Breviario del sosiego/ 70

Darte Amor y alcanzar el Centro de la llama.

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Breve resulta el poder de los confusos. Breve, pero acobardante.

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En frágil rama de la primavera va creciendo una negra telaraña.

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Extraña plenitud cuando formamos un único cuerpo, cuando más abarcamos sintiendo que aplazamos la muerte.

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Todo es inmundicia, hasta los elegantes trajes, si no estás embriagado de Amor.

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¿Qué flor es esta que no se marchita nunca? ¿No será una y otra flor diferente, de cuya renovación no nos percatamos?

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Dices: “Justicia o Equidad para ellos; todavía”. ¿Sabes, cristiano, lo que dices?

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La oración, a veces, requiere frenar los labios. Gran derrota (la peor, si cabe) obtendrá quien no es consecuente con aquello que en alto vocea.

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Sentido das a mi deseo, a mi querencia más allá de los besos.

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Prevaricadores hay en todas partes. Si a un juez prevaricador se le inhabilita para el ejercicio de su cargo, ¿qué hacer con un pastor de almas visiblemente escorado?

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Olvida las desesperanzas y pliega el eterno rumor que te arrastra a no Ser.

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Recibiste consuelo de un ateo. Su mano sobre tu hombro te hizo dudar, no de Cristo, sino de cierta fraternidad que no siente o no demuestra.

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Pura perorata. Y ante la multiplicación de sus palabras vanas parece envanecerse más. ¡Pobre hombre, tan joven y ya perdido en discurso tan mortecino!

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Disciplina para amar al prójimo. Ten igual o mayor disciplina para resistir a la voluntad de estar sermoneando sólo sobre una o dos cuestiones complementarias del mandato de Cristo. Firma un armisticio (contigo mismo) y dedícate a amar al prójimo, sea de tu país o llegado de lejos.

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En el mundo rico hay pobres. En el mundo pobre hay ricos. Pero una diferencia esencial está en las cestas sobrantes, en los alimentos por caducar que se echan a la basura.

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Canciones con letras leprosas que sólo confunden. Canciones de las que tienes necesidad de huir. Canciones sin deseo conseguido. Canciones de los que entonces fingen. Canciones por las que de pronto el cielo se torna negro. Canciones con letras que se corrompen solas…

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¿Qué ocultas detrás de tu apariencia? Yo muestro las semillas. ¿Y tú?

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¡El corazón no admite descansos!

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No te quedes expósito en la nada. Sé que es largo el camino y que ya no sabes cómo andar, pero siempre existe otra realidad más poderosa o un memorable viaje por el que merece dar unos pasos más.

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Sin el plomo de la culpa es como vas bebiendo el día.

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Pido una canción que se demore en el alma; una canción que mi carne no olvide.

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Que tu palabra no sea rancia ni vaya cojeando por la vida.