Ulrico Zwinglio es el impulsor fundamental de la Reforma en la historia de Suiza. Nacido en el año 1484, Lutero nace un año antes. Por tanto estos dos personajes pertenecen a la primera generación de la Reforma.
Zwinglio vino al mundo en una pequeña localidad llamada Wildhaus, en el valle de Toggenburg. Su tío, diácono de Weesen le instruyó en sus primeros conocimientos de latín, fue a las escuelas de Basilea y Berna y cursó en Viena los estudios universitarios.
Zwinglio pudo aprender de profesores como Glareano y Vadiano, que le ayudaron a tener una educación esmerada en todas las artes: los clásicos, geografía, matemáticas y medicina. El joven suizo fue expulsado de la universidad, y aunque desconocemos las causas, podemos imaginar que sus impulsos juveniles pudieron influir en su desgracia. Poco tiempo después va a ser readmitido y podrá terminar sus estudios.
Se traslada a la Universidad de Basilea, licenciándose en filosofía en 1506. En esta ciudad conoce a Tomás Wyttenbach, profesor de la “vía antiqua”, que al parecer influyó notablemente en su alumno. Ese mismo año Zwinglio se convierte en sacerdote y continuó sus estudios.
Entre sus viajes están dos visitas a Italia acompañando a tropas suizas. Después de su corto periodo como capellán del ejercito e impresionado por la crueldad de la guerra decide cambiar de ambiente, relacionándose con diferentes intelectuales de su época. Su capacidad y elocuencia llega a oídos de Erasmo, una de las personas que más admira.
En el año 1516 acepta la prebenda de Einsiedeln, donde combate contra el vendedor de indulgencias Bernardino Samson. Dos años más tarde gracias al apoyo de su amigo Osvaldo Miconio es nombrado predicador del pueblo en la catedral de Zúrich (1518). Algunos se opusieron al principio acusándole de haber mantenido, dos años antes, una aventura con la hija de un barbero.
Algunos historiadores han visto en este hombre a un simple teólogo frío,preocupado de los temas religiosos de una manera más bien superficial.
Aunque en la actualidad, tras el trabajo desarrollado por diferentes historiadores suizos, ha echado por tierra esta idea.
Sus ideas están influidas por la “vía antiqua”, Escoto y el platonismo de la Academia Florentina. Otro de sus aportes fundamentales son las ideas de Erasmo, por las que se vuelca en el estudio del griego y de los santos Padres (S. Jerónimo y Orígenes). Pero la piedra de toque será su lectura de San Agustín. También dio gran importancia al estudio del Antiguo Testamento.
Su conversión, aunque paulatina, se consuma en el año 1516, tras una profunda crisis espiritual.Zwinglio va a encontrar en las Sagradas Escrituras un gran consuelo. Otro de los momentos de gran angustia que tiene que pasar el Reformador Suizo, es en el año 1519, ya que una grave enfermedad le llevó a las puertas de la muerte. Aficionado a la música como Lutero en sus horas de aflicción compone uno de sus mejores himnos, he aquí un breve fragmento: “Estoy en el puerto, repárame o húndeme”.
El mismo testimonio de Zwinglio demuestra que su conversión fue mucho más que una simple aseveración intelectual. Leamos un breve fragmento de su confesión: “Finalmente llegue a la conclusión de que tenía que “abandonar todo el resto y estudiar el significado de lo que dice Dios en su misma Palabra”. Entonces pedí a Dios que me iluminara y se hizo en mí la luz”.
El 1 de Enero de 1519 Zwinglio predica en la Catedral tan sólo asistido por su Nuevo Testamento, predicando la palabra pura. La Reforma ha comenzado en Zúrich.
En contra de lo que podamos imaginar Zwinglio nunca fue un gran orador, tal vez por su débil voz o por sus problemas de visión. Aún así la Reforma Suiza comenzó y se extendió gracias a su tesón y trabajo.
El primer objetivo a combatir fue el tráfico de hombres para la guerra.Suiza vivía de la exportación de mercenarios a las principales potencias del momento. Zwinglio, que había sido capellán militar, sabía la sangría que cada año rendía la juventud suiza a la guerra. Por ello se opuso abiertamente a este tráfico.
Su libro Eine Göttliche Ermahnung (1522) es una auténtica condena a la guerra y al mecenazgo.
La predicación del Reformador Suizo era mucho más estricta y bíblica que la del mismo Lutero. Buscando en las Sagradas Escrituras toda la fuente de inspiración para sus ordenanzas y enseñanzas.
Zwinglio cambia toda la forma de culto, apoya a un grupo de seguidores y amigos que en el año 1522 rompen con el ayuno del Miércoles de Ceniza, aunque él no llega a comer nada.
Solicita al obispo de Constanza la legalización del matrimonio de sacerdotes. Naturalmente este se niega y manda un escrito, Zwinglio le responde con sus famosos Artículos.
“Los Artículos” del Reformador Suizo son una verdadera exposición de sus creencias. En ellos cuestiona la autoridad papal, la transustanciación, la intercesión de los santos, los ayunos y peregrinaciones (1523). Todo el libro está basado únicamente en citas bíblicas. Ese mismo año mediante debate público se discuten los artículos. El obispo de Constanza manda a Juan Faber como su representante. Zwinglio expone todas sus ideas, Faber pide la presencia de un juez imparcial, pero el Reformador Suizo alega que “el Espíritu de Dios en la Sagrada Escritura es el juez”.
Pocos meses después se destruyen todas las imágenes de las iglesias. En un debate a finales de ese año León Jüd, uno de sus colaboradores, crítica el culto a las imágenes; el Reformador hace algo parecido con la misa.
Su mensaje e influencia seguirán presente en la Iglesia Suiza. Se ha acusado a este reformador de belicoso, tanto con las palabras como con las armas. La verdad que siempre abogó por la paz, aunque no dudó en usar la violencia en casos extremos. Tal vez aquí se equivocó.
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