La mostaza

La mostaza es una salsa. Pero también una semilla y una planta. La planta es una hortaliza que alcanza una altura entre ochenta centímetros y un metro aunque se habla de variedades que alcanzan dos metros y medio y, excepcionalmente, hasta de cinco metros.

CARTAS DE UN AMIGO AUTOR Luis Ruiz D. 16 DE OCTUBRE DE 2010 22:00 h

En palabras del propio Cristo las aves del cielo buscan protección en su sombra anidando bajo sus ramas.

El ave “valores” encuentra su hábitat en colectivos-mostaza para desarrollar sus principios de quita y pon. Asume los valores elevados y los proclama con ardor, hasta los impone a terceros usando el control y la fiscalización. Los practica a la vista de sus correligionarios en un alarde de auténtica maestría hipócrita. Luego en lo secreto, en lo oculto o en la distancia no sólo prescinde de ellos sino que su comportamiento es simplemente contrario. Esta ave consigue mantener su imagen de bondad tras la que oculta una realidad tan pervertida como perversa con lo que la salsa llega a ser más que ácida, repugnante.

El ave “verdad” suele anidar bajo la sombra de esos colectivos-mostaza. Nadie sabe a ciencia cierta cómo se desarrolla su dinámica. Consiste en que uno miente y quien le escucha sonríe como si estuviera ante una gran verdad y la creyera sin reservas pero es consciente de la falsedad del primero. El paso del tiempo y la costumbre se encarga de que eso llegue a ser mutuo y recíproco, bidireccional y multilateral y para entonces se ha convertido en una viscosa salsa en la que el gran embuste acaba por corromperlo todo.

Tampoco falta el ave “transparencia” que se considera en el derecho de tensar la cuerda, agredir, envenenar, calumniar, insultar, traicionar, enviar mensajitos indirectos, camuflados y hasta encriptados. Recurre a los anónimos si le apetece, sin medida ni control, dando rienda suelta a la fiera que llevan dentro, creyendo ingenuamente que nadie la identifica.

Pasado un tiempo prudencial, a su comodidad, considerándose cargada de razón y llena de justicia propia y sui generis reparte carnés de rencorosos a quienes antes ella misma agredió y maltrató sin piedad acarreando sobre si su desconfianza. A eso lo llaman cristianismo práctico y se extrañan de quienes mantienen las debidas precauciones no les crean en lo que predican. En este caso la salsa es venenosa.

Por fortuna quedan aves que partiendo de una fe pequeña como un grano de mostaza pero sincera y sin doblez, desarrollan su planta y elaboran su salsa. La fe en el Cristo como Dios y salvador, aunque sea de escasas dimensiones otorga a quien la ejerce poder extraordinario capaz de elevarse por encima de las adversidades y la capacidad de seguir al Maestro, aunque sea con dificultades.

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