Rellenando los huecos del holismo

A fin de facilitar una conversación global auténtica, pedimos a diversos líderes cristianos de todo el mundo que respondieran a los artículos principales de la “Conversación Global de Lausana”. Los puntos de vista expuestos a continuación no necesariamente representan a la revista Cristianismo Hoy ni al movimiento de Lausana. Simplemente están pensados para estimular el debate desde todos los diferentes puntos de vista y segmentos de la comunidad cristiana. Por favor, contribuid con vuestra perspectiva y opinión dejando un comentario, de tal manera que esto nos ayude a aprender y crecer juntos en la unidad del Espíritu.

Los cristianos se han vuelto tan adictos a la teología reduccionista que miles de denominaciones se han alejado de las enseñanzas de Jesús. Muchas de estas versiones de cristianismo se diferencian entre ellas por pequeños matices hermenéuticos, prácticamente imperceptibles al ojo del no entendido en teología. Otros, sin embargo, sostienen que el corazón del Evangelio late en el interior del las incubadoras de sus laboratorios doctrinales, calificando por lo tanto de versiones diluidas de cristianismo al resto de visiones. Algunos escindidos de la amplia comunidad evangélica evitan estas divisiones doctrinales agrupándose bajo otros motivos, como un estilo de alabanza, enseñanza o misión específica afín a todos los miembros de una misma congregación; únicamente están de acuerdo en estar en desacuerdo sobre divisiones doctrinales.

Cualquiera que sea el motivo (incluyendo temas no menos integrales como la iglesia, el evangelio, o el mundo), los cristianos somos gente dividida. Por el contrario, Cristo rechazó tal reduccionismo y división eclesial, teológica y humana al mantener un claro centro basado en el amor y reflejado en la unidad.

¿QUÉ QUEREMOS DECIR CON “TODA LA IGLESIA”?
A lo largo de los Evangelios, Cristo intenta formar una comunidad que no excluya a los grupos religiosos profundamente comprometidos del momento, incluyendo a Fariseos y Saduceos (aunque ellos se autoexcluyeran y desvincularan). Cristo busca un terreno común como eje para su comunidad, incorporando incluso aquellas voces marginales en su compañía de portadores de su mensaje.

Marcos 9:38–41 expande nuestra noción de “toda la iglesia”. Alguien en los márgenes doctrinales, en los extremos (llámesele iglesia emergente, de la teología de la liberación, de la prosperidad, carismáticos, etc.), está ministrando bajo el nombre de Cristo. Los discípulos están intentando impedir su actividad, provocando la siguiente respuesta de Cristo: “El que no es contra nosotros, por nosotros es.”

Hoy en día, muchas iglesias evangélicas trazan afiladas líneas divisorias para indicar quién está dentro y quién fuera. Haciendo uso de la doctrina, los evangélicos solucionan desde temas relacionados con los santos, María o el papel de las imágenes en la adoración, hasta el derramamiento del Espíritu Santo. Estas líneas doctrinales ayudan a aquellos evangélicos menos ilustrados a interpretar que ellos son toda la iglesia.

No obstante, la histórica, Cristo-céntrica comunidad de creyentes incluye hermanas y hermanos comprometidos a las principales denominaciones protestantes, así como al cristianismo ortodoxo y catolicismo romano. Porque el hecho de que una de estas tradiciones cristianas históricas se declare exclusivamente “toda la iglesia” implica un directo ataque a las otras. Del mismo modo, nosotros los evangélicos, parte fundamental del mosaico Cristiano, seríamos presuntuosos al asumir que nuestra expresión de la tradición cristiana encarna “toda la iglesia”.

¿QUÉ QUEREMOS DECIR CON “TODO EL EVANGELIO”?
Los evangélicos que creen que han comprendido todo el evangelio están confundidos. Como el director de una comunidad internacional comprometida con el servicio misional, no puedo contar las cartas y e-mails que hemos recibido de varias iglesias evangélicas preocupadas porque no seguimos una doctrina particular como base de nuestra identidad como comunidad. Su “todo” está compuesto por pedazos y trocitos.

