Introducción
1. Dios Creador - Dios Libertador
2. Letra que mata
3. Evolución y sentido
4. Variación y selección
5. Extinción
6. Racismo
7. Creación hoy
INTRODUCCIÓN[1]
En mi corta trayectoria como científico evangélico, me han llamado particularmente la atención dos grupos de personas con gran interés en discutir acerca de la idea de un Dios Creador.
Unos son los ateos (yo fui uno de ellos). Para este grupo, uno de los argumentos fundamentales de su fe (en la no-existencia de Dios) es que las descripciones científicas de los orígenes del universo y de la vida no se asemejan en nada a los relatos bíblicos sobre la creación, los que son descalificados como fábulas antiguas sin valor histórico ni científico.
El otro grupo (enemigo acérrimo del primero) asegura que dichos relatos bíblicos son completamente exactos en todos sus aspectos, por lo que cualquier descripción científica que no calce con ellos debe estar necesariamente equivocada. Estos son los “creacionistas”.
Parecen bandos opuestos y, sin embargo, piensan igual: la relación entre las descripciones científicas y los relatos bíblicos de la creación es un aspecto fundamental de su fe en la existencia o no existencia de un Dios Creador.
Muchos equívocos subyacen a este pensamiento. Revisaremos algunos de ellos, concentrándonos específicamente en el popular debate en torno a la evolución. La pasada semana vimos ya los cuatro primeros, hoy veremos el resto.
5. EXTINCIÓN
La extinción de especies es un aspecto incomprendido por los creacionistas. Lo equiparan con arrojar a la papeleraun dibujo que quedó mal hecho. Antonio Cruz lo expresa de manera melodramática:
¿Qué tipo de justicia divina sería aquella que permitiera el sufrimiento, la muerte y la extinción de tantas especies vivas, sólo para que al final aparecieran el Homo sapiens y los demás organismos del presente? ¿No sería tal creador culpable del dolor de sus criaturas? ¿No habría seguido un proceso cruel de tanteo al eliminar a tantos seres inocentes?[2]
He aquí otra lectura teleológica (y, por lo tanto, errónea) de un tema científico. Tiene
dos aspectos:
Primero, la evolución sería un proceso que tendría el objetivo de originar por azar (“tanteo”) a las especies actuales. Éste es un doble error. Desde el punto de vista científico (como ya hemos dicho), la evolución es simplemente un fenómeno que ocurre en las especies vivas; no tiene objetivo. Luego está el importante asunto de que, entre los mecanismos de variación genética y selección involucrados en la evolución, sólo algunos ocurren al azar.
Curiosamente, los creacionistas, tan críticos del “tanteo”, no han manifestado ningún problema al leer literalmente
Génesis 2. ¿No dice ahí que los animales surgieron cuando Dios trató de hacer por “tanteo” una compañía adecuada para el ser humano?
Segundo, la extinción implicaría “sufrimiento y muerte” de las especies surgidas por “tanteo”. Sin embargo, la extinción sólo implica pérdida del acoplamiento entre la especie y el ambiente. Esto puede deberse, por ejemplo, a cambios ambientales que generen efectos tan diversos como escasez de alimento o impedimentos para el apareamiento. Puede ser un proceso muy paulatino y no acarrea necesariamente una vida más corta o sufrida para los individuos de la especie.
Nuevamente es curioso constatar que los creacionistas tampoco tienen reparos en leer literalmente el relato del Diluvio (
Génesis 7), en que toda forma de vida, incluida la humanidad entera, fue sometida a sufrimiento, muerte y extinción por su propio creador, salvándose sólo una familia
[3].
6. RACISMO
En el confuso debate creación/evolución, ambos bandos se acusan mutuamente de racismo. Los creacionistas acusan a sus adversarios de enseñar una biología racista, ya que las especies y razas “más evolucionadas” serían “superiores” a las “menos evolucionadas”. Este argumento es errado, pues, como señaláramos anteriormente, la evolución no es un proceso de perfeccionamiento, sino simplemente de producción y selección de cambios genéticos propagables a lo largo de generaciones. A su vez, los creacionistas son denunciados por supuestos nexos con grupos racistas -incluido el mismísimo KKK- y por difundir la nefasta idea de la inferioridad de los descendientes de Cam
[4].
