Juan Antonio Llorente es un gran desconocido para el público en general, pero con su Historia crítica de la Inquisición en España abrió una brecha en la línea de flotación de la Iglesia Católica de su tiempo.Además promovió una iglesia española alternativa, regida por una constitución religiosa que cambiara a fondo la Iglesia ultramontana de España.
Fue Juan Antonio Llorente un hombre adelantado a su tiempo, aunque en la España decimonónica y mojigata de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, ser adelantado a tu tiempo era realmente sencillo. La sociedad vivía en las viejas glorias de la España Imperial, aletargada por una religión oficial fastuosa e inmovilista y unos gobernantes mal preparados y egoístas.
La llegada de Napoleón a España supuso un revulsivo en aquella sociedad anclada y primitiva. Una parte de españoles, no necesariamente los mejores, se unió a la resistencia contra el invasor, otra vio en la invasión la oportunidad de cambiar un mundo anclado en el más oscuro pasado. Llorente perteneció al segundo grupo.
El rey José le nombró Consejero de Estado para Asuntos Eclesiásticos, tras la huida de los franceses, Llorente se refugió en París, desde allí intentó regresar a España, pero la reacción antiliberal de Fernando VII se lo impidió. Como consejero intentó la modernización de la Iglesia con su l
Reglamento para la Iglesia española. Gracias a ese exilio forzoso escribió varias obras fundamentales, pero me gustaría destacar una:
Discursos sobre una Constitución religiosa considerada como parte de la civil nacional.
Al principio Llorente se presentó como simple traductor del texto, pero en una carta a Puigblach, autor de la
Inquisición sin máscaras, reconoció su autoría.
En su discurso sobre la constitución religiosa Llorente pedía cambios drásticos, que Menéndez Pelayo calificó como repletos de ideas protestantes.
Entre las propuestas estaba:
1.
Tolerancia religiosa hacia las minorías.
2.
Separación entre iglesia estado.
3.
Libertad de participación en los actos religiosos.
4.
No obligar a la confesión.
5.
Celibato únicamente para los mayores de 40 años.
6.
Supresión de títulos y cargos eclesiásticos inútiles.
7.
Matrimonio civil.
8.
Participación de los fieles en las decisiones de la iglesia.
9.
Crítica al papado y la jerarquía.
El libro de Llorente hubiera convertido a la Iglesia Católica en España una de las más avanzadas de su tiempo, pero Llorente fue finalmente marginado y expulsado del país, escapando a Madrid en el crudo invierno de 1823.
Murió solo y pobre, como la mayoría de los españoles ilustres. El famoso escritor Stendhall comentó de él:
“
Este pobre hombre expulsado de Francia en medio de un riguroso invierno, murió de frío y miseria en el camino a Madrid. Si hubiera escrito en sentido contrario hubiera sido obispo; su perseguidor es C”.
Llorente propuso una iglesia tolerante con las minorías a principios del siglo XIX, casi cincuenta más tarde, en la 1ª República, por primera vez se permitía o toleraba a otras minorías religiosas.
Lo triste es que gente como Llorente no hiciera la historia de España. La Biblia dice de ellos en Hebreos: “
de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”.
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