Un día, la mariposa cansada de tener que escapar, se plantó delante de la serpiente y le dijo: te voy a hacer tres preguntas, primero: realmente formo parte de tu cadena alimentaria? … No, dijo la serpiente. En segundo lugar, realmente yo te aporto algo como nutriente?... Tampoco!. En último lugar, dijo la mariposa... Entonces, por qué me persigues?..... Contestó la serpiente: porque vuelas y brillas.
Hace tan solo unos días que escuché esta ilustración y, realmente me encantó; fue el colofón a una excelente predicación. Cuando acabó la reunión, estuve hablando con una vieja amiga y me dijo, sabes? cuando era pequeña soñaba que volaba, que abría mis brazos al viento y que volaba desafiando al aire una y otra vez... En una ocasión, alguien me dijo: vuela!... vuela!... no dejes nunca de volar!!..
Yo había sido una de las personas que había encomendado aquella reunión en las manos del Señor y había pedido recibir palabra fresca, directamente salida del Trono y- decididamente- comprendí que Dios me había escuchado.
Aquella mañana habíamos salido de La Coruña con un tiempo gris y lluvioso, llevaba el corazón encogido por muchos motivos y necesitaba desesperadamente que La Palabra de Dios rociara mi vida. A medida que viajábamos, las nubes se iban diluyendo y la mañana gris se fue convirtiendo en un día azul y soleado. Sólo Dios conocía la situación interna de mi corazón, pero recibí la palabra exacta: VUELA!!!
No hace demasiado tiempo, alguien me llamó muy amablemente para invitarme a ir a su casa, tenía “un mensaje de parte del Señor” que me tenía que dar urgentemente, ufffffffffffffff... tiemblo cuando escucho algo así. Me recibió, me sentó frente a una mesa con una Biblia abierta y me empezó a reconvenir, después de perderse por las ramas una y otra vez y de decirme unas cuantas cosas, la conclusión del “urgente mensaje del Señor” fue: “ tienes muchos dones y demasiado visibles, hablas mucho y se te ve demasiado, tienes que ser menos vistosa, esconderte tras tu marido y ser una mujer sumisa”.... me ahorro el contaros como le contesté, lo dejo a vuestra imaginación, cualquier lector que me conozca mínimamente sabrá la respuesta.
Estoy más que harta de ver como las alas que mi Dios me regaló, sean vulneradas, apedreadas, tiroteadas, apuñaladas, cortadas y ensangrentadas.
Hubo un momento de mi vida en el que, prematuramente, mis alas se envejecieron como las de un águila. Tenía dos opciones, volar a suelo raso, lamentándome y llorando mi situación o subir a lo más alto y escarpado de la montaña, encerrarme allí por un tiempo, y romper con fuerza mis alas dolidas y gastadas, mi pico y mis garras. Así lo hice y – cuando me di cuenta- tenía de nuevo unas alas preciosas, un pico hermoso y unas garras llenas de fuerza y con ímpetu nuevo que sólo podía venir de Dios; me lancé a volar por los aires alto, muy alto, cerquita del cielo y muy lejos del suelo sucio y oscuro.
Muchas han sido las veces que me han querido volver a herir las alas, me han tocado muy cerca y me han rozado; pero no han podido volverme a destruir.
Recordáis la historia de la mariposa y la serpiente?... El único objetivo de la serpiente era destruir a la mariposa porque volaba y porque brillaba.
Aquel día que comenzó gris y triste, ese día si recibí -de verdad- Palabra del Señor y esta fue: VUELA!!.... Miré todo lo que me rodeaba, tomé impulso y, como una flecha, me lancé a los aires planeando alto sobre las escarpadas rocas, las copas de los árboles y las altas y encrespadas olas del mar...
El Señor Jesús dijo: “El que cree en mi, de su interior correrán ríos de agua viva”. Hace muchos años que mi vida está anclada en Cristo, he volado, sigo volando y quiero seguir volando.
POR FAVOR, DEJADME VOLAR EN PAZ!!!
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