Dejemos a un lado aquellas confusas discusiones y, simplemente, leamos un breve escrito del famoso creacionista Ken Ham acerca de la eterna pregunta de quién fue la esposa de Caín
[5]. Tras una “conveniente” adición de detalles no escritos al relato bíblico, él dice que tiene que haber sido una hermana u otra pariente próxima, puesto que no podían existir otras potenciales parejas sobre la tierra. Entonces surge la pregunta natural: ¿Al unirse parientes tan cercanos, no habrán tenido hijos deformes o con algún otro problema genético? Ham dice que no, porque:
...cuando las primeras dos personas fueron creadas, eran físicamente perfectas. Todo lo que Dios creó era “muy bueno” (Génesis 1:31), así que sus genes eran perfectos ¡sin errores! Mas cuando el pecado entró al mundo, Dios maldijo al mundo de modo que la Creación perfecta empezó a degenerarse, es decir, a sufrir muerte y decadencia. Al cabo de miles de años, esta degeneración ha producido toda clase de errores genéticos en la materia viviente. Pero Caín era de la primera generación de niños de la historia. Él (al igual que sus hermanos y hermanas) no habría recibido virtualmente ningún gen imperfecto de Adán y Eva, ya que los efectos del pecado y la Maldición habrían sido mínimos al comienzo.
Hay una serie de problemas en esta interpretación. Sin embargo, lo más grave es que su lectura literalista le obliga a aseverar que todos somos descendientes de una sola pareja, descrita por él como genéticamente perfecta, pero que hemos ido haciéndonos genéticamente más imperfectos con el paso del tiempo.
Pasemos por alto el hecho de que el autor no da evidencia científica que apoye sus afirmaciones ni propone un mecanismo que explique cómo se generan estas “imperfecciones”. Pasemos por alto, también, que la lectura literalista de
Génesis 2 implicaría que el producto de la costilla no sería una mujer, sino un clon del ser humano original.
Lo más importante aquí es que si descartamos la evolución como mecanismo de formación de la diversidad genética y racial que observamos en la humanidad actual, sólo nos queda recurrir a la hipótesis de la “degeneración” de los genes que propone (sin respaldo científico) el propio Ham, una especie de “evolución degenerativa”.
En tal caso, podríamos empezar a imaginarnos qué apariencia habrían tenido Adán y Eva, aquella pareja “físicamente perfecta”. ¿Habrán sido blancos? Si eran de una cierta raza, entonces todas las demás etnias deben haber surgido por la acumulación de errores genéticos distintos debidos al pecado. Y si no era parte del plan de Dios que Adán pecara, entonces no era su intención crear una humanidad multirracial. Es decir, la diversidad humana que apreciamos hoy en día es en esencia pecaminosa. No debería existir. Entonces, tal vez deberíamos inspirarnos en los nazis y usar la ingeniería genética para desarrollar una raza superior que se asemeje genéticamente a Adán y Eva. ¿No estaríamos volviendo así al plan original de Dios?
Todas estas ideas racistas podrían concordar fácilmente con el pensamiento de Ham
[6].
7. CREACIÓN HOY
Ya hemos revisado algunos elementos básicos de evolución y parte de los errores comúnmente asociados a ellos y -desgraciadamente- esgrimidos como argumentos en el debate creación/evolución. Mucho se ha escrito en otras fuentes, por lo que es innecesario profundizar aquí
[7].
Podemos concluir este breve recorrido señalando que el debate entre ateos y creacionistas en torno a la evolución es simplemente inútil. Es un debate que ni siquiera debería existir, ya que se sostiene exclusivamente sobre la base de malentendidos.
Primeramente, porque los creacionistas no entienden qué es la evolución y, en segundo lugar, porque ninguno de los dos bandos parece entender qué es la Biblia. Cada texto de la Biblia debe ser puesto en su contexto histórico y literario, si queremos entender qué nos quieren decir sus autores. Por eso, no podemos debatir acerca de biología usando la Biblia, simplemente porque dicha ciencia (y cualquier otra existente en nuestro tiempo) es ajena al mundo de los autores de la Biblia.
Este debate es un diálogo de sordos en el que lo esencial se pierde en medio de detallismos inútiles. Al respecto, lo más lamentable es la falta de comprensión acerca de qué es la creación en la Biblia.
