La paz, manantial escondido

30 de enero día de la paz

Este tiempo en que vivimos
ya nos fue profetizado
dándonos clara evidencia
de nuestro demente estado
basado en la prepotencia
y un orgullo incontrolado.

¡Cuánta locura, oh Dios! ¡cuánta inconsciencia!
pese a los muchos dones recibidos,
el físico vigor, la inteligencia,
la voz verbal cual luz de los sentidos.

Vista, tacto, fragor en los oídos
con que captar las notas que sonoras
conmueven nuestro ser con sus sonidos
por medio de sus líneas transmisoras.

Nos diste un entorno que decoras
con vida que palpita de forma diferente
que con sabiduría y con amor controlas
sin que lo analicemos de forma consecuente.

Nos abriste además la línea trascendente
para unirnos a ti en paz y en armonía
dándonos en Jesús la luz que, refulgente
hacia el trayecto eterno nos conduce y guía.

El mundo de hoy, incauto todavía
no ve lo que le otorga Tu clemencia
dándonos ocasión día tras día
de ver que de ti emana la fuente de la Ciencia.

¡Gracias por tanto amor! ¡tanta paciencia!
¡tanta benignidad no comprendida!
al prometer de nuevo la presencia
de Tu hijo Jesucristo en la excelencia
de Su Segunda y magistral Venida.

Fecha que por amor dejaste escondida
a causa del pecado de imprudencia
al que la humanidad fue seducida
y en el que hasta hoy aún sigue sometida
sin ver su destructora consecuencia.

Cúbrenos con Tu luz y su afluencia
pues solo en ti la Paz tiene su fuente,
Paz que en Cristo nos diste cual herencia
a compartir en ti con todo ser viviente
¡Hazla visible, oh Dios, y refulgente!

Clara Rosigue
(Revista Nosotras)


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