En su reciente visita a Alemania (22-25 Setiembre 2011), los asuntos ecuménicos tenían el centro del escenario en la agenda del Papa Benedicto. Cuando visitó el convento de Erfurt, donde el joven monje Martín Lutero estudió teología, el Papa se reunió con representantes de la iglesia protestante en Alemania (EKD), y pronunció un interesante discurso cuyo tema fue la pasión primordial y el legado de Lutero en el ambiente ecuménico de hoy en día.
Vamos a revisarlo brevemente.
1. LA ACTUALIDAD DE LA PREGUNTA DE LUTERO
Después de decir unas palabras de reconocimiento apropiadas para la ocasión, Benedicto señala, con razón, que
la pregunta fundamental de Lutero (“¿Cómo recibo yo la gracia de Dios?”) continúa teniendo un significado espiritual para nosotros. Aunque la mayoría de la gente parece no tener problemas de conciencia delante de Dios, la posición de Dios hacia nosotros y nuestra posición delante de El son problemas “reales” para toda la humanidad. El Papa quiere subrayar la interacción entre el sentido existencial de la fe (“¿Cómo yo…) y la salvación de Dios (…recibo la gracia de Dios?”) que era esencial para Lutero.
El otro punto principal sobre la importancia de Lutero se encuentra en su pensamiento y su espiritualidad “completamente Cristocéntricos”. Para Lutero, tal como lo reseña Benedicto, Dios no es una simple hipótesis filosófica, sino que tiene un rostro que nos ha hablado por medio de Jesucristo. Por consiguiente, “lo que promueve la causa de Cristo” es la obra impulsora del Reformador alemán.
La primera parte del discurso es un resumen respetuoso y justo de la visión teológica de Lutero, pero la segunda parte es incluso más interesante, cuando Benedicto indirectamente trata la cuestión de lo que sucedió después de Lutero.
2. DESPUÉS DE LUTERO… ¿DOS DIRECCIONES?
En la segunda parte el Papa hace alusión a
la situación ecuménica actual. Es evidente que después de examinar el mensaje de Lutero, quiere reflexionar acerca de donde se puede encontrar hoy su legado.
Según Benedicto existen dos corrientes y ambas le ocasionan problemas. La “geografía del cristianismo” se caracteriza por una “nueva forma de cristianismo” que es fácilmente identificable con las espiritualidades evangélicas y pentecostales, aunque estos términos no se emplean en el texto oficial, pero a las que se ha hecho referencia por parte de los periodistas que informaban del acontecimiento. Tendremos que hacer algunas observaciones sobre esta “nueva forma de cristianismo”, la cual el Papa relaciona con el protestantismo evangélico.
La otra corriente es la secularización por la cual “Dios es progresivamente expulsado de nuestra sociedad”. En nuestro contexto secularizado, las Escrituras parece que están encerradas en un pasado remoto y la fe se diluye. ¿Es esto una descripción de los fracasos del protestantismo liberal? Benedicto dice que Lutero ha sido una gran figura de la iglesia en todo el mundo, pero después de cinco siglos sus herederos, o bien van por mal camino en una “nueva forma de cristianismo”, o son un tanto responsables de la degradación que se observa debido a la secularización.
¿Dónde podemos encontrar hoy a Lutero? ¿Está diciendo el Papa, suavemente pero con firmeza, que el legado de Lutero es un fracaso? ¿Insinúa también que el remedio para las dos peligrosas direcciones es recuperar la dimensión católico (romana) mediante un compromiso ecuménico sereno con Roma?
3. LOS EVANGÉLICOS SEGÚN BENEDICTO XVI
Volvamos a la referencia hecha anteriormente a
“Una nueva forma de cristianismo”. Es interesante observar como la describe Benedicto, teniendo presente que esta descripción es también una valoración:
- Es una “
nueva forma de cristianismo”. Tenemos la impresión que el evangelicalismo es un nuevo movimiento religioso, con muy poco, si es que tiene alguno, sentido de la historia y de la tradición. Mientras que la Iglesia CR aprecia (y a veces idolatra) la continuidad, los evangélicos son gente de discontinuidad, que siempre necesitan algo “nuevo”, pero que no construyen sobre el pasado. Se dice que reflejamos la novedad de la fe cristiana a expensas del “viejo Evangelio” pasado a través de la historia.
- Se “
está extendiendo con un abrumador dinamismo misionero”.
El Papa sabe que el movimiento evangélico es la forma de cristianismo que se expande cada vez más por todo el mundo. Dice que esta información se la proporcionan los obispos de todas partes que se lo indican constantemente. El Vaticano reconoce el ímpetu misionero y el celo de este movimiento.
- Su dinamismo tiene lugar a veces de “
una forma alarmante”.
Hay algunos métodos, dinámicas y prácticas de las misiones evangélicas que asustan al Papa. ¿Es esto una crítica a los modos de proselitismo poco éticos? O, ¿es más bien una insatisfacción general con respecto al activismo evangélico y a su falta de “respeto” por las iglesias territoriales ya establecidas?
- Es una forma de cristianismo marcado por “
una escasa profundidad institucional”,
es decir, con poca conciencia eclesiológica y exiguo aparato eclesiástico. El evangelicalismo es más una “para-iglesia” que una iglesia propiamente dicha. Bonito comentario.
- También está marcado por la “
poca racionalidad”. ¿Está pensando en los tipos de evangelismo tales como “señales y prodigios”, “la salud y la riqueza”, “la experiencia vs lo racional” o la “fácil creencia”? Ciertamente,
está diciendo que el evangelicalismo en su conjunto no es un campeón del pensamiento racional.
- Todavía peor, esta forma de cristianismo tiene “
incluso menos contenido dogmático”. El Papa emite un juicio sobre la superficialidad doctrinal de gran parte del evangelicalismo.
Según él, los evangélicos no se distinguen por ser personas razonables, pero tampoco son gente doctrinal. Fuera de una vaga espiritualidad, no queda casi nada en su discernimiento.
- Finalmente, también tiene “
poca estabilidad”. La impresión que damos como movimiento es la de inestabilidad,
fragmentación excesiva, falta de cohesión y un cambio constante que no conduce a ninguna parte.
Estos comentarios acerca del evangelicalismo no son nuevos. El Papa Benedicto ya menciona algunos de ellos en el libro-entrevista de 2011
“Light of the World: The Pope, the Church, and the Signs of the Times” (La luz del Mundo: El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos).
[1]
Podrían desecharse como caricaturas injustificadas pero, en realidad, no lo son. Aunque sea doloroso, es saludable que nos preguntemos que clase de testimonio damos al mundo que nos observa. La lógica de la interpretación de Benedicto del protestantismo actual parece indicar que los herederos de Lutero, ya sean evangélicos o liberales, se desenvuelven mal.
Todos aquellos que comparten la pasión de Lutero por Dios y el amor de Cristo deberían reaccionar y vivir una fe bíblica, apostólica, protestante, despierta (siempre reformándose) y misionera, es decir, el evangelicalismo de los mejores tiempos. ¿Cambiará el Papa de opinión?
Traducción: Rosa Gubianas
[1] Ver Archivos del Vaticano nº 3, “El Papa dixit. La reciente entrevista a Benedicto XVI” (6 diciembre 2010).
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