¡Qué belleza de libro!
Hay libros buenos, hay libros menos buenos (ninguno malo), hay libros de una delicadeza tal que al leerlos, las palabras se nos clavan en el alma como delgados alfileres de oro.
El que estoy comentando es un libro para aquellos que quieran tener una relación amable con la literatura, un conocimiento vivo y directo de la emigración y el exilio. La gramática de los desplazados y la poesía de los hechos que en algunos casos protagonizan son, en estas páginas, una forma de magia que posibilita observar experiencias y compartirlas al mismo tiempo desde la distancia.
En estos momentos en que la actividad política se degrada hasta extremos repulsivos y nubes negras de xenofobia cubren los cielos de Europa y de Estados Unidos, el corazón danza de gozo al leer una de las citas que abren el libro. Es de Juan Gelma. Dice así: “No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no por la fuerza. La gente queda dolorida. Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y nos cortan la lengua, la lengua, los colores”.
El libro se abre con breves palabras de Juan Vicente Herrera Campo, presidente de la Junta de Castilla y León. Recuerda a los 28.000 castellanos y leoneses que viven actualmente en Argentina y reconoce que tiene una deuda con ellos. Más grande deuda tiene España con los millones de aquí nacidos y que viven o malviven en otras tierras. Más de lo que hace debería hacer por ellos. El presidente castellano no quiere olvidar a los suyos: “Trabajamos para que se sientan cerca de esta comunidad, que es también la suya”. Dos párrafos abajo, en la misma página, explica el sentido de este bienlogrado libro. Así escribe: “
Corazón de cinco esquinas es un sentido y cuidado proyecto literario que reúne en un mismo volumen textos de escritores porteños y castellanos y leoneses con la literatura y el idioma español como vehículos comunes para expresar sentimientos”.
Alzado el telón, comparecen en escena hasta 32 actores de primera fila que mediante la escritura van contando sus particulares e íntimas historias. Aunque esto suponga robarle espacio al artículo que estoy escribiendo, tengo el capricho y me tomo la licencia de grabar aquí sus nombres. Parece que así nos sentimos más cerca de ellos, aún cuando no sepamos quiénes son. Qué importa. Son, es suficiente. Son éstos, ellas y ellos: Telma Luzzani, Jesús Fonseca, Pedro Luis Barcia, Kalma Barsy, Jesús Hilario Tundidor, María González, Enrique Battaner, Hugo Mújica, Manuel Carlos Palomeque, Jorge palomar, Pablo del Barco, Norma Huidrobo, Antonio Colinas, Inés María Correas, Carlos Aganzo, Eduardo Margareto, Miguel Elías, Andrea Gelsí, Boris Rozas, Rodrigo Pérez, Mario Santielo, Luis González, Gonzalo Santonja, Oscar Esquivas, Raquel N. González, José María Muñoz, Sonsoles Sánchez-Reyes, Ana Beccin, Martín A. Arias, Carmen Ruiz Barrionuevo y Alfredo Pérez Alencart, editor de la obra.
De los 31 autores que escriben en CORAZÓN DE CINCO ESQUINAS, 15 viven en España y aquí cultivan la literatura y la pintura. Otros 14 viven en tierras de MARTÍN FIERRO, Argentina. Uno es uruguayo y otro peruano español.
Valga decir que en los escritos que aportan, en las historias que cuentan, algunas de las cuales he leído con verdadero deleite, especialmente las que entroncan con temas literarios, tengo la certeza de encontrarme con escritores de talla, mujeres y hombres que manejan con autoridad la idea y la palabra, el conocimiento y la sensibilidad. Textos como “Delibes y la Argentina”, “Borges poeta o el ruiseñor de Teócrito” “Alberti y Bécquer por Buenos Aires en la arbolada del exilio”, prenden al catador de buena literatura y aumentan el valor de esta obra imprescindible.
Luminoso, esclarecedor, penetrante al artículo de Pérez Alencart en torno a “Unamuno y Buenos Aires”.
Desde que en 1952 Juan A. Mackay publicara su libro sobre Unamuno y el protestantismo, otros autores, aquí en España, han seguido el rastro. El amplio ensayo de Alencart, quince páginas de texto apretado, nos descubre la relación de Unamuno con Argentina, su amistad con escritores de aquellas tierras, la correspondencia que mantuvo con españoles allí exiliados y con nacidos en la tierra que produce trigo y carne en abundancia.
Dice Alencart que las primeras cartas de interés que Unamuno dirige a Buenos Aires sobre inmigración y literatura tienen por destinatarios a los vascos Juan Azardun y Pedro Jiménez de Ilundain y al salmantino Casimiro Muñoz. En el diario bonaerense LA NACIÓN, Unamuno publicó muchos artículos. En marzo de 1927 escribe una carta a Borges, la única que se conoce dirigida por el autor de LA AGONÍA DEL CRISTIANISMO al autor de EL ALEF.
CORAZÓN DE CINCO ESQUINAS, que abre Juan Vicente Herrera Campo, lo cierra Alfredo Pérez Alencart con un final que titula “¿Epílogo a la migrancia?”. Nacido en Perú, Alencart reside en España. Se considera “peruano-salmantino”. Desde 1987 es profesor de Derecho del trabajo en la Universidad de Salamanca. Me consta que ha sido el promotor y el alma de este libro.
Alencart es poeta. Sobre todo poeta. Uno de los grandes poetas hispanoamericanos y europeos de nuestro tiempo. Hay en la poesía de Alencart una gran coherencia y altura, una estética que implica la idea de qué debe ser la poesía en su función social, tema que domina desde su cátedra del trabajo en la Universidad. Tras recordarnos que las migraciones, los exilios, la búsqueda de pan “marcan de forma indeleble el corazón de los ciudadanos de Buenos Aires y de toda Castilla y León”, el autor dedica estos versos a las generaciones de emigrantes.
Buenos Aires,
corazón de cinco esquinas
recibiendo
lágrimas irreprimibles
del que llegaba en ayunas,
huérfano de esperanza.
Gran marejada
utilizó tu oxígeno
en un tiempo maravillado.
Su memoria
tal intención profunda,
generaciones van,
generaciones vienen.
Al finalizar el comentario a este libro me queda el sentimiento de que por imperativo de espacio no he dicho todo lo que quería de él, pero amo lo que he dicho.
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