Kaká o Juan Luis Guerra han tenido muchas oportunidades de dar testimonio de su fe en entrevistas o declaraciones a la prensa. Otros famosos optan por escribir un libro con su historia, como la cantante portorriqueña Julissa, o el humorista argentino (fallecido en mayo de 2006) Jorge “Gordo”Porcel.
Justamente, uno de los personajes femeninos más destacados en los programas televisivos de Porcel, ha publicado un libro: Amalia González, ex vedette conocida en el ambiente como “Yuyito”.
“De la fama a la fe” se titula esta autobiografía testimonial.“Es un género que descubrí a partir de mi conversión al Evangelio. Es una forma de compartir este cambio en mi vida”, expresó la autora en una entrevista periodística.
Alejada de las tablas, Amalia se encuentra ahora más involucrada en los medios que antes. “Me he vuelto una comunicadora. Los circuitos son distintos, por fuera del ámbito comercial. De hecho, estoy produciendo dos programas que, si Dios quiere, se verán en canales abiertos”, comenta en una entrevista publicada en mayo.
DE LA FAMA A LA FE
El interesante libro publicado por SAGEPE ediciones muestra el impacto de la fe en la vida de una actriz, de una vedette, o simplemente de una mujer con necesidad de Dios.
En ocasión de la presentación de la obra, realizada en diciembre de 2010 en el Patio Thames en el barrio de Palermo, Buenos Aires, Argentina, Amalia González respondió a las preguntas de la reconocida locutora y periodista, Graciela Garzòn, quien también abrazó la fe cristiana.Luego los medios tuvieron oportunidad de hacer preguntas y hasta tener entrevistas exclusivas con la mujer que dejó las tablas por el poder transformador de la Cruz.
Estuvieron presentes en el acto Jorge y Susana Ibarbalz, pastores de Amalia, quienes dieron testimonio del cambio de vida de la actriz. Ibarbalz destacó el compromiso en ética, integridad y amistad de la actriz con la comunidad de fe en la cual se encuentra inserta.
Por su parte, Sandra Pedace, directora de SAGEPE, destacó el creciente interés que el mercado otorga a lo mediático y lo positivo de dar a conocer el detrás de escena de un personaje como Yuyito, que luego de encontrarse con Dios ha sabido aprender de sus errores y ahora puede aconsejar sobre temas tan importantes como la inseguridad en la adolescencia, los complejos de inferioridad, el deseo de ser famoso a cualquier precio, los excesos, la exigencia de la vida mediática y luego la crisis.
“Esto es de vital importancia. Por ello decidimos publicar su libro y apoyarlo en todo sentido. Somos su editorial y somos los responsables de distribuir este bellísimo libro a todo el país”, dijo.
TESTIMONIO VIVO
De joven, la actriz, buscó la fama, dinero y éxito. Cierto día todo se desvaneció y descubrió que la felicidad no es cuestión de rating ni de reconocimiento. No es cuestión de un nombre mediático, sino que implica algo más.
“En un momento la búsqueda del espejismo de la fama, los halagos, la seducción, el reconocimiento público, el dinero, perdió todo sentido para mí y se desvaneció. Aún con un nombre vigente y con todo para seguir por muchos años, se me hacía insoportable la idea de continuar siquiera un minuto más con el estilo de vida que llevaba. Sin dudas había buscado mi felicidad en el lugar equivocado”, reconoce la ex vedette.
Llegado a este punto, se le plantearon varios interrogantes: “¿Quién iba a ser si dejaba de ser Yuyito? ¿Qué otra cosa sabía hacer para ganarme la vida? ¿Cómo iba a sostener económicamente el consumismo al que estaba acostumbrada? Necesitaba urgente un cambio de vida, pero ¿cómo sería posible? Tantas preguntas, que necesitaban respuestas rápidas que yo no quería afrontar, me colocaron en una verdadera situación de crisis. Cinco años después de aquel momento puedo afirmar que esa crisis fue la gran oportunidad para sanar cada área de mi existencia y que el proceso todavía continúa de victoria en victoria”.
“Tal vez seas tú quien hoy está diciendo ‘basta’ a una forma de vida o a algún aspecto de tu carácter, a algún recuerdo que te persigue, alguna culpa que da vueltas en tu cabeza y te roba la paz. Por eso quiero que sepas que sea cual sea nuestra circunstancia, dolor, escasez, pérdida, hay alguien que puede sanar las heridas de nuestro corazón, alguien que tiene una vida nueva para regalarnos, que perdona los errores del pasado, nos da una mente nueva, nos consuela, seca nuestras lágrimas y nos brinda su mano para caminar una vida distinta junto a Jesucristo”, asegura hoy Amalia con fortaleza y convicción.
Un día decidió reunir a sus hijos para contarles sobre el milagro de la obra del Espíritu Santo.“Esa fue la primera palabra del evangelio que di para otros, y tuve el privilegio de que sean mis propios hijos. Todos en casa comenzábamos a ver el mover de Dios”, expresa emocionada.
“Dios hizo y sigue haciendo una obra de restauración en mi casa, en mi persona, poniéndome en el lugar de mamá que Él quiere para mis hijos, de ama de casa ocupada en las necesidades de la familia. Quebró ese modelo de mujer desvalorizada que se había fijado en mis pensamientos, y me colocó en un lugar de privilegio como autoridad espiritual sobre mi familia. El aceptar a Cristo provocó un terremoto que afectó todas las áreas de mi vida”, confiesa González en su libro.
LA PAZ INTERIOR
En una entrevista reciente le preguntaron cómo ve ella hoy a la Amalia que fue, a lo que respondió sin titubear: “Como algo del pasado. Como una manera de vivir que no me convenía”. Qué manera simple y hermosa de referirse a su propia experiencia sin Dios. “No me convenía”.
Sin usar un lenguaje religioso, Amalia trasmite un mensaje que cualquiera puede comprender.“Mi vida hoy es más rica en muchísimos aspectos, más amplia, con proyectos, con realidades, actividades nuevas. No extraño para nada la actuación y las tablas. Pienso que fue una etapa, con un objetivo alcanzado, pero que con el tiempo no cubrió mis necesidades”.
Cuando le mencionan que ella siempre ha sido una mujer que le dio mucha importancia a la estética, no duda en responder que sigue cuidando su cuerpo. “Tal vez en el afán de estar bella lo maltrataba bastante, con tratamientos y también mirándome continuamente”. Hoy un nuevo elemento ha entrado en juego en el cuidado de su cuerpo: “La paz, que se relaciona con mi manera de comer, con no consumir alcohol, no fumar, y también con cuidarme de lo que escucho y con quién me vinculo”
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