Por desgracia, algunas personas tienen la respuesta.
Según el movimiento mundial "Stop the Traffik"[1], algunos niños se venden como esclavos por apenas 20 dólares cada uno. La ONU afirma que la trata y el tráfico de personas es una de las industrias delictivas que está experimentando un mayor crecimiento a escala mundial
[2], en concreto, se facturan 9.500 millones de dólares anuales a través de estas prácticas
[3].
Los seres humanos muestran una tendencia natural a apreciar a sus conocidos y seres queridos y a otorgar menos valor a los que no les son cercanos.¿No es así? La mayoría de nosotros es capaz de olvidar el número de fallecimientos producidos a causa de una catástrofe natural en cuestión de segundos, tan pronto como el presentador de noticias pasa a la sección de deportes.
Por contraposición, la Biblia pone de manifiesto una perspectiva radical sobre este tema. Se afirma que la esencia del valor del ser humano radica en su semejanza con Dios.En el primer capítulo del primer libro podemos leer lo siguiente:
"Y Dios creó al ser humano a su imagen;
lo creó a imagen de Dios.
Hombre y mujer los creó"
[4]
El doctor Krish Kandiah, ex profesor de la Universidad de Oxford, sugiere la existencia de tres elementos que dotan de valor a una imagen: quién la creó, qué aparece representado y el precio que alguien esté dispuesto a pagar por ella[5].
Sus observaciones nos pueden ayudar a comprender mejor la perspectiva cristiana con respecto a la valía de la vida humana.
En primer lugar, el hecho de que todos los seres humanos hayan sido creados por Dios nos proporciona un valor y una identidad intrínsecos.Una de las razones por las que
La Mona Lisa se valora tanto es que su autor fue
Leonardo da Vinci. El valor de nuestra vida no depende de lo que hayamos hecho con ella, sino de que fuimos creados por Dios.
En segundo lugar, el valor de una imagen depende de lo que se represente en ella.Una revista puede llegar a pagar una cifra desorbitada por una buena fotografía de
una estrella de Hollywood. Sin embargo, no darían ni un céntimo por una imagen en la que apareciera yo, por poner un ejemplo. Según el doctor Kandiah, "la cosmovisión cristiana sostiene que estamos hechos a imagen del ser más significativo y valioso del universo y que, por ello, una vida humana debería costar una fortuna"
[6]. Todas y cada una de las personas que pueblan la Tierra son nada más y nada menos que un reflejo de Dios mismo.
El precio que un comprador esté dispuesto a pagar por una imagen también determina su valor.Por ejemplo, algunos cuadros de
Picasso están valorados en más de 100 millones de dólares, porque existen compradores proclives a pagar esta cantidad. De acuerdo con las Escrituras, el precio que Dios estaba dispuesto a pagar por reconciliarse y por recuperar los lazos con la humanidad fue la vida de su propio Hijo, el precio más alto que podía haber pagado.
Cuando se tiene la vida humana en tan alta estima, suceden cosas extraordinarias en el mundo. Por tanto, no resulta sorprendente que los fundadores de las principales organizaciones humanitarias albergaran tales convicciones.
Entonces, ¿cuánto valemos? Desgraciadamente, algunos nos valoran en 20 dólares. ¿Qué te parece? En mi opinión, Dios tiene la mejor respuesta.
[2] http://www.acnur.es/noticias/notas-de-prensa/188-la-trata-de-personas-una-industria-criminal-de-rapido-crecimiento
[5] Krish Kandiah,
Destiny: What’s Life All About? [El destino y el significado de la vida], p. 24 [Traducción libre]
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