Facio ergo sum

René Descates(1596-1650) popularizó la frase “cogito ergo sum” (pienso, por lo tanto existo). En el mundo pos moderno solo trasciende aquél que hace.

Imaginemos la escena que tiene lugar en la pequeña comarca de la provincia romana de Siria habitada por los descendientes del patriarca Abraham. Dominados férreamente desde Roma hacía más de 150 años, los sometidos debían cumplir estrictamente con el pago de los impuestos recaudados por sus connacionales al servicio del Imperio.

La religiosidad de los líderes judíos era tal, que las autoridades romanas habían delimitado áreas precisas de gobernabilidad, delegando en manos locales las cuestiones ligadas a tradiciones generadoras de irritación social. Esta diplomática salida les aseguraba ser reconocidos como fieles guardianes de la Pax romana. Uno de esos cobradores de impuestos, de nombre Mateo, nos muestra a Jesús enseñando al pueblo en el comienzo de esta era.

En el capítulo 25 del Evangelio de San Mateo aparece Jesús explicando a sus oyentes en qué consiste el reino de los cielosque había llegado y es presentado como el enviado de Dios que venía a liberarlos de la esclavitud del pecado. El maestro de Galilea les habla en parábolas.

Sin pretender aquí explicarlas o profundizar en sus enseñanzas; aún a riesgo de ser superficial, intentaré ver qué hay en ellas que nos ayude a comprender mejor cuál es nuestro rol como agentes de cambio en un mundo que gime por su redención (Romanos 8:22-23) y se debate de crisis en crisis buscando soluciones cada vez más esquivas y de dudosas consecuencias.

Mateo 25:1-13. La parábola de las diez vírgenesdescribe la costumbre del lugar y época en la que había doncellas encargadas de preparar a la desposada para la boda. Todas ellas tenían el mismo objetivo: esperar a que llegase el esposo a buscar a la esposa para la boda. El relato habla de dos grupos de a cinco y de idéntica apariencia. Sin embargo, a la hora de la verdad, se supo por qué unas eran las prudentes y otras las insensatas. Unas eran las preparadas para cumplir con su tarea. Las otras solo creían serlo.

Nosotros estamos rodeados de mucha gente que profesa perseguir objetivos similares a los nuestros. Hablamos animadamente con ellos y hasta nos entendemos usando de un mismo lenguaje. Pero, llega el momento en que descubrimos que nuestras intenciones no coinciden.

Porque las apariencias engañan, la enseñanza de Jesús apunta a mostrarnos que las obras externas de una persona que no mantiene una vida plena en el Espíritu Santo no son eficaces. Por más que haya mucha gente ocupándose en temas que hacen al desarrollo sostenible a nivel público como privado, todavía son demasiados pocos los que lo hacen como un acto de amor a Dios y al prójimo, sin segundas o egoístas intenciones. Se parecen con los agentes de cambio positivo; pero, en el fondo, son agentes del status quo.

Llegado el momento de la verdad, las prudentes no dieron del aceite de sus lámparas a las insensatas. Les indicaron dónde debían ir a por él (en el mismo sitio donde ellas lo habían obtenido). La razón de su prudencia es simple: para que haya luz suficiente la lámpara debe estar siempre bien alimentada. Los resultados de la diferencia quedaron pronto a la vista.

En el mundo actual ocurre igual que en el antiguo. La Agenda XXI[1] cumplirá 20 años en junio de 2012 y muchos de los gobernantes que se comprometieron solemnemente a ponerla en práctica en sus respectivos países no sólo vienen incumpliendo con ella sino que han sido hasta indolentes y egoístas, dando respuesta solo a los aspectos formales pero no a los vitales del compromiso. Esta actitud está generando muchas más preocupaciones que esperanzas.

Por nuestro lado, no basta que los discípulos de Cristo estemos técnicamente bien equipados; es imprescindible poseer una actitud de paciente, perseverante y activa expectación en Aquél que viene a redimirnos y a establecer con los suyos un nuevo orden en la Creación. No se entiende, por lo contradictorio, que haya quien diga estar esperando a Cristo y siga encerrado en su costoso castillo de cristal.

Preguntémonos qué ocurriría si el esposo llegase hoy por su prometida, la Iglesia: ¿entraría yo a la fiesta con él, o me dejaría afuera junto a los demás insensatos?

Mateo 25:14-30. En la parábola de los talentos, el señor confía sus bienes –tanto materiales como espirituales- a sus servidores para que se ocupen de trabajar idónea y eficazmente en su ausencia. Se va de viaje por un tiempo lo suficientemente largo como para permitirles desarrollar sus capacidades y fructificar con su trabajo.

Todo lo creado por Dios está bajo nuestra administración, para hacerlo crecer y multiplicar. El desarrollo sostenible es cumplir con el encargo que nos ha dado Dios a sus criaturas. Los que tienen al Espíritu de Dios no pueden hacer otra cosa que fructificar, reproducir, cumplir a satisfacción la tarea encomendada. Les resulta algo muy natural hacerla; y como inconcebible el dejar de hacerla.

Por el contrario, quienes sólo tienen buenas excusas para no cumplir con el mandato divino no podrán justificarse delante del Dueño que viene a por lo que le pertenece y puso a nuestro cuidado. Es muy interesante notar que a nadie se le pide más de lo que puede dar. Por el contrario, se alaba a quienes han interpretado fielmente la orden y dan de la misma manera en que han recibido. “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8).

Notemos que son solo los siervos fieles los que entrarán para ser gobernadores del nuevo orden. Los siervos miedosos e indulgentes no pasarán de su calidad de siervos; se perderán la gloriosa promoción y seguirán sufriendo la oscuridad de afuera.

Mateo 25:31-46. En la descripción de las gentes compareciendo ante el Rey que ha venido en gloria como Juez justo, hay una conclusión que involucra a las dos parábolas.

El Rey da a conocer una lista de acciones que fueron hechas, o dejadas de hacer, por cada uno de los presentes mientras él tardaba en venir (a desposarse o a recoger los frutos). Nadie parece recordarlas temporal y espacialmente con sus propias experiencias. En eso se parecen cuando preguntan.

Es interesante que se nos pedirá rindamos cuenta -lo sepamos o no– por todo lo que hayamos hecho o dejado de hacer, en relación con esa lista. El Rey se identifica con los hambrientos, sedientos, inmigrantes, desnudos, enfermos y encarcelados del mundo; de manera tal que quienes hayan asistido al prójimo en cualquiera de esas necesidades es como si lo hubiesen hecho a él. Todo acto realizado en el Espíritu de amor y entrega generosa por la Creación divina y por sus criaturas, es un acto dirigido a Jesucristo para el día de su regreso en gloria. Ellos son los que el Rey denomina “justos”.

Finalmente, Jesucristo está hablando de un nuevo orden proyectado desde lo invisible para ser disfrutado por los benditos de su Padre a quienes les da la bienvenida con esta frase: “heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

Nuestras decisiones de hoy son sostenibles (duraderas) y redundan en vida eterna o en condenación eterna, sea que actuemos positiva o negativamente como agentes de cambio, mientras transitamos en este mundo en crisis.¿Ya te has preguntado de qué lado estás?