Muchos suelen preguntar,
una y otra vez,
por qué no hay milagros hoy,
como los de ayer.
Su voz aun transforma hoy,
y escucha la oración,
pues Dios es Dios de ayer,
y Dios, también es Dios de hoy.
Puede hacerlo otra vez,
otra vez, otra vez.
Es el mismo Dios hoy,
como siempre lo fue.
Hoy, ayer, por los siglos el mismo será,
no hay razón de dudar,
puede hacerlo otra vez!
Todavía recuerdo el día en que tuve que recitar de memoria, en mi querida y vieja Escuela dominical, los dos últimos versículos del capítulo cuarenta de Isaías:
“Aún los muchachos se fatigan y se cansan
los jóvenes tropiezan y vacilan,
pero los que esperan en el Señor,
tienen nuevas fuerzas,
remontan vuelo como las águilas,
corren y no se fatigan,
andan y no se cansan.”
Estas palabras, en mi mente muy joven en aquel entonces, sonaban bonitas, eran como una promesa, si! preciosa; pero algo que veía muy lejos.
Tuvieron que pasar muchos años hasta que pude comprender toda la profundidad de esas preciosas palabras.
Cuando habla de juventud, de cansancio, de nuevas alas, de fatigarse, de águilas, de nuevas fuerzas.... suena como que esta promesa es para gente con bastantes años.
Hace mucho tiempo que comprendí, que esto no es necesariamente así. El cansancio, a todos los niveles, viene... cuando viene, simplemente porque las circunstancias que nos rodean nos tumban, nos derriban, nos hacen caer. Si, ocurre, lo sé muy bien; aunque seamos jóvenes y -en ocasiones- se repite cuando nuestra vida es dura, nuestras circunstancias son difíciles y todo lo que nos rodea, literalmente, nos hunde.
Pero me encanta la impresionante profundidad, el inexpugnable poder y la maravillosa fuerza que nos regala esta promesa: “.... más los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas...”.
En cuántas ocasiones lo he experimentado en mi vida! Si, incluso después de haber dado “el do de pecho”, incluso después de ver como el Dios de los milagros me ha ayudado, ha respondido a mis oraciones y me ha bendecido.
En ocasiones viene el posterior cansancio a todos los niveles; o tenemos que ver como algunos que han estado en contra de nosotros desde el principio, lo siguen estando aun después de ver cómo Dios nos ha bendecido y nos siguen martilleando y hundiendo. Ahí es cuando viene el cansancio a todos los nieles y del corazón salen sinceras expresiones como: “.... simplemente, no puedo más...”. Así me encontraba yo esta mañana muy, muy temprano, cuando al abrir mi Biblia para buscar aliento, consuelo, y dirección en mi Señor me volví a encontrar con las benditas palabras:
“Pero los que esperan en el Señor,
tienen nuevas fuerzas.
Remontarán vuelo como las águilas,
corren y no se fatigan,
andan y no se cansan”
Cómo te sientes?...cansado?... dolido?... decepcionado?...... bueno! ya somos dos. Tenemos dos opciones querid@, dejarnos caer, yacer sin fuerzas, y regodearnos en nuestro dolor, o agarrarnos con fuerza a la preciosa promesa del Señor.
Por supuesto!! la vida de todo aquel que vive para seguir y servir a su Dios va a ser dura, las incomprensiones, las críticas y muchas cosas más que prefiero obviar, van a ser el pan nuestro de cada día: Pero, la verdad es que yo soy muy empecinada y una y otra vez me agarro con fuerza a las promesas de mi Señor.
Cuando estoy escribiendo esto, y... sigue siendo muy temprano en la mañana, mis circunstancias son como para echar a correr y no volver la vista atrás; pero, no lo voy a hacer. Voy a seguir!!.... Voy a seguir!!.... a pesar de todo y de todos; porque tengo a mi lado al Dios de los imposibles, al Dios que me levanta una y otra vez, al Dios que me da nuevas fuerzas; aunque vayan pasando los años. El es mi Señor, lo ha hecho muchas veces en el pasado y lo volverá a hacer otra vez.
El es el Dios de los milagros y en El confía y espera mi débil corazón.
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