Cristo expuso la sencillez del corazón del Evangelio: “De tal manera amó Dios al mundo […]” lo resume. La ética del Evangelio, “ama a Dios con todo tu ser, y ama a tu prójimo, a la humanidad, con sinceridad”, es el resultado lógico. Cristo destinó mucho de su tiempo a desmantelar divisiones doctrinales encarnando la fuerza motivadora del amor. Él sanó la mano de un hombre durante el Sábat no sólo por compasión sino también para crear un conflicto alrededor de una doctrina que se había convertido en una barrera para el amor. Jesús también creó otros conflictos intencionalmente en relación a prácticas como el ayuno, la familia y las relaciones entre la persona y el estado. El no entender la deliberada creación de estos llevó a muchos a pensar que Jesús era condescendiente con ciertas prácticas sexuales al centrar su atención en la mujer que fue pillada en acto de adulterio en lugar de entender la relevante acusación que Él estaba haciendo de todos los religiosos que estaban ansiosos por juzgar a aquella mujer.

El amor es el camino porque el amor es el mensaje; Dios es amor. Cuando un dictado religioso creado socialmente se inmiscuía en el camino del amor, Cristo ponía de relevancia el corazón reduccionista de éste. El sentido que Cristo quería darle a “todo el evangelio” no estaba basado en lo que no era, en lo que excluía, sino en lo que era: amor.

¿QUÉ QUEREMOS DECIR CON “TODO EL MUNDO”?
Cristo nunca ofreció fórmulas sencillas de envolver, presentar o anunciar su mensaje de unidad y amor. En las Escrituras, Jesús interactúa con la gente de una manera honorable, amante e invitante. En una ocasión, Cristo le dijo a un joven: “Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres.” A otros les decía: “Id en paz.” Después de sanar a un hombre, Jesús le pidió: “no se lo digas a nadie.” Cristo salía al encuentro de las personas y retaba a cada uno a estar dónde debía estar, mientras afirmaba constantemente la inigualable humanidad de cada persona.

Por desgracia, el compromiso de los evangélicos con la evangelización del mundo ha estado mayormente centrada en grupos o estrategias particulares que reducen a las personas y comunidades en simples objetivos. Incluso peor, muchos movimientos misioneros modernos han sobre-identificado sus objetivos con un pequeño aspecto de cómo viven o cómo sufren.

Muchos de los intentos de ser holista en la misión agravan este reduccionismo al sobre-compensar lo que parece estar faltando en las estrategias de evangelización. Este error pertenece mayormente a aquellos que sirven entre los explotados, oprimidos, y pobres. El lenguaje del holismo se ha convertido en la percha sobre la que los tipos de justicia social han colgado sus sombreros. Pero esto sólo hace más que empujar el péndulo hacia el otro lado. Una misión holista no puede ser reducida a versiones de la misión entre los pobres. El amor de Cristo ofrece soluciones para la necesidad de cada ser humano. El hablar simplemente de Jesús es un crimen contra el holismo y el corazón del evangelio.

ENTONCES, ¿QUÉ QUEREMOS DECIR CON HOLISMO?
Nuestro compromiso misional debe ser rendirnos de lleno a la misericordia de todo el evangelio, al celebrarlo toda la iglesia para que todo el mundo pueda vernos ser testigos de la esperanza en Cristo. Este es nuestro objetivo y nuestro ideal, pero debemos abrazar este compromiso humildemente, más como un propósito que como una declaración.

El entendimiento evangélico de holismo tiene muchos huecos. Irónicamente, no hemos rellenado estos con amor y unidad. Contrariamente, hemos rellenado y protegido tanto las doctrinas eclesiales, teológicas y misionales que hemos excluido aquellos a los que Cristo acogió. Los cristianos atentos y comprensivos deben basar su reconstrucción del holismo en una visión más nítida de la iglesia, del evangelio y del mundo, basada en el amor como único y verdadero indicador de integridad.

Christopher L. Heuertz es el director ejecutivo internacional de Word Made Flesh, y trabaja con los sectores más pobres y vulnerables del mundo. También es el autor de La Espiritualidad Simple: Aprendiendo a ver a Dios en un mundo roto.

El movimiento Lausana entra en la recta final de su tercer encuentro (Lausana III, en Ciudad del Cabo, en octubre de 2010). Con este motivo, organiza un foro global por internet llamado “Conversación Global de Lausana”. A través de blogs, forums de discusión y otras herramientas interactivas como Twitter y Facebook, la conversación global permitirá que se oigan las voces de todos. Por ello, este foro está abierto a todos los cristianos evangélicos del mundo entero, y servirá para debatir las cuestiones centrales que se debatirán en CP2010, incluyendo el contenido de este artículo.

Te recordamos la web de la “Conversación Global de Lausana” ¡No dejes de participar!

Fuente: CT2020. Traducción y adaptación de Lidia Gª Pérez. Edición: ProtestanteDigital