En la escritura hebrea, así como a lo largo de toda la Biblia, la creación no es el proceso por el cual el universo surgió de la nada[8], sino que es la acción de Dios que permite el surgimiento de un espacio de luz en medio de las tinieblas, un oasis habitable, una casa en donde todas sus criaturas puedan vivir en comunidad y plenitud
[9]. La creación es una acción continua de liberación y vivificación que Dios realiza a lo largo de la historia y que alcanzará su plenitud al fin de los tiempos
[10]. Yahveh formó a su pueblo para ser partícipe de esta labor:
Así dice el Dios Yahveh, el que crea los cielos y los extiende,
el que hace firme la tierra y lo que en ella brota,
el que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan.
Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé,
y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes,
para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso,
de la cárcel a los que viven en tinieblas. Isaías 42:5-7
En el Nuevo Testamento, esta labor se convierte en misión de la iglesia:
Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación;
pasó lo viejo, todo es nuevo. 2 Corintios 5:17
Ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida;
y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios. Romanos 6:13
La nueva creación, la nueva vida, es el centro de la auténtica vida cristiana y de la proclamación de la fe en el Dios Creador-Liberador que nos insta a buscar la justicia y la paz. Es la misma acción creadora de esperanza y sentido que tanta falta hace en este tiempo carente de horizontes.
Un profesor universitario chileno termina su recorrido por la historia de la ciencia con la siguiente reflexión
[11]:
La primera pregunta que enfrenta toda persona es qué va a hacer con su vida, pregunta que nadie le ha enseñado cómo responder, a pesar de ser clave en la trayectoria de toda existencia humana. Tal pregunta cobra especial relevancia en esta época, la cual se distingue por la muerte de los metarrelatos, lo que ha traído consigo la pérdida del concepto de sentido. No obstante, el hombre posmoderno, que no cree en el porvenir ni en el progreso, no se siente incómodo, y vive sin angustia en un gran vacío existencial.
¿Realmente vive sin angustia?
Autor: Felipe Elgueta Frontierse tituló con distinción como Bioquímico en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, Chile, en 1998. Poco después obtuvo el título de Profesor de Química en la misma universidad. Paralelamente, estudió diversas disciplinas musicales y empezó a trabajar como traductor en los ámbitos de la ciencia y la educación. Tras haber adherido al ateísmo, en 1999 se convirtió a la fe cristiana gracias al contacto con miembros de la Iglesia “Puerta del Rebaño”.
[3]Para una interpretación más adecuada del Diluvio, véase Hans de Wit (1988).
“La catástrofe”, Capítulo 5 de “He visto la humillación de mi pueblo”.
[6]Eso, sin contar que, siguiendo el literalismo de dicho autor (y su apresuramiento en citar el Nuevo Testamento), podría pensarse que, si los defectos genéticos surgen por efecto del pecado, entonces la conversión del cristiano implicaría también una regeneración genética, ya que “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (
2 Corintios 5:17, Reina-Valera). De este modo, todos los cristianos volverían a tener los mismos genes que Adán y Eva, conformando una raza perfecta. Gracias a Dios, esto no ocurre.
[8]Creatio ex nihilo(creación de la nada). Esta expresión aparece por primera vez en el texto de 2 Macabeos 7:28: “Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia”, tal vez como respuesta al desafío de la filosofía griega que concebía el universo como eterno. Frente a ello, la idea de creación de la nada ha pretendido explicar la superioridad y prioridad de Dios sobre el universo material creado. En cualquier caso, este debate es posterior a la problemática que se plantea en los escritos del Antiguo Testamento, que se pregunta por la organización del mundo que nos rodea (agradezco a Pablo de Felipe por haber aportado la versión actual de esta nota).
[9]Es el sentido de Génesis 1. Nótese que Dios inicia la creación abriendo un espacio de luz en medio de un oscuro caos de aguas primordiales preexistentes. Esas amenazantes aguas son las que representan la injusticia, la violencia y todo cuanto sea anti-creación y anti-vida. Tómense como ejemplos el
Salmo 69 (aguas=enemigos), los relatos de Noé y el arca (la creación es arrasada por el agua) y el escape de Egipto en Éxodo (Dios crea un camino seguro en medio del agua como acto de liberación; véase también
Isaías 43:2).
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