianos de la talla de estos inéditos que has reunido en esta antología y de otros muchos donde Antonio llega sutilísimamente hasta las raíces del Amor, ebrio d
 
Respondiendo a José Antonio Valle Alonso

Álvaro Alves de Faria
24/02/2012
02:18 h
7
 
O poeta Antonio Salvado é um dos grandes nomes da poesia de Portugal. Um homem que cultiva a poesia que vem da terra, de sua observação, a poesia pela poesia mais honesta, numa elaboração de respeito à própria poesia e ao poema. Um poeta maior dessa lírica de Portugal, que nos merece tanto respeito. Abraço o poeta Antonio Salvado aqui do Brasil, desejando ter sempre sua poesia perto de mim, para que me possa descobrir em suas palavras.
 
Respondiendo a Álvaro Alves de Faria

David Leite
22/02/2012
01:31 h
6
 
Alfredo Pérez Alencart proporciona a oportunidade de melhor conhecermos a obra desde grande escritor português que é António Salvado... Particulamente, já tinha tido o prazer de conhecer um pouco da vasta obra de Salvado, mas esta análise de Alencart abre horizontes para vermos outros ângulos... Parabéns Alencart! Parabéns Salvado! Abraços David Leite
 
Respondiendo a David Leite

Helena Villar Janeiro
21/02/2012
00:32 h
5
 
Queridos António e Alfredo: Unha ledicia ler este traballo magnífico de Alfredo e atopar de novo ao querido António tan admirado poeta e tan admirada persoa. Teño visto pouca poesía tan autenticamente radical desde o sentimento dun cristián coherente coa súa obra. Os nosos encontros en Toral de los Guzmanes e en Idaia a Nova arriqueceron a miña experiencia poética e persoal, e espero que poidamos volver partillar palabras nas que eu poida aprender do gran mestre e amigo. Grazas, Alfredo, por este agasallo.
 
Respondiendo a Helena Villar Janeiro

Boris Rozas
20/02/2012
19:59 h
4
 
Maestro Salvado, tuve el gusto y el honor de compartir con usted mesa y verso hace ya casi dos años en la querida Salamanca, de la mano del gran Alfredo Pérez Alencart, en el Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Aquella ocasión especial ha quedado para siempre en la memoria latente del que aspira a convertirse en poeta con mayúsculas, como usted, como otros tantos. Toda mi paz y mi recuerdo en este día especial para un grande, Don Antonio Salvado. Muchas felicidades, maestro!! Gracias, Alfredo, por refrescarnos el alma con los versos y la espiritualidad del maestro. Un fuerte abrazo desde Valladolid.
 
Respondiendo a Boris Rozas

Samuel Escobar
19/02/2012
18:49 h
3
 
Gracias Alfredo por esta bella y edificante excursión por el territorio poético de un escritor luso que llega a nosotros gracias, también, a tu esfuerzo interpretativo. Una perla más para el hermoso collar que vienes elaborando. Paz, Samuel Escobar
 
Respondiendo a Samuel Escobar

Amigo
19/02/2012
18:49 h
2
 
Há poetas que vêm connosco desde sempre. Perdidos na infância, ambos. Lembramos nomes. Às vezes ainda não como criadores de poemas e obras mas apenas um nome. Depois chegamos àquela idade que se deseja ler sem sabermos a causa. É aqui que surge António Salvado. Como outros, mas no meu tempo apenas, limitou uma pátria sensível e sobre ela escreve. Se este texto tivesse outro alcance, podia falar de uma cultura sensível, aquela que permanece inviolável nas comunidades beirãs: um olhar muito próximo da natureza que ele soube captar como poucos; um ouvido apurado para o fazer dos insectos se é verão; o itinerário das águas e a metamorfose das flores. E como todos os que chegam à sua idade (Caste
 
Respondiendo a Amigo

Marcelo Gatica (Tallinn, Estonia)
19/02/2012
14:39 h
1
 
La voz poética de Antonio Salvado surge desde un corazón desnundo que evidencia nuestra frágil humanidad pero al mismo tiempo devela con naturalidad la experiencia vital de la fe en medio de las circunstancias. Tal como lo poetizaba David. Gracias Alfredo por tu nueva entrega.
 



 
 
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